En este momento, no existe en España mejor carrera que la de político. Es una trocha fácil para acceder al poder y al dinero, sin exámenes, sin exigencias académicas complicadas, sin requisitos morales, sin necesidad de dominar idiomas, sin méritos ni curriculum. Un verdadero chollo.
Si ya eres político y quieres tener éxito seguro en esa carrera y tener solucionada tu vida para siempre, te diré un gran secreto: La clave del éxito consiste en acceder a ciertos niveles de confianza dentro del partido, donde se conocen los secretos y las verdades. Una vez llegado a ese punto, el partido te cuidará en adelante para que nunca hables y te consideres un miembro del grupo con la boca sellada. El dinero nunca te faltará, ni la protección del grupo, dos valores que no pueden ofrecerte otras profesiones, ni siquiera los ingenieros, arquitectos, médicos o altos funcionarios de la Administración del Estado.
El político no suele tener alto nivel universitario, pero la verdad es que no lo necesita. Ningún titulado por universidad alguna alcanza los niveles de poder, ingresos y brillo social que consiguen los políticos que sobrepasan el nivel medio. Cualquier alcalde de pueblo tiene mas poder que un centenar de médicos juntos y a su alrededor suelen bailar ingenieros, arquitectos y empresarios, todos atraídos por el dinero público fácil, del que el alcalde controla el grifo.
La política no es así en todas partes, pero sí en España, donde esa profesión ha conseguido, con la complicidad de los votantes, eliminar todas las exigencias lógicas, los controles democráticos, los requisitos éticos y hasta el concepto de servicio al pueblo, sustituyéndolo por un estatus de poder y de impunidad que permite disfrutar de poder, dinero y brillo social sin ni siquiera rendir cuenta a los ciudadanos.
Esa es España. Tan sucia como sorprendente y surrealista. En una época del pasado fue patria de grandes hombres, de santos y de héroes admirados, pero hoy es el paraíso de los mediocres, gracias a la política.
Ningún país de Europa tiene tantos políticos cobrando del Estado como España, ni tantos aforados con protección especial ante la Justicia, ni tantos coches oficiales, ni tantos guardaespaldas, ni tantas tarjetas de representación para políticos. ¡España es Jauja!
¿Y el trabajo? ¿Es duro? Para nada. En la primera etapa consiste en obedecer lo que te mandan los líderes, pero pronto serás líder tu y empezarás a mandar. Si llegas a uno de los muchos parlamentos que hay en España, en cualquier autonomía o en el de la nación, sólo tendrás que apretar el botón del "si" o del "no" según te mande tu jefe de filas. Y si tienes que hablar, te dirán lo que debes decir. No hay riesgo; solo obediencia, sumisión y mucha omertá.
Si llegas a Secretario de Estado o a Ministro las cosas se complican un poco, pero no creas que tanto porque tendrás a tu disposición decenas de asesores, secretarias y colaboradores, todos bien pagados, dispuestos siempre a escribir tus discursos, a proporcionarte ideas y a conseguir que parezcas mas inteligente de lo que eres. En último caso, la decisión final será siempre del "Presi", al que no te conviene defraudar porque él es como Dios y es el que hace las listas electorales y los nombramientos en las alturas.
¿Y si pierdes las elecciones? No te preocupes porque en la oposición se vive de miedo, quizás hasta mejor porque no tienes responsabilidades de gobierno. Seguro que estarás en un puesto bien pagado, en empresas publicas o en instituciones que han sido creadas precisamente para que los políticos derrotados o amortizados tengan un puesto seguro.
Ni siquiera es grave que abandones la política. A veces hasta conviene porque tienes secretos, agendas y relaciones que valen un potosí y hay muchas empresas dispuestas a pagar por tus servicios. Por si acaso, cuando estés en el poder, ya procurarás hacer favores a los grandes empresarios para que ellos te "recojan" en la hora difícil. Los periodistas, siempre tan ocurrentes, llaman a ese mecanismo las "puertas giratorias".
¡No me digas que no lo sabías! ¿Por qué crees que hay tantos políticos en España? ¿Por qué son tan ineptos? ¿Por qué jamas resuelven un problema y son tan torpes que dejan las cosas peor de como las recibieron de los anteriores administradores?.
¡Mamá, yo quiero ser político! Claro, hijo ¡Mi niño no es tonto!
Francisco Rubiales
Si ya eres político y quieres tener éxito seguro en esa carrera y tener solucionada tu vida para siempre, te diré un gran secreto: La clave del éxito consiste en acceder a ciertos niveles de confianza dentro del partido, donde se conocen los secretos y las verdades. Una vez llegado a ese punto, el partido te cuidará en adelante para que nunca hables y te consideres un miembro del grupo con la boca sellada. El dinero nunca te faltará, ni la protección del grupo, dos valores que no pueden ofrecerte otras profesiones, ni siquiera los ingenieros, arquitectos, médicos o altos funcionarios de la Administración del Estado.
El político no suele tener alto nivel universitario, pero la verdad es que no lo necesita. Ningún titulado por universidad alguna alcanza los niveles de poder, ingresos y brillo social que consiguen los políticos que sobrepasan el nivel medio. Cualquier alcalde de pueblo tiene mas poder que un centenar de médicos juntos y a su alrededor suelen bailar ingenieros, arquitectos y empresarios, todos atraídos por el dinero público fácil, del que el alcalde controla el grifo.
La política no es así en todas partes, pero sí en España, donde esa profesión ha conseguido, con la complicidad de los votantes, eliminar todas las exigencias lógicas, los controles democráticos, los requisitos éticos y hasta el concepto de servicio al pueblo, sustituyéndolo por un estatus de poder y de impunidad que permite disfrutar de poder, dinero y brillo social sin ni siquiera rendir cuenta a los ciudadanos.
Esa es España. Tan sucia como sorprendente y surrealista. En una época del pasado fue patria de grandes hombres, de santos y de héroes admirados, pero hoy es el paraíso de los mediocres, gracias a la política.
Ningún país de Europa tiene tantos políticos cobrando del Estado como España, ni tantos aforados con protección especial ante la Justicia, ni tantos coches oficiales, ni tantos guardaespaldas, ni tantas tarjetas de representación para políticos. ¡España es Jauja!
¿Y el trabajo? ¿Es duro? Para nada. En la primera etapa consiste en obedecer lo que te mandan los líderes, pero pronto serás líder tu y empezarás a mandar. Si llegas a uno de los muchos parlamentos que hay en España, en cualquier autonomía o en el de la nación, sólo tendrás que apretar el botón del "si" o del "no" según te mande tu jefe de filas. Y si tienes que hablar, te dirán lo que debes decir. No hay riesgo; solo obediencia, sumisión y mucha omertá.
Si llegas a Secretario de Estado o a Ministro las cosas se complican un poco, pero no creas que tanto porque tendrás a tu disposición decenas de asesores, secretarias y colaboradores, todos bien pagados, dispuestos siempre a escribir tus discursos, a proporcionarte ideas y a conseguir que parezcas mas inteligente de lo que eres. En último caso, la decisión final será siempre del "Presi", al que no te conviene defraudar porque él es como Dios y es el que hace las listas electorales y los nombramientos en las alturas.
¿Y si pierdes las elecciones? No te preocupes porque en la oposición se vive de miedo, quizás hasta mejor porque no tienes responsabilidades de gobierno. Seguro que estarás en un puesto bien pagado, en empresas publicas o en instituciones que han sido creadas precisamente para que los políticos derrotados o amortizados tengan un puesto seguro.
Ni siquiera es grave que abandones la política. A veces hasta conviene porque tienes secretos, agendas y relaciones que valen un potosí y hay muchas empresas dispuestas a pagar por tus servicios. Por si acaso, cuando estés en el poder, ya procurarás hacer favores a los grandes empresarios para que ellos te "recojan" en la hora difícil. Los periodistas, siempre tan ocurrentes, llaman a ese mecanismo las "puertas giratorias".
¡No me digas que no lo sabías! ¿Por qué crees que hay tantos políticos en España? ¿Por qué son tan ineptos? ¿Por qué jamas resuelven un problema y son tan torpes que dejan las cosas peor de como las recibieron de los anteriores administradores?.
¡Mamá, yo quiero ser político! Claro, hijo ¡Mi niño no es tonto!
Francisco Rubiales
Comentarios: