El rey Felipe VI ya escandalizó a los españoles cuando en junio de 2019 aceptó ser condecorado en Londres con la orden de la Jarretera, máxima distinción británica, que representa el agradecimiento británico a los que ayudan a engrandecer Gran Bretaña. Entonces ya fue criticado por coquetear con el país que mantiene en España la colonia de Gibraltar, la única existente en Europa.
Muchos españoles desearían enviarle hoy al rey Felipe el siguiente mensaje: "Vuestra presencia en Londres, corazón de la Gran Bretaña enemiga de España, nos produce vergüenza a los demócratas y patriotas españoles. Vuestro deber, como rey de España, es reivindicar siempre la Gibraltar robada, no rendir homenaje al gran enemigo".
Conviene también recordar a nuestro rey Felipe, que no entendemos cómo se encuentra en Londres, capital enemiga, rindiendo homenaje a la Gran Bretaña en la coronación de Carlos III, rey hereje y máximo responsable de la piratería británica.
El rey Felipe debería recordar lo que nos dijo el gran héroe español y patriota Blas de Lezo: “Todo español debería mear siempre mirando a Inglaterra”.
En la constitución española debería existir un mandato, ineludible para todo representante del pueblo español, sobre todo para el jefe del Estado, que les obligue a reivindicar siempre, hasta la muerte, la soberanía española de Gibraltar. Homenajear al británico es algo cercano a la traición.
La existencia de Gibraltar, un trozo de España arrebatado por los ingleses, es un agravio importante y humillante para España y el rey de los españoles debería sentirse humillado y dolido, en lugar de feliz y sonriente, ante ese hecho que nos degrada.
Pero los políticos y las élites poderosas de España asumen esa mutilación de la patria y, llenos de osadía arrogante y ajena al interés de España, coquetean con los británicos, a los que muchas veces se someten.
Francisco Rubiales
Muchos españoles desearían enviarle hoy al rey Felipe el siguiente mensaje: "Vuestra presencia en Londres, corazón de la Gran Bretaña enemiga de España, nos produce vergüenza a los demócratas y patriotas españoles. Vuestro deber, como rey de España, es reivindicar siempre la Gibraltar robada, no rendir homenaje al gran enemigo".
Conviene también recordar a nuestro rey Felipe, que no entendemos cómo se encuentra en Londres, capital enemiga, rindiendo homenaje a la Gran Bretaña en la coronación de Carlos III, rey hereje y máximo responsable de la piratería británica.
El rey Felipe debería recordar lo que nos dijo el gran héroe español y patriota Blas de Lezo: “Todo español debería mear siempre mirando a Inglaterra”.
En la constitución española debería existir un mandato, ineludible para todo representante del pueblo español, sobre todo para el jefe del Estado, que les obligue a reivindicar siempre, hasta la muerte, la soberanía española de Gibraltar. Homenajear al británico es algo cercano a la traición.
La existencia de Gibraltar, un trozo de España arrebatado por los ingleses, es un agravio importante y humillante para España y el rey de los españoles debería sentirse humillado y dolido, en lugar de feliz y sonriente, ante ese hecho que nos degrada.
Pero los políticos y las élites poderosas de España asumen esa mutilación de la patria y, llenos de osadía arrogante y ajena al interés de España, coquetean con los británicos, a los que muchas veces se someten.
Francisco Rubiales
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