Emilio Suárez Trashorras, uno de los principales implicados en la masacre terrorista del 11 de marzo de 2004, en Madrid, la mayor en la historia del terrorismo en Europa, protagoniza hoy unas declaraciones en el diario "El Mundo" que deberían generar una emergencia nacional: acusa a los cuerpos de seguridad del Estado Español y a los jueces nada menos que de organizar una especie de golpe de Estado en vísperas de las elecciones generales del 2004 y de implicar falsamente a los islamistas en aquel terrible atentado que costó 200 muertos y más de mil quinientos heridos.
Son unas declaraciones espeluznantes que no pueden pasar inadvertidas en la historia de España, que implican en graves delitos a policías y jueces, que desvelan toda una conspiración y que, de ser auténticas, exigirían al menos una urgente reunión del Parlamento, una conmoción del Estado de Derecho en pleno y una revisión de todo lo investigado hasta el momento por el Juel del Olmo, ya que en sus declaraciones, Trashorras habla de manipulación de pruebas, de complicidad del juez, de declaraciones falsas hechas al juez por indicación de la policía y de otras muchas irregularidades, mentiras, manipulaciones e inquietantes movimientos del sistema policial.
Suárez Trashorras lleva dos años y medio en el centro penitenciario de Alcalá Meco, acusado de haber robado y entregado a los autores materiales los explosivos utilizados en los atentados del 11-M.
Por eso, está considerado como uno de los principales implicados en la matanza, el único importante que conserva la vida, por lo que la fiscal pide para él una condena de más de 3.000 años.
En la entrevista exclusiva que publica hoy EL MUNDO, Emilio Suárez Trashorras cuenta una versión muy diferente de lo que sucedió a la que se ha contado a los españoles desde el poder político y desde la Justicia.
Es probable que, ante la dificultad de que sea el Gobierno el que reacciones ante las declaraciones del implicado Trashorras, deba ser la Justicia, con mayúscula, la que intervenga, la que le interrogue de nuevo para que confirme la versión que publica la prensa y, si se confirma, que tiemble la tierra y la actual democracia española, manchada en su credibilidad y en su ética sustancial.
Son unas declaraciones espeluznantes que no pueden pasar inadvertidas en la historia de España, que implican en graves delitos a policías y jueces, que desvelan toda una conspiración y que, de ser auténticas, exigirían al menos una urgente reunión del Parlamento, una conmoción del Estado de Derecho en pleno y una revisión de todo lo investigado hasta el momento por el Juel del Olmo, ya que en sus declaraciones, Trashorras habla de manipulación de pruebas, de complicidad del juez, de declaraciones falsas hechas al juez por indicación de la policía y de otras muchas irregularidades, mentiras, manipulaciones e inquietantes movimientos del sistema policial.
Suárez Trashorras lleva dos años y medio en el centro penitenciario de Alcalá Meco, acusado de haber robado y entregado a los autores materiales los explosivos utilizados en los atentados del 11-M.
Por eso, está considerado como uno de los principales implicados en la matanza, el único importante que conserva la vida, por lo que la fiscal pide para él una condena de más de 3.000 años.
En la entrevista exclusiva que publica hoy EL MUNDO, Emilio Suárez Trashorras cuenta una versión muy diferente de lo que sucedió a la que se ha contado a los españoles desde el poder político y desde la Justicia.
Es probable que, ante la dificultad de que sea el Gobierno el que reacciones ante las declaraciones del implicado Trashorras, deba ser la Justicia, con mayúscula, la que intervenga, la que le interrogue de nuevo para que confirme la versión que publica la prensa y, si se confirma, que tiemble la tierra y la actual democracia española, manchada en su credibilidad y en su ética sustancial.
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