El terrible error del 'café para todos'

Acertada, pero incompleta reflexión, querido Franky. Me permito el atrevimiento de rematarla.
Esa insaciable vorágine autonomista ha dejado consciente y premeditadamente sin fondos a los ayuntamientos (la administración más cercana del ciudadano) y ha propiciado los escándalos tipo Marbella que, por desgracia, no es el único sino el botón de muestra más mediático del día a día de cualquier gestión municipal.
Saludos.

Franky, en la actualidad serían 20 gobiernos, el central y los 19 autonómicos. No me discrimines a mi Ceuta y a Melilla... te parecerías a ese desalmado renegado de Chaves, que logró que las dos ciudades autónomas no formasen parte de Andalucía como estaba previsto en el Estatuto de Autonomía de Andalucía... consiguiendo que ambas ciudades quedasen al margen del resto de España hasta que en 1995 se nos concedió nuestra autonomía, eso sí, muy capada.

Miguel Ángel, no entiendo que relación tiene tu comentario con el post de Franky... ¿puedes aclararmelo?

PROTESTA CIUDADANA A LA POLACA

Orgullosamente soy poseedor de una experiencia sobre protesta cívica bajo circunstancias donde el riesgo, cuanto menos era una mano de palos generosamente propinada por la milicia polaca. Y las reclamaciones, como en todos los países democráticos de izquierdas made in URSS, al maestro armero.

El pueblo polaco antes y después de Jaruselsky, en condiciones de escasez de todo tipo y opresión que dejaba a la Social y la Puerta del Sol de los 60 en una casa de reposo, demostró su ingenio y sobre todo su categoría como ciudadanos. Ante la manipulación, el control de la información y la falta de libertad para reunirse, hablar, escribir y opinar se las ingeniaron para abofetear y humillar los Jaruselsky que la Madrecita URSS les colocó.

Recuerdo un comentario popular que alababa a la Madrecita URSS por el regalo de 100.000 botellas de champaña que había enviado al pueblo polaco para la Navidad. Uno, inocentemente comentaba que era todo un detalle. El polaco con su sorna característica contestaba “Y además nos ha enviado un camarero con cada botella”.

Muchos recordarán la construcción de cruces enormes de flores y velas en suelos de plazas. No llegaba una marabunta de gente y las construía,. Un peatón, pasaba y dejaba unas flores, luego otro y como hormigas que llegaban de todas direcciones iban depositando más flores y velas. Cuando las cruces se hacían enormes llegaban los “limpiezas” y arramplaban con todo. Algún Milicia quedaba para asustar a la gente y en cuanto abandonaba el lugar, el mismo proceso, un peatón, unas flores y cruz con luminarias en unas dos horas. El Milicia, solo en una plaza, espantando a los gorriones era cómico.

En cualquier ventana, en cualquier verja, en cualquier escalera he visto la colocación de flores, sin motivo alguno, que se iba agrandando con el paso de peatones. Era una demostración silenciosa de protesta que me dejaba admirado y atónito. Gasté un montón de slottys para poder decir “Yo también protesté”. Cosa que no hice por miedo, en los 60 en España. Tal vez porque el miedo lo mamamos durante una guerra civil ignominiosa y vergonzante y alteró algún gen. Una guerra que salpicó de lodo a
todo el país.

Otra protesta era no comprar ningún periódico un día a la semana. No recuerdo con exactitud si era el miércoles o el jueves de cada semana. Pienso que sería de utilidad dar un aviso a navegantes y un toque de atención a los lacayos “escribidores” y esa prensa al servicio de los clubes políticos.

La que más me gustaba era la colocación de los aparatos de televisión en las ventanas y balcones con la pantalla mirando a la calle cuando el Mandamás de turno les colocaba el mensaje farfolla que correspondía.

Y las iglesias llenas, yo entraba en todas las que veía. En horas de misa, rosarios y esas cosas, estaban de bote en bote y me indicaron que había “cepillos” donde el óvolo era para ayuda a gente activa políticamente. Pero eso me lo dijeron. Contribuí pensando siempre que Solidaridad lo recibiría. Siento que no me equivoqué.

Me quedé helado cuando reunidos en una casa, alrededor de unas pocas botellas de cerveza (sin marca) y un café llevado por mí desde Suecia, me indicaron que éramos ocho y además yo era extranjero y aquello era punible.

Seguro que otros lectores tienen no solo mejores experiencias sino proyectos para decir “con mi voto NO”.

Ligur