Sánchez, que llegó al poder derrocando al gobierno de Rajoy con una moción de censura, quiere repetir la jugada en Murcia, Madrid y otros territorios gobernados por la derecha. Es un comportamiento repugnante porque el país necesita concentrarse en la lucha contra la muerte.
El PP se ha quedado sólo y huérfano y es ya incapaz de pactar con ningún otro partido en España, pero quizás sea peor lo que le ocurre al PSOE, que tiene tan poca ideología y principios y tanta ambición de poder que es capaz de pactar con cualquier partido, sin que importen las ideas y los programas. Unos por intransigentes y arrogantes y otros por corruptos, frívolos y maniobreros, la derecha y la izquierda en España son la peor versión de la política en Europa y tal vez en el mundo entero.
El PSOE afirma que Pablo Casado está dirigiendo al peor PP de la historia, por sus actitudes sucias y corruptas, pero olvida que no existe mayor muestra de corrupción y suciedad en España que pactar y abrir las puertas del gobierno a la escoria de la nación, desde totalitarios comunistas y nacionalistas e independentistas extremos hasta amigos del terrorismo. La verdad es que tanto la derecha como la izquierda están impregnadas de suciedad y bajeza hasta límites vomitivos.
La derecha, cuyo máximo exponente, por el momento, es el Partido Popular, ha roto sus relaciones con sus aliados naturales: con Ciudadanos, con VOX y con los partidos de la burguesía vasca y catalana. El PP está sólo y eso le cierra las puertas del poder, salvo que encuentre lideres regionales queridos por sus ciudadanos, como ocurre en Madrid con Isabel Díaz Ayuso, que es probable que arrase en las próximas elecciones.
Por su parte, el PSOE quizás ya no exista porque ha sido suplantado por el "sanchismo", una modalidad política degenerada sin más ideas y objetivos que el poder y el reparto del botín.
La situación de la política española es de extremo deterioro, hasta el punto de que el odio y el rechazo son ya las fuerzas dominantes a la hora de votar. Los ciudadanos no votan por ideas y programas, sino contra partidos a los que odia. Y esos sentimientos, impulsados por los partidos, son tan bajos e indecentes que la democracia queda deslegitimada y convertida en basura partidista.
El deterioro interno tiene un reflejo claro en el exterior, donde España pierde posiciones, prestigio y peso en el concierto mundial y sobre todo en Europa, donde algunas voces ya plantean la posibilidad de que sea expulsada de la Unión. Pocos gobiernos en el mundo valoran a Sánchez, ni se fían de su liderazgo. El hecho de haber incorporado al gobierno de España a los comunistas, ha provocado que los servicios de inteligencia del mundo occidental pongan la lupa de la desconfianza sobre España, a la que ya ya le ocultan las informaciones más delicadas y comprometidas.
Por mucho que lo silencia, gracias a los medios de comunicación que ha comprado en España, Sánchez es un pelele devaluado fuera de las fronteras españolas, sobre todo en la Unión Europea, donde ha conseguido que la burocracia de Bruselas le vigile día y noche para evitar desmanes y abusos con los fondos y con su gestión del poder.
La pésima gestión de la pandemia ha sido un ejemplo fehaciente del mal gobierno de Pedro Sánchez y de su socio comunistas Pablo Iglesias. España ha sido el país más golpeado y deteriorado del mundo, tanto en el plano sanitario como en el económico, en la primera, segunda y tercera ola, coincidencia que impide pensar en casualidades y que confirma que el desastre se debe a una deficiente gestión.
El país está al borde de la quiebra, de la que se salva sólo porque está integrado en la Europa del euro.
Los españoles, ignorantes, mal informados y abducidos por unos medios de comunicación escandalosamente comprados por el gobierno, que mienten tanto como los políticos, no se dan cuenta de que su país camina hacia el desastre y la pobreza a pasos de gigantes, conducido por los que quizás sean los peores dirigentes políticos del planeta. Y siguen votando a sus verdugos, manteniendo así el suplicio de España.
Francisco Rubiales
El PSOE afirma que Pablo Casado está dirigiendo al peor PP de la historia, por sus actitudes sucias y corruptas, pero olvida que no existe mayor muestra de corrupción y suciedad en España que pactar y abrir las puertas del gobierno a la escoria de la nación, desde totalitarios comunistas y nacionalistas e independentistas extremos hasta amigos del terrorismo. La verdad es que tanto la derecha como la izquierda están impregnadas de suciedad y bajeza hasta límites vomitivos.
La derecha, cuyo máximo exponente, por el momento, es el Partido Popular, ha roto sus relaciones con sus aliados naturales: con Ciudadanos, con VOX y con los partidos de la burguesía vasca y catalana. El PP está sólo y eso le cierra las puertas del poder, salvo que encuentre lideres regionales queridos por sus ciudadanos, como ocurre en Madrid con Isabel Díaz Ayuso, que es probable que arrase en las próximas elecciones.
Por su parte, el PSOE quizás ya no exista porque ha sido suplantado por el "sanchismo", una modalidad política degenerada sin más ideas y objetivos que el poder y el reparto del botín.
La situación de la política española es de extremo deterioro, hasta el punto de que el odio y el rechazo son ya las fuerzas dominantes a la hora de votar. Los ciudadanos no votan por ideas y programas, sino contra partidos a los que odia. Y esos sentimientos, impulsados por los partidos, son tan bajos e indecentes que la democracia queda deslegitimada y convertida en basura partidista.
El deterioro interno tiene un reflejo claro en el exterior, donde España pierde posiciones, prestigio y peso en el concierto mundial y sobre todo en Europa, donde algunas voces ya plantean la posibilidad de que sea expulsada de la Unión. Pocos gobiernos en el mundo valoran a Sánchez, ni se fían de su liderazgo. El hecho de haber incorporado al gobierno de España a los comunistas, ha provocado que los servicios de inteligencia del mundo occidental pongan la lupa de la desconfianza sobre España, a la que ya ya le ocultan las informaciones más delicadas y comprometidas.
Por mucho que lo silencia, gracias a los medios de comunicación que ha comprado en España, Sánchez es un pelele devaluado fuera de las fronteras españolas, sobre todo en la Unión Europea, donde ha conseguido que la burocracia de Bruselas le vigile día y noche para evitar desmanes y abusos con los fondos y con su gestión del poder.
La pésima gestión de la pandemia ha sido un ejemplo fehaciente del mal gobierno de Pedro Sánchez y de su socio comunistas Pablo Iglesias. España ha sido el país más golpeado y deteriorado del mundo, tanto en el plano sanitario como en el económico, en la primera, segunda y tercera ola, coincidencia que impide pensar en casualidades y que confirma que el desastre se debe a una deficiente gestión.
El país está al borde de la quiebra, de la que se salva sólo porque está integrado en la Europa del euro.
Los españoles, ignorantes, mal informados y abducidos por unos medios de comunicación escandalosamente comprados por el gobierno, que mienten tanto como los políticos, no se dan cuenta de que su país camina hacia el desastre y la pobreza a pasos de gigantes, conducido por los que quizás sean los peores dirigentes políticos del planeta. Y siguen votando a sus verdugos, manteniendo así el suplicio de España.
Francisco Rubiales
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