El impuesto a los bancos, recién anunciado por Sánchez, significa que el PSOE se hace más de izquierda y se parece cada día más a Podemos.
En la práctica, el socialismo español, al igual que ocurrió en los nefastos tiempos de Largo Caballero e Indalecio Prieto, se hace más comunista. En 1936, ese deslizamiento condujo a la guerra.
En lugar de contener la inflación, esos nuevos impuestos a las grandes empresas la va a incrementar, pero eso no parece importarle al gobierno de Sánchez, cuyo único interés es disponer de dinero fresco para seguir comprando voluntades y votos.
Las grandes empresas repercutirán sus subidas de impuestos a sus clientes y con ello encarecerán más la vida e incrementarán la inflación. La realidad demuestra a diario que el sanchismo es inepto y torpe y que carece de mecanismos eficaces para evitar que las empresas encarezcan sus productos y servicios.
El sanchismo es ya el enemigo a derrotar para los poderes financieros españoles, lo que significa que Sánchez se "podemiza", se ancla en la izquierda y abandona los espacios moderados y de centro a la derecha., todo un error porque eso significa perder votos en las próximas elecciones y perder también el poder.
Gobernar con la banca en contra es difícil en cualquier país del mundo, pero en España quizás sea imposible.
Mal gobernado y corrompido por el sanchismo, el PSOE está olvidando quién es y dónde está, a pesar de contar con casi siglo y medio de vida.
En el actual momento, a pesar de que la historia y la razón les empuja hacia la bajada de impuestos y recetas liberales, como han hecho los países vecinos, los sanchistas, contaminados y podridos por el liderazgo de Pedro Sánchez, prefieren el comunismo de Podemos al liberalismo del PP.
La actual "podemización" del socialismo español también significa el abandono de la operación Yolanda Díaz, en la que el sanchismo cada día cree menos, a pesar de que fue concebida como la tabla de salvación para que Sánchez pudiera ganar de nuevo las elecciones.
La situación actual del sanchismo, con incapacidad manifiesta para detener la inflación y enderezar la destrozada economía española, perdiendo cada día masas de votos, es desesperada y el camino elegido de radicalizarse más sólo le deja abiertas dos opciones ante el futuro: o admiten que serán derrotados o preparan un pucherazo.
Francisco Rubiales
En la práctica, el socialismo español, al igual que ocurrió en los nefastos tiempos de Largo Caballero e Indalecio Prieto, se hace más comunista. En 1936, ese deslizamiento condujo a la guerra.
En lugar de contener la inflación, esos nuevos impuestos a las grandes empresas la va a incrementar, pero eso no parece importarle al gobierno de Sánchez, cuyo único interés es disponer de dinero fresco para seguir comprando voluntades y votos.
Las grandes empresas repercutirán sus subidas de impuestos a sus clientes y con ello encarecerán más la vida e incrementarán la inflación. La realidad demuestra a diario que el sanchismo es inepto y torpe y que carece de mecanismos eficaces para evitar que las empresas encarezcan sus productos y servicios.
El sanchismo es ya el enemigo a derrotar para los poderes financieros españoles, lo que significa que Sánchez se "podemiza", se ancla en la izquierda y abandona los espacios moderados y de centro a la derecha., todo un error porque eso significa perder votos en las próximas elecciones y perder también el poder.
Gobernar con la banca en contra es difícil en cualquier país del mundo, pero en España quizás sea imposible.
Mal gobernado y corrompido por el sanchismo, el PSOE está olvidando quién es y dónde está, a pesar de contar con casi siglo y medio de vida.
En el actual momento, a pesar de que la historia y la razón les empuja hacia la bajada de impuestos y recetas liberales, como han hecho los países vecinos, los sanchistas, contaminados y podridos por el liderazgo de Pedro Sánchez, prefieren el comunismo de Podemos al liberalismo del PP.
La actual "podemización" del socialismo español también significa el abandono de la operación Yolanda Díaz, en la que el sanchismo cada día cree menos, a pesar de que fue concebida como la tabla de salvación para que Sánchez pudiera ganar de nuevo las elecciones.
La situación actual del sanchismo, con incapacidad manifiesta para detener la inflación y enderezar la destrozada economía española, perdiendo cada día masas de votos, es desesperada y el camino elegido de radicalizarse más sólo le deja abiertas dos opciones ante el futuro: o admiten que serán derrotados o preparan un pucherazo.
Francisco Rubiales
Comentarios: