Trevor Kavanagh afirma que "En Europa hay una revuelta popular contra la arrogancia de una élite política que no ha sido elegida", refiriéndose a los eurócratas de Bruselas. Kavanagh, editor político del británico "The Sun" y amigo del magnate australiano Rupert Murdoch, es considerado por muchos como el hombre más influyente de Gran Bretaña.
Bruselas y su legión de políticos al servicio de la Unión corre el riesgo de convertirse en el "chivo expiatorio" de la crisis generada por los "noes" de los ciudadanos franceses y holandeses y por el sorprendente descubrimiento de que los ciudadanos ya no se fían de sus representantes políticos. Kavanagh no es el único que les señala y cada día lo hacen más políticos europeos, quizás con la intención de desviar el problema hacia la burocracia de Bruselas, la única que no ha sido elegida mediante el voto popular en la estructura democrática de Europa.
Sin embargo, culpar sólo a los de Bruselas sería injusto porque el rechazo del pueblo es "a los políticos en genral", no sólo a los eurócratas. Es más, en las circunstancias presentes, los ciudadanos cabreados de Europa no distinguen entre los que han sido y los que no han sido elegidos. La desconfianza y la ira se orienta hacia las élites políticas europeas que se han afincado en el poder y que, en lugar de haber apostado por el servicio y por dignificar la política, han optado por los privilegios y por practicar una política poco digna y menos democrática, oscura, incomprensible, elitista y hecha al margen de los ciudadanos.
Cuando sí acierta Kavanagh es al condenar la "oscuridad" que rodera a la política de Bruselas y a la política en general. "Dicen que hay que aceptar lo malo para conseguir lo bueno, que el fin justifica los medios. Lo medios europeos son tan antidemocráticos, tan caóticos y tan poco responsables que el fin queda oscurecido. Nadie sabe hacia donde se dirige la Unión Europea".
El lamento del editor de "The Sun" es el mismo que pronuncian estos días ante las cámaras, los micrófonos y las grabadoras miles de profesores universitarios y expertos consultados, todos de acuerdo, con ricos matices, en que la política ha perdido el rumbo porque se ha alejado de los ciudadanos y se ha convertido en un asunto oscuro, arrogante y exclusivo de unas castas políticas volcadas en el privilegio y el poder.
Y también existe una curiosa coincidencia en la conclusión principal. Kavanagh afirma que "el sistema, basado en el respeto, está empezando a resquebrajarse", mientras que los intelectuales y pensadores creen que si los políticos no corrigen el rumbo, se encontrarán pronto frente a una revuelta popular.
FR
Bruselas y su legión de políticos al servicio de la Unión corre el riesgo de convertirse en el "chivo expiatorio" de la crisis generada por los "noes" de los ciudadanos franceses y holandeses y por el sorprendente descubrimiento de que los ciudadanos ya no se fían de sus representantes políticos. Kavanagh no es el único que les señala y cada día lo hacen más políticos europeos, quizás con la intención de desviar el problema hacia la burocracia de Bruselas, la única que no ha sido elegida mediante el voto popular en la estructura democrática de Europa.
Sin embargo, culpar sólo a los de Bruselas sería injusto porque el rechazo del pueblo es "a los políticos en genral", no sólo a los eurócratas. Es más, en las circunstancias presentes, los ciudadanos cabreados de Europa no distinguen entre los que han sido y los que no han sido elegidos. La desconfianza y la ira se orienta hacia las élites políticas europeas que se han afincado en el poder y que, en lugar de haber apostado por el servicio y por dignificar la política, han optado por los privilegios y por practicar una política poco digna y menos democrática, oscura, incomprensible, elitista y hecha al margen de los ciudadanos.
Cuando sí acierta Kavanagh es al condenar la "oscuridad" que rodera a la política de Bruselas y a la política en general. "Dicen que hay que aceptar lo malo para conseguir lo bueno, que el fin justifica los medios. Lo medios europeos son tan antidemocráticos, tan caóticos y tan poco responsables que el fin queda oscurecido. Nadie sabe hacia donde se dirige la Unión Europea".
El lamento del editor de "The Sun" es el mismo que pronuncian estos días ante las cámaras, los micrófonos y las grabadoras miles de profesores universitarios y expertos consultados, todos de acuerdo, con ricos matices, en que la política ha perdido el rumbo porque se ha alejado de los ciudadanos y se ha convertido en un asunto oscuro, arrogante y exclusivo de unas castas políticas volcadas en el privilegio y el poder.
Y también existe una curiosa coincidencia en la conclusión principal. Kavanagh afirma que "el sistema, basado en el respeto, está empezando a resquebrajarse", mientras que los intelectuales y pensadores creen que si los políticos no corrigen el rumbo, se encontrarán pronto frente a una revuelta popular.
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