A veces no nos gusta porque es demasiado caústica o porque sus críticas airean la podredumbre que se esconde en las cloacas del Estado, pero la COPE, pese a quien pese, es hoy una pieza imprescindible de la democracia española, sin la cual la sociedad se encontraría indefensa y sin contrapeso ante un gobierno demasiado poderoso.
El cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, supo ver recientemente el núcleo de la cuestión cuando, entrevistado en la "Cuatro", justificó y bendijo el trabajo de la COPE ante las preguntas "insidiosas" del progubernamental Iñaki Gabilondo, icono mediático de los socialistas españoles: la COPE es "una bendición de Dios", dijo el cardenal, tras advertir del peligro de tener un país con "un gobierno único, medios de comunicación únicos y pensamiento único".
Ciertamente, sin la COPE, la democracia española, ya bastante degradada porque los gobiernos y los partidos invaden y ocupan el Estado, infiltran y mediatizan los poderes básicos y acumulan un poder desmedido, que carece de los más elementales controles ciudadanos, sería todavía menos democracia.
A los "esclavos" del poder, a los muchos que se benefician de la militancia política y a sus fanáticos "hooligans", carentes de capacidad crítica y defensores "hasta la muerte" de los suyos, les molesta la crítica, pero si leen los clásicos y se documentan en lo que es la democracia tendrán que admitir que sin oposición y sin medios de comunicación capaces de ejercer la crítica y de influir, el Estado, sin control ni contrapeso, tiende a hacerse totalitario.
En España fallan casi todos los presupuestos necesarios para que exista democracia: las elecciones están mediatizadas por esas listas cerradas y bloqueadas que impiden a los ciudadanos elegir libremente; los poderes básicos (ejecutivo, judicial y legislativo) carecen de independencia y están controlados o asediados por los partidos; la mayoría de los medios de comunicación están bajo control de los grandes poderes; la sociedad civil está agonizante; el Gobierno actua al margen de la opinión pública y, a veces, en contra de la opinión mayoítaria, etc.
En esa situación de intenso déficit emocrático, la existencia de un medio como la COPE, capaz de contrarrestar la enorme preponderancia de los medios progubernamentales, de irritar al todopoderoso poder político y de desvelar y denunciar sus mentiras, manejos, privilegios, trampas y traiciones, representa una garantía democrática (o una "bendición de Dios, dicho en términos católicos).
El cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, supo ver recientemente el núcleo de la cuestión cuando, entrevistado en la "Cuatro", justificó y bendijo el trabajo de la COPE ante las preguntas "insidiosas" del progubernamental Iñaki Gabilondo, icono mediático de los socialistas españoles: la COPE es "una bendición de Dios", dijo el cardenal, tras advertir del peligro de tener un país con "un gobierno único, medios de comunicación únicos y pensamiento único".
Ciertamente, sin la COPE, la democracia española, ya bastante degradada porque los gobiernos y los partidos invaden y ocupan el Estado, infiltran y mediatizan los poderes básicos y acumulan un poder desmedido, que carece de los más elementales controles ciudadanos, sería todavía menos democracia.
A los "esclavos" del poder, a los muchos que se benefician de la militancia política y a sus fanáticos "hooligans", carentes de capacidad crítica y defensores "hasta la muerte" de los suyos, les molesta la crítica, pero si leen los clásicos y se documentan en lo que es la democracia tendrán que admitir que sin oposición y sin medios de comunicación capaces de ejercer la crítica y de influir, el Estado, sin control ni contrapeso, tiende a hacerse totalitario.
En España fallan casi todos los presupuestos necesarios para que exista democracia: las elecciones están mediatizadas por esas listas cerradas y bloqueadas que impiden a los ciudadanos elegir libremente; los poderes básicos (ejecutivo, judicial y legislativo) carecen de independencia y están controlados o asediados por los partidos; la mayoría de los medios de comunicación están bajo control de los grandes poderes; la sociedad civil está agonizante; el Gobierno actua al margen de la opinión pública y, a veces, en contra de la opinión mayoítaria, etc.
En esa situación de intenso déficit emocrático, la existencia de un medio como la COPE, capaz de contrarrestar la enorme preponderancia de los medios progubernamentales, de irritar al todopoderoso poder político y de desvelar y denunciar sus mentiras, manejos, privilegios, trampas y traiciones, representa una garantía democrática (o una "bendición de Dios, dicho en términos católicos).
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