Llegó a ser la religión de los que amaban el progreso y la última gran esperanza colectiva, de la Humanidad, pero el socialismo puede considerarse hoy fracasado y se bate en retirada en todas sus vertientes y encarnaciones: comunista, soviética, china, cubana, africana, asiática, tercermunista y hasta socialdemócrata.
En las recientes elecciones de Polonia, la socialdemocracia, desfigurada por la corrupción, acaba de perder una de sus últimas batallas, después de haber sido la gran esperanza de la sociedad polaca, tras el hundimiento del comunismo.
El libro “ El Paraíso en la Tierra. Ascenso y caída del socialismo ”, de Joshua Muravchik, de gran éxito en Estados Unidos, es, probablemente, una de las más certeras, honradas y objetivas descripciones de lo que ha significado el socialismo, en todas sus versiones, desde el comunismo ruso al chino, sin olvidar la socialdemocracia y hasta la influencia socialista en los regímenes fascistas. El libro es todo un éxito en Estados Unidos que pronto aparecerá en Italia y que está siendo traducido con velocidad a otros idiomas.
Dice Muravchik, experto analista de la American Enterprise Institute, para quien el socialismo ha sido una utopía generosa y, a la vez, trágica, que jamás ha funcionado, que el socialismo ha sido un intento de sustituir la religión por una doctrina política que se presentaba como científica, que quería construir un hombre nuevo e instaurar un paraíso en la Tierra.
El socialismo, según el autor, que fue socialista en sus años jóvenes, como su padre y su abuelo, fue una fe ideológica y un deseo noble que pronto se transformó en una pesadilla en todas sus manifestaciones, desde el comunismo ruso al chino, sin olvidar el asiático, el africano, el tercermundista, el intento utópico de Robert Owen por instaurarlo en Estados Unidos y las influencias socialistas en el fascismo, hasta la “liquidación” de sus últimos modelos, practicadas por Gorbachov, Deng Xiaoping y Tony Blair.
Sostiene el autor que ninguna otra “religión” en la historia, ni siquiera la cristiana o la musulmana, consiguió expandirse tan amplia y velozmente como el socialismo por el mundo, del mismo modo que ninguna otra se desmoronó tan vertiginosamente.
En las recientes elecciones de Polonia, la socialdemocracia, desfigurada por la corrupción, acaba de perder una de sus últimas batallas, después de haber sido la gran esperanza de la sociedad polaca, tras el hundimiento del comunismo.
El libro “ El Paraíso en la Tierra. Ascenso y caída del socialismo ”, de Joshua Muravchik, de gran éxito en Estados Unidos, es, probablemente, una de las más certeras, honradas y objetivas descripciones de lo que ha significado el socialismo, en todas sus versiones, desde el comunismo ruso al chino, sin olvidar la socialdemocracia y hasta la influencia socialista en los regímenes fascistas. El libro es todo un éxito en Estados Unidos que pronto aparecerá en Italia y que está siendo traducido con velocidad a otros idiomas.
Dice Muravchik, experto analista de la American Enterprise Institute, para quien el socialismo ha sido una utopía generosa y, a la vez, trágica, que jamás ha funcionado, que el socialismo ha sido un intento de sustituir la religión por una doctrina política que se presentaba como científica, que quería construir un hombre nuevo e instaurar un paraíso en la Tierra.
El socialismo, según el autor, que fue socialista en sus años jóvenes, como su padre y su abuelo, fue una fe ideológica y un deseo noble que pronto se transformó en una pesadilla en todas sus manifestaciones, desde el comunismo ruso al chino, sin olvidar el asiático, el africano, el tercermundista, el intento utópico de Robert Owen por instaurarlo en Estados Unidos y las influencias socialistas en el fascismo, hasta la “liquidación” de sus últimos modelos, practicadas por Gorbachov, Deng Xiaoping y Tony Blair.
Sostiene el autor que ninguna otra “religión” en la historia, ni siquiera la cristiana o la musulmana, consiguió expandirse tan amplia y velozmente como el socialismo por el mundo, del mismo modo que ninguna otra se desmoronó tan vertiginosamente.
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