Ante el vertiginoso crecimiento del precio del petroleo y de los carburantes, un fenómeno que dispara la inflación, encarece los transportes y merma los ingresos de la mayor parte de los ciudadanos y empresarios, el gobierno español se niega a reducir, ni siquiera temporalmente, los impuestos enormes que gravan a los combustibles, que, en algunos casos, llegan al 70 por ciento.
Otros paises europeos, ante la subida del petroleo, han optado por reducir sus impuestos, pero España no quiere hacerlo, a pesar de que el Estado está recaudando mucho más de lo previsto, hasta el punto de que sus cuentas arrojan superavit.
Mientras que el ministro Solbes justifica que los precios sigan altos porque reducir los impuestos aumentaría el consumo de carburantes, el ministro Montilla pide a las petroleras que reduzcan sus márgenes de beneficio.
De cada 100 euros gastados por un consumidor español en llenar su doposito, el Estado se lleva casi 70, mientras que los 30 restantes se reparten entre petroleras, transportistas, distribuidores y vendedores.
El gobierno español está recibiendo avalanchas de dinero procedentes de los impuestos que gravan el consumo y la cosecha será mayor todavía este verano cuando millones de turistas, que compran gasolina sin utilizar la mayoría de los servicios básicos del Estado, tengan que llenar sus depósitos en gasolineras españolas.
Al gobierno le sobra el dinero en la actualidad y, en opinión de los expertos, podría reducir sus márgenes de impuestos, como han hecho otros gobiernos europeos, para ayudar a los ciudadanos y a muchos sectores empresariales en esta coyuntura difícil, pero la insaciable voracidad recaudadora del poder político lo impide.
¡Lástima!
Otros paises europeos, ante la subida del petroleo, han optado por reducir sus impuestos, pero España no quiere hacerlo, a pesar de que el Estado está recaudando mucho más de lo previsto, hasta el punto de que sus cuentas arrojan superavit.
Mientras que el ministro Solbes justifica que los precios sigan altos porque reducir los impuestos aumentaría el consumo de carburantes, el ministro Montilla pide a las petroleras que reduzcan sus márgenes de beneficio.
De cada 100 euros gastados por un consumidor español en llenar su doposito, el Estado se lleva casi 70, mientras que los 30 restantes se reparten entre petroleras, transportistas, distribuidores y vendedores.
El gobierno español está recibiendo avalanchas de dinero procedentes de los impuestos que gravan el consumo y la cosecha será mayor todavía este verano cuando millones de turistas, que compran gasolina sin utilizar la mayoría de los servicios básicos del Estado, tengan que llenar sus depósitos en gasolineras españolas.
Al gobierno le sobra el dinero en la actualidad y, en opinión de los expertos, podría reducir sus márgenes de impuestos, como han hecho otros gobiernos europeos, para ayudar a los ciudadanos y a muchos sectores empresariales en esta coyuntura difícil, pero la insaciable voracidad recaudadora del poder político lo impide.
¡Lástima!