Manuel Pizarro, presidente de ENDESA, habló ayer sobre la OPA en Cádiz, ciudad que definió como “el templo de la libertad”, reunido con empresarios y profesionales en el “Foro de Cádiz”, una tribuna cívica para estimular el diálogo y el debate entre los ciudadanos. Comedido, prudente, pero firme y seguro, Pizarro lanzó el mensaje de que luchará hasta el final, como buen aragonés, y advirtió que en España es muy peligroso lanzar una OPA hostil, porque “es una guerra que afecta a toda la economía española”.
Recordó Pizarro que nadie lanza una OPA hostil a gran escala desde que el Banco de Bilbao lo hizo contra Banesto y fracasó, una batalla terrible en la que se empezó hablando de pesetas y se terminó hablando del CESID y de señoras sin ropa interior. Hay que estar muy limpio para lanzar una OPA hostil en España y más si el que la lanza es un pequeño contra un grande, o si no se hace con dinero sino con dinero y “papelitos” (refiriéndose a acciones de intercambio).
Pizarro se mostró convencido de que la OPA tiene dimensión y ámbito europeo y que son las autoridades comunitarias las que deberían intervenir y cuidar los intereses de los consumidores y del mercado.
El debate fue vivo, ejemplar, elegante y lleno de contenidos. En el intercambio de ideas quedó claro que el modelo de las cajas de ahorros tiene que ser revisado y que no parece apropiado que una caja de ahorros, que no tiene accionistas, que está más o menos controlada por la política y que es una entidad sin ánimo de lucro que no puede ser "opada", aproveche sus ventajas para entrar en el juego de las OPAS y se convierta en cabeza de un imperio industrial y económico. Hubo un aparente gran consenso al respecto entre el medio centenar de empresarios y profesionales que participaron en el debate y parecía claro que una caja de ahorros lanzando opas hostiles es una contradicción.
Pizarro fue comedido y era evidente que se contenía en todo el debate. Muchos de los presentes llegaron más lejos que él en la crítica y el análisis. Sólo en un momento, de manera gráfica, definió la OPA así: “Yo estoy en mi casa, me dan una patada en la puerta, se meten dentro y les molesta que proteste”.
FR
Recordó Pizarro que nadie lanza una OPA hostil a gran escala desde que el Banco de Bilbao lo hizo contra Banesto y fracasó, una batalla terrible en la que se empezó hablando de pesetas y se terminó hablando del CESID y de señoras sin ropa interior. Hay que estar muy limpio para lanzar una OPA hostil en España y más si el que la lanza es un pequeño contra un grande, o si no se hace con dinero sino con dinero y “papelitos” (refiriéndose a acciones de intercambio).
Pizarro se mostró convencido de que la OPA tiene dimensión y ámbito europeo y que son las autoridades comunitarias las que deberían intervenir y cuidar los intereses de los consumidores y del mercado.
El debate fue vivo, ejemplar, elegante y lleno de contenidos. En el intercambio de ideas quedó claro que el modelo de las cajas de ahorros tiene que ser revisado y que no parece apropiado que una caja de ahorros, que no tiene accionistas, que está más o menos controlada por la política y que es una entidad sin ánimo de lucro que no puede ser "opada", aproveche sus ventajas para entrar en el juego de las OPAS y se convierta en cabeza de un imperio industrial y económico. Hubo un aparente gran consenso al respecto entre el medio centenar de empresarios y profesionales que participaron en el debate y parecía claro que una caja de ahorros lanzando opas hostiles es una contradicción.
Pizarro fue comedido y era evidente que se contenía en todo el debate. Muchos de los presentes llegaron más lejos que él en la crítica y el análisis. Sólo en un momento, de manera gráfica, definió la OPA así: “Yo estoy en mi casa, me dan una patada en la puerta, se meten dentro y les molesta que proteste”.
FR