Hay que admitir la verdad: el régimen del 78 es un sucio timo

Creo que llegado al extremo al que hemos llegado, donde a excepción de algunos jueces que actúan como elementos individuales irreductibles, aguantado todo el peso de la losa del estado, esto tiene mal remedio.

Yo mismo, hasta hace unos cuantos meses, todavía pensaba que alguna institución del estado podía, llegado el momento, pegar el puñetazo en la mesa. Hoy esa esperanza está completamente diluida.

A tenor de lo que va sucediendo, y cómo va sucediendo, creo que hemos alcanzado ya la velocidad de crucero para transitar hacia una “dictadura parlamentaria”.

VANLOP:

¿De verdad cree vd que llegado al solar que hemos llegado, va a valer la pedagogía? Yo, no lo creo. Sería una labor titánica, imposible dentro de un régimen (porque ya estamos en el régimen). Si a eso le une la indolencia, la anestesia y hasta el conformismo social con el que una inmensa parte social vive (véase la viñeta del artículo de hoy), como si realmente no pasase absolutamente nada, incluso se diría que muchísimos ¡hasta son felices! que yo no veo la forma de hacer pedagogía por ningún lado. Póngase en el centro de un rebaño (con todo lo que conlleva ser rebaño, claro) a predicar y vea los resultados. O ponerse a predicar en una casa de lenocinio, es igual.

Por lo tanto, a mí me quedan tres: una, la explosión (de dentro hacia fuera) y esa es la revuelta social porque la otra, la implosión (de fuera hacia dentro), o la que se supone debería de ser liderada por alguna institución seria y responsable, la descarto totalmente. Incluso, a esos valientes e independientes jueces que todavía quedan, los reducirían en cuestión de tiempo. Y después de lo que he dicho, dudo que el inmenso rebaño esté para llevar a cabo la explosión o “tareas inasequibles al desaliento” y hacer la revuelta o revolución, como quiera llamarlo.

Y la tercera, que para mí es la más factible (pido a Dios equivocarme de cabo a rabo) después de lo expuesto, es que esto siga con esa velocidad de crucero a la que me refería y la rana se siga cociendo dentro de la cacerola hasta llegar (y nadie sabe cómo o también lo de entre todos la mataron y ella sola se murió) a un estado bolivariano o de “dictadura parlamentaria” o llámelo como quiera, eso sí, pero casi todos muy felices. La viñeta con la que nos obsequia hoy el Sr. Rubiales es toda una posible premonición de ello.