Además, todos los comensales tenían delante platos con huevos para comer, menos Sánchez, que, según han interpretado algunos comentaristas en las redes, era el único “sin huevos” en la mesa.
¿Casualidad o humillación rebuscada? Conociendo al astuto sultán marroquí, la única explicación del escenario es que estuvo minuciosamente preparado para ridiculizar a Sánchez y humillar a España.
Las redes sociales se han puesto al rojo vivo tras las ofensas de Mohamed VI y el papel pasivo, ridículo e idiotizado del presidente español.
En la mayoría de los comentarios y artículos se dice que Sánchez ni miró nuestra bandera y si la vio no tuvo la valentía de honrarla. Sobre Tarik, seguramente ni sabrá quién es.
Lo más grave y doloroso del asunto es que todo huele a rendición española sin paliativos y que, como muchas actuaciones del gobierno español, está envuelto en mentiras y confusiones. El gobierno dijo que a cambio de su traición a los saharauis había obtenido garantías sobre la integridad territorial de Ceuta y Melilla y la soberanía española sobre esas ciudades, pero en el comunicado oficial de Marruecos no aparece reflejo alguno de ese logro, que huele a mentira sanchista.
Otra desgraciada actuación y otra prueba contundente de la insolvencia y falsedad del gobierno de Pedro Sánchez.
La única solución ante el permanente desprecio marroquí a España pasa por un serio rearme de las Fuerzas Armadas españolas y la aplicación de los principios de respeto y reciprocidad en las relaciones mutuas, abandonando la cobardía y el ridiculo entreguismo de España, que solo provoca desprecio e irrespeto en Rabat.
Francisco Rubiales
¿Casualidad o humillación rebuscada? Conociendo al astuto sultán marroquí, la única explicación del escenario es que estuvo minuciosamente preparado para ridiculizar a Sánchez y humillar a España.
Las redes sociales se han puesto al rojo vivo tras las ofensas de Mohamed VI y el papel pasivo, ridículo e idiotizado del presidente español.
En la mayoría de los comentarios y artículos se dice que Sánchez ni miró nuestra bandera y si la vio no tuvo la valentía de honrarla. Sobre Tarik, seguramente ni sabrá quién es.
Lo más grave y doloroso del asunto es que todo huele a rendición española sin paliativos y que, como muchas actuaciones del gobierno español, está envuelto en mentiras y confusiones. El gobierno dijo que a cambio de su traición a los saharauis había obtenido garantías sobre la integridad territorial de Ceuta y Melilla y la soberanía española sobre esas ciudades, pero en el comunicado oficial de Marruecos no aparece reflejo alguno de ese logro, que huele a mentira sanchista.
Otra desgraciada actuación y otra prueba contundente de la insolvencia y falsedad del gobierno de Pedro Sánchez.
La única solución ante el permanente desprecio marroquí a España pasa por un serio rearme de las Fuerzas Armadas españolas y la aplicación de los principios de respeto y reciprocidad en las relaciones mutuas, abandonando la cobardía y el ridiculo entreguismo de España, que solo provoca desprecio e irrespeto en Rabat.
Francisco Rubiales
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