En España, el país que a lo largo de su Historia más defendió a Dios y que ha bautizado a seis de cada diez cristianos existentes en el mundo, tenemos hoy un gobierno de ateos que se niegan a jurar sus cargos y que sólo lo prometen, sin Biblia ni crucifijo. El asesinato constante de Dios ha sido el rasgo más acentuado de los partidos políticos españoles durante la falsa democracia que se inauguró tras la muerte de Franco.
La llamada "progresía", uno de cuyos rasgos principales es el rechazo a Dios, lo domina casi todo en la España de hoy, defendida desde la izquierda y también desde una derecha cobarde que ha renunciado a muchas de sus raices, entre ellas el cristianismo y los principios liberales. Ser "progre" significa hoy en España arrancar las cruces de cuajo de las plazas, de los cementerios, de las escuelas y de los despachos, declarándose ateos, entrar en las iglesias con las tetas fuera e insultar y acorralar a los cristianos.
Durante años estuve pensando por qué razón los gobiernos "progres" odian tanto a los cristianos que desean que desaparezcan. No entendía por qué se atacaba a Dios cuando la misma idea de Dios es un sostén de la moral, de los derechos del ser humano y del bien común, que también deberían ser los fines de la política.
Resulta que un cristiano practicante se siente libre y fuerte por ser hijo de Dios y capacitado para enfrentarse al mal y a la misma muerte con entereza. En apariencia, esa fortaleza y capacidad de ser libres y de rebelarse contra el mal debería ser admirada y premiada por la clase política, pero ocurre justo lo contrario porque los políticos prefieren el dominio y la sumisión del pueblo antes que la libertad y el valor. A los muy cobardes les aterroriza que un cristiano libre puede plantarle cara a cualquiera de los muchos políticos corruptos y ladrones que están pudriendo nuestro mundo y llenándolo de injusticia y basura. La existencia de esos hombres y mujeres libres y con Dios produce miedo en las clases dirigentes, mucho más interesadas en conservar su poder y dominio sobre el mundo que en gobernar sobre ciudadanos libres, fuertes y felices.
El político mediocre que inunda nuestros partidos y gobiernos se siente más inseguro rodeado de héroes que de esclavos y es obvio que promocione más una religión como el Islam, que significa "Sumisión", que un cristianismo que otorga al hombre una dignidad suprema y exalta la libertad individual.
Por eso han decidido prescindir y, si pueden, asesinar la idea de Dios, creyendo que así acabarán también con la libertad de los cristianos y lograban llenar la sociedad de esas masas de cobardes lobotomizados, traidores y envidiosos que se forman en sus escuelas y universidades, donde los principios, los valores, el honor y la fe son diariamente reprimidos e ignorados para producir esclavos y borregos asustados.
Por fortuna, en otros países del mundo con muchas menos tradiciones religiosas que España, pero con ciudadanos y políticos más valientes y dignos, la idea de Dios está siendo recuperada y se considera necesaria para regenerar la vida y la política.
El vídeo que ilustra este artículo es un ejemplo de mensaje envidiable de libertad y respeto a Dios, emitido por Donald Trump, como también lo son otros discursos de líderes democráticos y decentes de países que han descubierto que la falsa "progresía" moderna que defienden esos políticos arrogantes y cargados de privilegios y dinero que dominan la escena mundial conduce a los pueblos hacia la esclavitud y el fracaso.
En su discurso, Trump afirma: "Queremos que nuestros hijos conozcan las bendiciones de Dios".
Francisco Rubiales
La llamada "progresía", uno de cuyos rasgos principales es el rechazo a Dios, lo domina casi todo en la España de hoy, defendida desde la izquierda y también desde una derecha cobarde que ha renunciado a muchas de sus raices, entre ellas el cristianismo y los principios liberales. Ser "progre" significa hoy en España arrancar las cruces de cuajo de las plazas, de los cementerios, de las escuelas y de los despachos, declarándose ateos, entrar en las iglesias con las tetas fuera e insultar y acorralar a los cristianos.
Durante años estuve pensando por qué razón los gobiernos "progres" odian tanto a los cristianos que desean que desaparezcan. No entendía por qué se atacaba a Dios cuando la misma idea de Dios es un sostén de la moral, de los derechos del ser humano y del bien común, que también deberían ser los fines de la política.
Resulta que un cristiano practicante se siente libre y fuerte por ser hijo de Dios y capacitado para enfrentarse al mal y a la misma muerte con entereza. En apariencia, esa fortaleza y capacidad de ser libres y de rebelarse contra el mal debería ser admirada y premiada por la clase política, pero ocurre justo lo contrario porque los políticos prefieren el dominio y la sumisión del pueblo antes que la libertad y el valor. A los muy cobardes les aterroriza que un cristiano libre puede plantarle cara a cualquiera de los muchos políticos corruptos y ladrones que están pudriendo nuestro mundo y llenándolo de injusticia y basura. La existencia de esos hombres y mujeres libres y con Dios produce miedo en las clases dirigentes, mucho más interesadas en conservar su poder y dominio sobre el mundo que en gobernar sobre ciudadanos libres, fuertes y felices.
El político mediocre que inunda nuestros partidos y gobiernos se siente más inseguro rodeado de héroes que de esclavos y es obvio que promocione más una religión como el Islam, que significa "Sumisión", que un cristianismo que otorga al hombre una dignidad suprema y exalta la libertad individual.
Por eso han decidido prescindir y, si pueden, asesinar la idea de Dios, creyendo que así acabarán también con la libertad de los cristianos y lograban llenar la sociedad de esas masas de cobardes lobotomizados, traidores y envidiosos que se forman en sus escuelas y universidades, donde los principios, los valores, el honor y la fe son diariamente reprimidos e ignorados para producir esclavos y borregos asustados.
Por fortuna, en otros países del mundo con muchas menos tradiciones religiosas que España, pero con ciudadanos y políticos más valientes y dignos, la idea de Dios está siendo recuperada y se considera necesaria para regenerar la vida y la política.
El vídeo que ilustra este artículo es un ejemplo de mensaje envidiable de libertad y respeto a Dios, emitido por Donald Trump, como también lo son otros discursos de líderes democráticos y decentes de países que han descubierto que la falsa "progresía" moderna que defienden esos políticos arrogantes y cargados de privilegios y dinero que dominan la escena mundial conduce a los pueblos hacia la esclavitud y el fracaso.
En su discurso, Trump afirma: "Queremos que nuestros hijos conozcan las bendiciones de Dios".
Francisco Rubiales
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