En 1938, en Munich, las principales democracias occidentales de la época, Francia e Inglaterra, firmaron un acuerdo para apaciguar a Hitler y “ganar” la paz.
Se firmó entonces una alianza entre la “cultura democrática” y la cultura nazi, toda una gran “Alianza de Civilizaciones”.
Como ocurre siempre que se firman alianzas, alguien fue vendido y el pago fue Checoslovaquia y su pueblo, entregadas a los asesinos Nazis.
Con este pacto de indignidad, los líderes gobernantes en Francia e Inglaterra volvieron a sus países “victoriosos” y fueron recibidos entre vítores.
El alma de aquel acuerdo, caracterizada por la disposición a pactar con quien te hace chantaje, entregando la libertad y los principios a cambio de la paz, se conoce desde entonces como el "Espíritu de Munich", y fue Churchill quien le puso ese nombre.
En Inglaterra, la prensa aclamó a Chamberlaine, como el gran pacificador y llamaban belicista, provocador y amigo de la guerra a Winston Churchill, por no estar de acuerdo con la Alianza de Civilizaciones de la época.
Churchill fue el único diputado que se opuso en el Parlamento al acuerdo de apaciguar a Hitler entregándole Checoslovaquia. Las palabras pronunciadas entonces por Churchill “Mr Chamberlaine, usted ha cambiado paz por dignidad; mañana tendrá guerra y será indigno”, todavía hoy suenan en el corazón de los hombres libres de Europa.
Seis meses después los ejércitos nazis tomaban Polonia y barrían a ingleses y franceses del continente europeo.
Hay muchos europeos que están viendo de nuevo el “Espíritu de Munich” adueñándose de Europa, de la mano de una izquierda pro-islamista que quiere, de nuevo, cambiar libertad y principios por paz.
Algunas muestras del nuevo “Espíritu de Munich:
El vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Justicia, Libertad y Seguridad, Franco Frattini, ha calificado de "imprudente" la publicación de las viñetas de Mahoma.
El español José Borrell, presidente del Parlamento Europeo, dice: "Si esos mismos dibujos se hubieran publicado haciendo referencia a otras religiones, por ejemplo a la que es mayoritaria en los países occidentales, probablemente hubieran provocado también una emoción considerable, no se hubieran quemado embajadas pero hubiese habido sin duda, por parte de algunas personas el sentimiento de que habían sido ofendidos".
Pero el mismo Borrel no dijo nada, cuando Theo Van Ghog, fue asesinado en nombre de Alá, por un rabioso discípulo de su profeta, Mahoma.
El nuevo Espíritu de Munich se abre camino en una Europa donde muchos de sus líderes condenan las viñetas publicadas en Dinamarca, halagan los oidos de los dirigentes políticos musulmanes y abandonan a su suerte a ese acosado y pequeño país democrático, que es miembro de una Unión Europea cada día más cobarde e inoperante.
Mientras tanto, la mayoría de los grandes medios de comunicación de Europa, atados al poder político por alianzas que les permiten partícipar en el ágape del dinero y la influencia, callan y toleran la ofensa a la libertad de expresión que proviene del totalitarismo islamista, contribuyendo así a la victoria del nuevo Espíritu de Munich en esta Europa de principios del siglo XXI.
En España, con la mayoría de los medios de comunicación sometidos a la izquierda proislamista, el miedo es atroz y muchos medios, incluso conservadores, se han negado a reproducir las viñetas, dando de lado así a la corriente de valentía y de defensa de la libertad de expresión apoyada por muchos diarios europeos. La sociedad española está permitiendo que nuestra democracia viva vigilada por el Islam Invasor. Ese miedo que paraliza a los españoles es el resultado de su flamante riqueza, que no quieren perder, o tal vez el reflejo de los atentados del 11 de marzo de 2004, cuando las bombas islamistas amedrentaron a toda una nación.
El silencio de los medios, el miedo en la blogosfera y la cobardía de los líderes están tejiendo la nueva Eurabia. Los colaboracionistas que creen que los musulmanes han venido para integrarse hace tiempo que tejieron su parte de la red y trabajan ya para esa nueva europa arabizada.
(sigue)
Se firmó entonces una alianza entre la “cultura democrática” y la cultura nazi, toda una gran “Alianza de Civilizaciones”.
Como ocurre siempre que se firman alianzas, alguien fue vendido y el pago fue Checoslovaquia y su pueblo, entregadas a los asesinos Nazis.
Con este pacto de indignidad, los líderes gobernantes en Francia e Inglaterra volvieron a sus países “victoriosos” y fueron recibidos entre vítores.
El alma de aquel acuerdo, caracterizada por la disposición a pactar con quien te hace chantaje, entregando la libertad y los principios a cambio de la paz, se conoce desde entonces como el "Espíritu de Munich", y fue Churchill quien le puso ese nombre.
En Inglaterra, la prensa aclamó a Chamberlaine, como el gran pacificador y llamaban belicista, provocador y amigo de la guerra a Winston Churchill, por no estar de acuerdo con la Alianza de Civilizaciones de la época.
Churchill fue el único diputado que se opuso en el Parlamento al acuerdo de apaciguar a Hitler entregándole Checoslovaquia. Las palabras pronunciadas entonces por Churchill “Mr Chamberlaine, usted ha cambiado paz por dignidad; mañana tendrá guerra y será indigno”, todavía hoy suenan en el corazón de los hombres libres de Europa.
Seis meses después los ejércitos nazis tomaban Polonia y barrían a ingleses y franceses del continente europeo.
Hay muchos europeos que están viendo de nuevo el “Espíritu de Munich” adueñándose de Europa, de la mano de una izquierda pro-islamista que quiere, de nuevo, cambiar libertad y principios por paz.
Algunas muestras del nuevo “Espíritu de Munich:
El vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Justicia, Libertad y Seguridad, Franco Frattini, ha calificado de "imprudente" la publicación de las viñetas de Mahoma.
El español José Borrell, presidente del Parlamento Europeo, dice: "Si esos mismos dibujos se hubieran publicado haciendo referencia a otras religiones, por ejemplo a la que es mayoritaria en los países occidentales, probablemente hubieran provocado también una emoción considerable, no se hubieran quemado embajadas pero hubiese habido sin duda, por parte de algunas personas el sentimiento de que habían sido ofendidos".
Pero el mismo Borrel no dijo nada, cuando Theo Van Ghog, fue asesinado en nombre de Alá, por un rabioso discípulo de su profeta, Mahoma.
El nuevo Espíritu de Munich se abre camino en una Europa donde muchos de sus líderes condenan las viñetas publicadas en Dinamarca, halagan los oidos de los dirigentes políticos musulmanes y abandonan a su suerte a ese acosado y pequeño país democrático, que es miembro de una Unión Europea cada día más cobarde e inoperante.
Mientras tanto, la mayoría de los grandes medios de comunicación de Europa, atados al poder político por alianzas que les permiten partícipar en el ágape del dinero y la influencia, callan y toleran la ofensa a la libertad de expresión que proviene del totalitarismo islamista, contribuyendo así a la victoria del nuevo Espíritu de Munich en esta Europa de principios del siglo XXI.
En España, con la mayoría de los medios de comunicación sometidos a la izquierda proislamista, el miedo es atroz y muchos medios, incluso conservadores, se han negado a reproducir las viñetas, dando de lado así a la corriente de valentía y de defensa de la libertad de expresión apoyada por muchos diarios europeos. La sociedad española está permitiendo que nuestra democracia viva vigilada por el Islam Invasor. Ese miedo que paraliza a los españoles es el resultado de su flamante riqueza, que no quieren perder, o tal vez el reflejo de los atentados del 11 de marzo de 2004, cuando las bombas islamistas amedrentaron a toda una nación.
El silencio de los medios, el miedo en la blogosfera y la cobardía de los líderes están tejiendo la nueva Eurabia. Los colaboracionistas que creen que los musulmanes han venido para integrarse hace tiempo que tejieron su parte de la red y trabajan ya para esa nueva europa arabizada.
(sigue)
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