El proceso de concentración geopolítico se ha acelerado espectacularmente en los últimos años, generando una fuerza nueva que trastoca las viejas alianzas y convierte a los antiguos Estados-nación en superadas antigüedades. El proceso, todavía escasamente conocido por la opinión pública pero ampliamente estudiado en los principales Thinks Thanks del planeta, es tan vigoroso y rápido que todo indica que pronto el panorama mundial no estará marcado ya por decenas de países en cada continente, sino por cinco o seis grandes estados mundiales, cada uno de ellos con sus satélites y áreas de influencia.
Estados Unidos es hoy el único estado mundial que existe con aceptable madurez, lo que le proporciona una enorme ventaje estratégica con respecto a sus futuros competidores, que atraviesan diferentes etapas en sus respectivos procesos de formación.
La Unión Europea estaba, hasta hace poco, en un proceso avanzado de creación, pero ahora atraviesa un periodo de dificultades e incertidumbres, sin que sea posible vaticinar si llegará a ser uno de los estados mundiales del futuro o si terminará desintegrándose y siendo satélite de otros. Además de los actuales problemas, Europa tendrá que hacer frente en un futuro no muy lejano a la atracción que sobre ella ejercerán otros grandes estados mundiales como Estados Unidos, que es probable que consiga ganarse a Gran Bretaña y a otros, reconstruyendo así la vieja Alianza Atlántica, y Rusia, siempre que Moscú logre configurarse como gran estado mundial.
Además de Estados Unidos y la Unión Europea, China, la India, Rusia y Brasil se perfilan ya como Estados mundiales del futuro.
Los expertos creen que no hay duda que China y la India serán dos de esos grandes estados y que se repartirán Ásia y parte de Oceanía, mientras que existen más dudas sobre la capacidad de Rusia y de Brasil para despegar e integrar a sus potenciales satélites y áreas de influencia.
Sin embargo, las mayores dudas, en estos momentos, se refieren a la Unión Europea, que corre un serio peligro de desintegrarse, lo que convertiría a Europa, de nuevo, como en el siglo XX, en el mayor foco desestabilizados del planeta; al mundo árabe, que tiene muy dificil, aunque no imposible, configurarse como gran estado mundial unido por el Islam; África, donde no se aprecian, por ahora, energías ni liderazgos suficientes para poder configurar un Estado Mundial con base en el continente negro; y Japón, un país poderoso que querrá ser un Estado mundial pero que, aislado y peligrosamente aprisionado entre dos grande potencias del futuro, Estados Unidos y China, difícilmente podrá conseguirlo.
Australia y Nueva Zelanda no tienen masa crítica suficiente para conformar un gran estado mundial en el futuro, pero sí cuentan con su pujanza, con el aislamiento geográfico y con su cultura para ser un area satélite privilegiada, probablemente agregada también a Estados Unidos.
Algunos estudiosos, con los que coincidimos, se atreven a vaticinar que Japón, cuya aversión hacia China es ancestral e invencible, terminará integrándose como un satélite preferencial con Estados Unidos, lo que otorgará a esa alianza un largo predominio mundial.
Rusia, si consigue resurgir y asumir su destino como potencia, volverá a integrar a muchos de los teritorios que comprendía cuando era la Unión Soviética y será uno de los más importantes estados mundiales del futuro, aunque existen numerosas incognitas y dudas en torno a sus posibilidades reales de lograrlo.
Brasil tiene todavía más complicado su camino hacia el futuro como estado mundial. Para lograrlo deberá ejercer un liderazgo suficiente sobre todos los paises de Sudamérica, su área natural de influencia y donde estarían localizados sus satélites.
Mexico, otro de los grandes paises del futuro, es probable que intente agrupar bajo su liderazgo a países de Centroamérica y el Caribe, pero lo más probable es que rechace integrarse con Brasil y Sudamérica y lo haga con Estados Unidos, un país que incorporará cada vez más a su identidad el habla y la cultura hispana.
Estados Unidos es hoy el único estado mundial que existe con aceptable madurez, lo que le proporciona una enorme ventaje estratégica con respecto a sus futuros competidores, que atraviesan diferentes etapas en sus respectivos procesos de formación.
La Unión Europea estaba, hasta hace poco, en un proceso avanzado de creación, pero ahora atraviesa un periodo de dificultades e incertidumbres, sin que sea posible vaticinar si llegará a ser uno de los estados mundiales del futuro o si terminará desintegrándose y siendo satélite de otros. Además de los actuales problemas, Europa tendrá que hacer frente en un futuro no muy lejano a la atracción que sobre ella ejercerán otros grandes estados mundiales como Estados Unidos, que es probable que consiga ganarse a Gran Bretaña y a otros, reconstruyendo así la vieja Alianza Atlántica, y Rusia, siempre que Moscú logre configurarse como gran estado mundial.
Además de Estados Unidos y la Unión Europea, China, la India, Rusia y Brasil se perfilan ya como Estados mundiales del futuro.
Los expertos creen que no hay duda que China y la India serán dos de esos grandes estados y que se repartirán Ásia y parte de Oceanía, mientras que existen más dudas sobre la capacidad de Rusia y de Brasil para despegar e integrar a sus potenciales satélites y áreas de influencia.
Sin embargo, las mayores dudas, en estos momentos, se refieren a la Unión Europea, que corre un serio peligro de desintegrarse, lo que convertiría a Europa, de nuevo, como en el siglo XX, en el mayor foco desestabilizados del planeta; al mundo árabe, que tiene muy dificil, aunque no imposible, configurarse como gran estado mundial unido por el Islam; África, donde no se aprecian, por ahora, energías ni liderazgos suficientes para poder configurar un Estado Mundial con base en el continente negro; y Japón, un país poderoso que querrá ser un Estado mundial pero que, aislado y peligrosamente aprisionado entre dos grande potencias del futuro, Estados Unidos y China, difícilmente podrá conseguirlo.
Australia y Nueva Zelanda no tienen masa crítica suficiente para conformar un gran estado mundial en el futuro, pero sí cuentan con su pujanza, con el aislamiento geográfico y con su cultura para ser un area satélite privilegiada, probablemente agregada también a Estados Unidos.
Algunos estudiosos, con los que coincidimos, se atreven a vaticinar que Japón, cuya aversión hacia China es ancestral e invencible, terminará integrándose como un satélite preferencial con Estados Unidos, lo que otorgará a esa alianza un largo predominio mundial.
Rusia, si consigue resurgir y asumir su destino como potencia, volverá a integrar a muchos de los teritorios que comprendía cuando era la Unión Soviética y será uno de los más importantes estados mundiales del futuro, aunque existen numerosas incognitas y dudas en torno a sus posibilidades reales de lograrlo.
Brasil tiene todavía más complicado su camino hacia el futuro como estado mundial. Para lograrlo deberá ejercer un liderazgo suficiente sobre todos los paises de Sudamérica, su área natural de influencia y donde estarían localizados sus satélites.
Mexico, otro de los grandes paises del futuro, es probable que intente agrupar bajo su liderazgo a países de Centroamérica y el Caribe, pero lo más probable es que rechace integrarse con Brasil y Sudamérica y lo haga con Estados Unidos, un país que incorporará cada vez más a su identidad el habla y la cultura hispana.