Por tercer año consecutivo, los partidos políticos son percibidos por los ciudadanos como las entidades más corruptas en la mayoría de los países del mundo, según datos de Transparencia Internacional. Sin embargo, el dato más preocupante del estudio es que aumenta la desconfianza de los ciudadanos en todas las instituciones, sin excepción, sobre todo en las relacionadas con la política y el gobierno.
El recién publicado Barómetro Global 2005 de la Corrupción de Transparencia Internacional también revela que los ciudadanos creen que la situación ha empeorado.
Transparencia Internacional, que aprovechó el Día Mundial de Lucha contra la Corrupción para publicar su informe anual, realizado sobre la percepción de 55.000 personas de 69 Estados, considera las conclusiones "preocupantes" y "no muy optimistas".
Por tercer año consecutivo, los ciudadanos de 45 de los 69 países encuestados reservan su peor nota para los partidos políticos. En 2004, los partidos eran considerados como las instituciones más corruptas en 36 de 62 países estudiados. En una escala de 1 -para las instituciones más limpias- y 5 -para las más corruptas-, los partidos obtienen un 4. Detrás vienen los parlamentos (3,7), la policía (3,6) y el sistema judicial (3,5). El barómetro es "una denuncia a los sistemas políticos y de justicia en todo el mundo", apunta el informe.
El problema, en palabras de Manuel Villoria, catedrático de Ciencias Políticas y miembro de TI, es que "para los ciudadanos, la corrupción empeora". "La política está contaminada por la corrupción", añade Villoria. Las formaciones españolas no son una excepción; se llevan un 3,4. "En España, los partidos no responden a la ética que la sociedad les pide", explica Villoria. En la mayoría de los países de América Latina encuestados, la nota supera el 4,5.
El Barómetro insiste en que la situación actual da paso a cierto pesimismo en cuanto a la lucha contra la corrupción. "En el mundo hay grandes problemas: la droga, el terrorismo, el tráfico de armas y la corrupción", apunta Antonio Garrigues, presidente de la Fundación Ortega y Gasset y miembro de Transparencia, antes de subrayar que "no hay sensación de que la cosa mejore". La mayoría de la población de 48 de los 69 Estados encuestados considera que la corrupción aumentó en los últimos tres años y el 44% piensa que aumentará en los próximos tres, mientras el 30% cree que el nivel de corrupción se mantendrá igual.
Otro dato llamativo del estudio de Transparencia es que ninguna institución es más o menos limpia u honrada. Las ONG y las entidades religiosas, que suelen beneficiarse de más confianza, obtienen, en el mundo, puntuaciones superiores a 2,5 (2,8 y 2,6, respectivamente). En España, las entidades religiosas alcanzan el 3. "Esa percepción negativa se explica cuando las iglesias se meten en política, cuando aspectos religiosos están en el centro del debate político", explicó Villoria recordando el caso de Israel y Grecia, donde, según sus ciudadanos, las entidades religiosas son las más corruptas al obtener un 3,8 y un 3,7, respectivamente.
Frente a esas conclusiones, los expertos insistieron en la importancia del debate público. El presidente de Transparencia, Jesús Lizcano, indicó que "el esfuerzo a corto plazo es la aplicación de la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción" -que entrará en vigor el próximo día 14- y "a largo plazo, la educación". Garrigues concluye: "Lo que hace falta es más transparencia".
El recién publicado Barómetro Global 2005 de la Corrupción de Transparencia Internacional también revela que los ciudadanos creen que la situación ha empeorado.
Transparencia Internacional, que aprovechó el Día Mundial de Lucha contra la Corrupción para publicar su informe anual, realizado sobre la percepción de 55.000 personas de 69 Estados, considera las conclusiones "preocupantes" y "no muy optimistas".
Por tercer año consecutivo, los ciudadanos de 45 de los 69 países encuestados reservan su peor nota para los partidos políticos. En 2004, los partidos eran considerados como las instituciones más corruptas en 36 de 62 países estudiados. En una escala de 1 -para las instituciones más limpias- y 5 -para las más corruptas-, los partidos obtienen un 4. Detrás vienen los parlamentos (3,7), la policía (3,6) y el sistema judicial (3,5). El barómetro es "una denuncia a los sistemas políticos y de justicia en todo el mundo", apunta el informe.
El problema, en palabras de Manuel Villoria, catedrático de Ciencias Políticas y miembro de TI, es que "para los ciudadanos, la corrupción empeora". "La política está contaminada por la corrupción", añade Villoria. Las formaciones españolas no son una excepción; se llevan un 3,4. "En España, los partidos no responden a la ética que la sociedad les pide", explica Villoria. En la mayoría de los países de América Latina encuestados, la nota supera el 4,5.
El Barómetro insiste en que la situación actual da paso a cierto pesimismo en cuanto a la lucha contra la corrupción. "En el mundo hay grandes problemas: la droga, el terrorismo, el tráfico de armas y la corrupción", apunta Antonio Garrigues, presidente de la Fundación Ortega y Gasset y miembro de Transparencia, antes de subrayar que "no hay sensación de que la cosa mejore". La mayoría de la población de 48 de los 69 Estados encuestados considera que la corrupción aumentó en los últimos tres años y el 44% piensa que aumentará en los próximos tres, mientras el 30% cree que el nivel de corrupción se mantendrá igual.
Otro dato llamativo del estudio de Transparencia es que ninguna institución es más o menos limpia u honrada. Las ONG y las entidades religiosas, que suelen beneficiarse de más confianza, obtienen, en el mundo, puntuaciones superiores a 2,5 (2,8 y 2,6, respectivamente). En España, las entidades religiosas alcanzan el 3. "Esa percepción negativa se explica cuando las iglesias se meten en política, cuando aspectos religiosos están en el centro del debate político", explicó Villoria recordando el caso de Israel y Grecia, donde, según sus ciudadanos, las entidades religiosas son las más corruptas al obtener un 3,8 y un 3,7, respectivamente.
Frente a esas conclusiones, los expertos insistieron en la importancia del debate público. El presidente de Transparencia, Jesús Lizcano, indicó que "el esfuerzo a corto plazo es la aplicación de la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción" -que entrará en vigor el próximo día 14- y "a largo plazo, la educación". Garrigues concluye: "Lo que hace falta es más transparencia".
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