Circula por Internet –vaya a saber desde cuándo- un texto realizado por “un filósofo español” (aunque no indica quién es el citado erudito) en el que se refiere a los argentinos, a cómo somos los argentinos. Aunque sea para el cordial debate (¿es posible un cordial debate con los argentinos sobre ellos mismos?), reproduzco varios pasajes del mismo.
“Los argentinos están entre vosotros, pero no son como vosotros”, comienza afirmando el citado texto. “No intentéis conocerlos, porque su alma vive en el mundo impenetrable de la dualidad. En realidad, ellos mismos no se conocen”.
“Creen en la interpretación de los sueños, en Freud y el horóscopo chino, visitan al médico y también al curandero, todo al mismo tiempo”. Más adelante, sostiene el texto: “Tratan a Dios como “el flaco” y se mofan de los ritos religiosos, aunque los presidentes no se pierden un tedéum (oficio) en la catedral”. Y advierte el autor: “No discutáis con ellos jamás!!!. Los argentinos nacen con sabiduría inmanente!!!!. Saben y opinan de todo!”.
“Hermanos, ellos son el “pueblo elegido”....por ellos mismos”, explica el anónimo autor, y destaca: “Individualmente, se caracterizan por su simpatía y su inteligencia, en grupo son insoportables por su griterío y apasionamiento”.
No tiene desperdicio la siguiente afirmación: “Cada uno es un genio, y los genios no se llevan bien entre ellos; por eso es fácil reunir argentinos, unirlos imposible”. Debe ser por esto que “un argentino es capaz de lograr todo en el mundo. menos el aplauso de otros argentinos”.
“Los argentinos” –añade el texto- “son hiperbólicos y desmesurados, van de un extremo a otro con sus opiniones y acciones. Cuando discuten no dicen: No estoy de acuerdo, sino: Usted está absolutamente equivocado!”. Y continúa: “Aman tanto la contradicción que llaman “bárbara” a una mujer linda, a un erudito lo bautizan “bestia”, a un mero futbolista “genio” y cuando manifiestan extrema amistad te califican de “boludo” y si el afecto y confianza es mucho más grande, eres un “hijo de puta...”
Aquí otra perla: “Son el único pueblo del mundo que comienza sus frases con la palabra NO. Cuando alguien les agradece, dicen: NO. De nada”. Y sobre sus “conocimientos”, describe el citado texto: “Cualquier argentino dirá que sabe como se debe pagar la deuda externa, enderezar a los militares, aconsejar al resto de América latina, disminuir el hambre de Africa y enseñar economía en USA”.
Nuestro anónimo autor recupera a Ortega y Gasset, quien en algún momento afirmó: “(los argentinos) Viven una permanente disociación entre la imagen que tienen de sí mismo y la realidad”. Y también recuerda que “tienen un espantoso temor al ridículo, pero se describen a si mismos como liberados. Son prejuiciosos, pero creen ser amplios, generosos y tolerantes. Son racistas al punto de hablar de “negros de mierda” o “cabecitas negras”. Y sintentiza:
“Los argentinos son italianos que hablan en español”; “pretenden sueldos norteamericanos y vivir como ingleses”; dicen discursos franceses y votan como senegaleses”; piensan como zurdos (izquierdistas) y viven como burgueses”; alaban el emprendimiento canadiense y tienen una organización boliviana”; “admiran el orden suizo y practican un desorden iraquí”. En realidad, son un misterio, finaliza nuestro supuesto filósofo.
Humildemente creo que lo destacable no es que nos puedan ver de esta manera, sino que no nos demos cuenta –O NO QUERAMOS HACERLO- que así somos esencialmente y que sigamos creyendo que hemos nacido, por ejemplo, con la razón de nuestro lado. Seguramente nos falta desarrollar bastante mas la capacidad de autocrítica, mirándonos mucho más al espejo y reconociéndonos como somos, sin importarnos cómo son o se expresan los demás.
eduardo caldarola de bello
“Los argentinos están entre vosotros, pero no son como vosotros”, comienza afirmando el citado texto. “No intentéis conocerlos, porque su alma vive en el mundo impenetrable de la dualidad. En realidad, ellos mismos no se conocen”.
“Creen en la interpretación de los sueños, en Freud y el horóscopo chino, visitan al médico y también al curandero, todo al mismo tiempo”. Más adelante, sostiene el texto: “Tratan a Dios como “el flaco” y se mofan de los ritos religiosos, aunque los presidentes no se pierden un tedéum (oficio) en la catedral”. Y advierte el autor: “No discutáis con ellos jamás!!!. Los argentinos nacen con sabiduría inmanente!!!!. Saben y opinan de todo!”.
“Hermanos, ellos son el “pueblo elegido”....por ellos mismos”, explica el anónimo autor, y destaca: “Individualmente, se caracterizan por su simpatía y su inteligencia, en grupo son insoportables por su griterío y apasionamiento”.
No tiene desperdicio la siguiente afirmación: “Cada uno es un genio, y los genios no se llevan bien entre ellos; por eso es fácil reunir argentinos, unirlos imposible”. Debe ser por esto que “un argentino es capaz de lograr todo en el mundo. menos el aplauso de otros argentinos”.
“Los argentinos” –añade el texto- “son hiperbólicos y desmesurados, van de un extremo a otro con sus opiniones y acciones. Cuando discuten no dicen: No estoy de acuerdo, sino: Usted está absolutamente equivocado!”. Y continúa: “Aman tanto la contradicción que llaman “bárbara” a una mujer linda, a un erudito lo bautizan “bestia”, a un mero futbolista “genio” y cuando manifiestan extrema amistad te califican de “boludo” y si el afecto y confianza es mucho más grande, eres un “hijo de puta...”
Aquí otra perla: “Son el único pueblo del mundo que comienza sus frases con la palabra NO. Cuando alguien les agradece, dicen: NO. De nada”. Y sobre sus “conocimientos”, describe el citado texto: “Cualquier argentino dirá que sabe como se debe pagar la deuda externa, enderezar a los militares, aconsejar al resto de América latina, disminuir el hambre de Africa y enseñar economía en USA”.
Nuestro anónimo autor recupera a Ortega y Gasset, quien en algún momento afirmó: “(los argentinos) Viven una permanente disociación entre la imagen que tienen de sí mismo y la realidad”. Y también recuerda que “tienen un espantoso temor al ridículo, pero se describen a si mismos como liberados. Son prejuiciosos, pero creen ser amplios, generosos y tolerantes. Son racistas al punto de hablar de “negros de mierda” o “cabecitas negras”. Y sintentiza:
“Los argentinos son italianos que hablan en español”; “pretenden sueldos norteamericanos y vivir como ingleses”; dicen discursos franceses y votan como senegaleses”; piensan como zurdos (izquierdistas) y viven como burgueses”; alaban el emprendimiento canadiense y tienen una organización boliviana”; “admiran el orden suizo y practican un desorden iraquí”. En realidad, son un misterio, finaliza nuestro supuesto filósofo.
Humildemente creo que lo destacable no es que nos puedan ver de esta manera, sino que no nos demos cuenta –O NO QUERAMOS HACERLO- que así somos esencialmente y que sigamos creyendo que hemos nacido, por ejemplo, con la razón de nuestro lado. Seguramente nos falta desarrollar bastante mas la capacidad de autocrítica, mirándonos mucho más al espejo y reconociéndonos como somos, sin importarnos cómo son o se expresan los demás.
eduardo caldarola de bello
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