Mientras que en España, donde la democracia es sólo un concepto vacío, no dimiten ni los pillados "in fraganti" y no es posible imaginar que un diputado del PSOE o del PP firme una carta pidiendo la dimisión de Zapatero o Aznar, en Gran Bretaña acaba de ocurrir lo siguiente:
Dimiten varios altos cargos del Gobierno porque Blair no anuncia su retirada
Varios miembros del gobierno de Tony Blair, todos ellos con rango inferior al de ministro, presentaron hoy su dimisión por la negativa del primer ministro a anunciar una fecha para su retirada. Al respecto, Blair opinó que la decisión de Tom Watson, uno de los secretarios de Estado que presentó su dimisión, es "desleal, descortés y equivocada" y que le habría destituido igualmente.
Watson es uno de los 17 parlamentarios que habían permanecido leales a Blair hasta que ayer se conoció que habían firmado una carta en la que pedían al primer ministro que abandonara su puesto. Entre ellos se encuentran los secretarios Jalid Mahmood, Wayne David, Ian Lucas, Mark Tami, Chris Mole y David Wright.
Al presentar su dimisión, argumentaron que el hecho de que Blair siga en su cargo no significa un beneficio para el país. En la carta, Watson indica: "Me produce una gran tristeza tener que decir que no creo que el hecho de que permanezca en su puesto suponga algún beneficio ni para el partido ni para el país".
Lo ocurrido en Gran Bretaña es impensable en el sistema político español, conocido mundialmente por el blindaje y la resistencia férrea a dimitir de sus altos cargos. Más inverosimil es todavía que un parlamentario español plante cara a la élite que dirige su partido. El parlamentario español es uno de los ciudadanos españoles con menor libertad de expresión, a pesar de que su misión constitucional es ser la voz en el Parlamento de esos ciudadanos a los que dice representar. Sin embargo, ni siquiera pueden tomar la palabra si no es con el permiso de su jefe de filas, ni votarían jamás al margen de la disciplina de su grupo, ni siquiera aduciendo razones de conciencia. Si alguno lo hiciera o defendiera una idea o una ley en contra de su grupo, su carrera política quedaría fulminada "ipso facto".
¿Alguién imagina que un diputado del PSOE se atreva a firmar una carta pidiendo la dimisión de Zapatero por sus múltiples errores en la gestión de España? Imposible.
En Gran Bretaña, donde la presión para que Blair abandone el gobierno es cada día más intensa, subsiste la democracia, aunque con algún deterioro, algo que no ocurre en España, donde la democracia está degradada y se incumplen casi la totalidad de las condiciones para que exista una democracia auténtica: Poderes básicos del Estado independientes (legislativo, ejecutivo y judicial están tomados y controlados por el partido en el poder); sufragio universal libre (las listas cerradas y bloqueadas españolas convierte al partido que hace esas listas en el que realmente elige y arerebatan al ciudadano su derecho democrático a elegir); leyes y normas que garanticen la libertad, la igualdad, la libre expresión, etc.; que el ciudadano sea, a todos los efectos, el soberano del sistema (en España el ciudadano ha sido expulsado de la política, que es ejercida como monopolio por los partidos); un gobierno que pueda ser controlado por los ciudadanos (son los partidos los que lo controlan todo); una sociedad civil fuerte, independiente e influyente (la española, con sus grandes columnas, desde las universidades a los sindicatos, religiones, cajas de ahorro, etc., compradas o controladas por el poder, está agonizante); partidos políticos con poderes limitados (los españoles son insaciables e incontrolables); una prensa libre e independiente....
Dimiten varios altos cargos del Gobierno porque Blair no anuncia su retirada
Varios miembros del gobierno de Tony Blair, todos ellos con rango inferior al de ministro, presentaron hoy su dimisión por la negativa del primer ministro a anunciar una fecha para su retirada. Al respecto, Blair opinó que la decisión de Tom Watson, uno de los secretarios de Estado que presentó su dimisión, es "desleal, descortés y equivocada" y que le habría destituido igualmente.
Watson es uno de los 17 parlamentarios que habían permanecido leales a Blair hasta que ayer se conoció que habían firmado una carta en la que pedían al primer ministro que abandonara su puesto. Entre ellos se encuentran los secretarios Jalid Mahmood, Wayne David, Ian Lucas, Mark Tami, Chris Mole y David Wright.
Al presentar su dimisión, argumentaron que el hecho de que Blair siga en su cargo no significa un beneficio para el país. En la carta, Watson indica: "Me produce una gran tristeza tener que decir que no creo que el hecho de que permanezca en su puesto suponga algún beneficio ni para el partido ni para el país".
Lo ocurrido en Gran Bretaña es impensable en el sistema político español, conocido mundialmente por el blindaje y la resistencia férrea a dimitir de sus altos cargos. Más inverosimil es todavía que un parlamentario español plante cara a la élite que dirige su partido. El parlamentario español es uno de los ciudadanos españoles con menor libertad de expresión, a pesar de que su misión constitucional es ser la voz en el Parlamento de esos ciudadanos a los que dice representar. Sin embargo, ni siquiera pueden tomar la palabra si no es con el permiso de su jefe de filas, ni votarían jamás al margen de la disciplina de su grupo, ni siquiera aduciendo razones de conciencia. Si alguno lo hiciera o defendiera una idea o una ley en contra de su grupo, su carrera política quedaría fulminada "ipso facto".
¿Alguién imagina que un diputado del PSOE se atreva a firmar una carta pidiendo la dimisión de Zapatero por sus múltiples errores en la gestión de España? Imposible.
En Gran Bretaña, donde la presión para que Blair abandone el gobierno es cada día más intensa, subsiste la democracia, aunque con algún deterioro, algo que no ocurre en España, donde la democracia está degradada y se incumplen casi la totalidad de las condiciones para que exista una democracia auténtica: Poderes básicos del Estado independientes (legislativo, ejecutivo y judicial están tomados y controlados por el partido en el poder); sufragio universal libre (las listas cerradas y bloqueadas españolas convierte al partido que hace esas listas en el que realmente elige y arerebatan al ciudadano su derecho democrático a elegir); leyes y normas que garanticen la libertad, la igualdad, la libre expresión, etc.; que el ciudadano sea, a todos los efectos, el soberano del sistema (en España el ciudadano ha sido expulsado de la política, que es ejercida como monopolio por los partidos); un gobierno que pueda ser controlado por los ciudadanos (son los partidos los que lo controlan todo); una sociedad civil fuerte, independiente e influyente (la española, con sus grandes columnas, desde las universidades a los sindicatos, religiones, cajas de ahorro, etc., compradas o controladas por el poder, está agonizante); partidos políticos con poderes limitados (los españoles son insaciables e incontrolables); una prensa libre e independiente....
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