La actual rebelión de los pensionistas, el asco nacional contra la corrupción de los políticos, la indignación ante la ruín permisividad de los partidos políticos con los independentistas catalanes, la invasión de inmigrantes que nos odian y el hartazgo de la ciudadanía ante el poder excesivo y sin controles de una clase política española que ha fracasado claramente y conducido al país hasta la injusticia, el desprestigio y la antidemocracia, así como otras reacciones indignadas ante otras estafas y agresiones del poder y otras muchas desatadas en España son signos claros de que el miedo está cambiando de bando y que ahora son los políticos los que temen a los ciudadanos, cansados de ser engañados y aplastados por la clase dirigente.
La conocida sentencia de que "Cuando el pueblo teme al gobierno es que hay tiranía, pero cuando es el gobierno el que teme al pueblo es que hay democracia" se está cumpliendo en España al pie de la letra. Nuestro miedo demuestra que estamos rodeados de tiranía, pero nuestra rebeldía abre las puertas a la esperanza de una democracia futura.
La ciudadanía pierde el miedo y le planta cara a la que es, seguramente, la peor clase política de toda Europa, culpable de casi todas las desgracias de España, desde la corrupción al abuso de poder, sin olvidar estafas, engaños y una torpeza y codicia que han precipitado la indignación de la sociedad y un profundo divorcio entre políticos y ciudadanos.
El rechazo a los políticos es tan grande en España, que hay ya millones de ciudadanos que se sienten expoliados y que piensan que el peor enemigo de España es su clase política.
Los políticos se sienten tan a gusto en la pocilga sin ética ni controles que ellos mismos han creado que se resisten a cambiar las reglas del juego y a erradicar la corrupción, que ha costado a España cientos de miles de millones de euros, una masa de dinero suficiente para solucionar el déficit de las pensiones, la sanidad y la educación.
Los ciudadanos españoles, ante la falta de colaboración de los políticos, cada día más despreciados y hasta odiados, y su persistencia en los abusos y errores, están llegando a una conclusión terrible: los políticos son los mayores enemigos de España y de sus ciudadanos.
Los políticos españoles, dueños del Estado y señores del país durante décadas, no quieren entender que se les ha acabado el crédito y que ya no pueden hacer, como antes, todo lo que deseaban, desde subirse los sueldos una y otra vez hasta incrementar sus privilegios, practicar recortes crueles, subir los impuestos y abrazar con entusiasmo la corrupción que está destruyendo España.
Insaciables, imprudentes, arrogantes y torpes, han llegado demasiado lejos en la soberbia y no se han dado cuenta que el abuso siempre tiene un límite, sobre todo cuando ellos se hacen ricos mientras los ciudadanos padecen, cada día con más intensidad, el empobrecimiento.
La lista de abusos e iniquidades de la clase política española es inmensa e incluye desde estafas a promesas incumplidas, escándalos de corrupción nauseabundos y una ristra tan enorme de delitos que los dos grandes partidos y sus socios del nacionalismo catalán se han convertido en las asociaciones más delictivas del país, después de Eta, con miles de militantes y cargos inculpados, condenados y bajo sospecha de enriquecimiento ilícito y otras suciedades.
Pero ha sido el expolio del fondo de las pensiones y el peligro real de que esas pensiones, pagadas durante toda la vida por millones de trabajadores, desaparezcan o se reduzcan sustancialmente, mientras el gobierno incrementa sus privilegios y lujos, lo que ha provocado el viento fuerte de rebelión ciudadana que hoy atraviesa España de parte a parte, un movimiento que puede ser el anticipo de una terremoto que haga desaparecer a los partidos inmersos en la suciedad e imponga la decencia donde sólo ha existido abuso y desprecio a las regalas de la democracia.
Francisco Rubiales
La conocida sentencia de que "Cuando el pueblo teme al gobierno es que hay tiranía, pero cuando es el gobierno el que teme al pueblo es que hay democracia" se está cumpliendo en España al pie de la letra. Nuestro miedo demuestra que estamos rodeados de tiranía, pero nuestra rebeldía abre las puertas a la esperanza de una democracia futura.
La ciudadanía pierde el miedo y le planta cara a la que es, seguramente, la peor clase política de toda Europa, culpable de casi todas las desgracias de España, desde la corrupción al abuso de poder, sin olvidar estafas, engaños y una torpeza y codicia que han precipitado la indignación de la sociedad y un profundo divorcio entre políticos y ciudadanos.
El rechazo a los políticos es tan grande en España, que hay ya millones de ciudadanos que se sienten expoliados y que piensan que el peor enemigo de España es su clase política.
Los políticos se sienten tan a gusto en la pocilga sin ética ni controles que ellos mismos han creado que se resisten a cambiar las reglas del juego y a erradicar la corrupción, que ha costado a España cientos de miles de millones de euros, una masa de dinero suficiente para solucionar el déficit de las pensiones, la sanidad y la educación.
Los ciudadanos españoles, ante la falta de colaboración de los políticos, cada día más despreciados y hasta odiados, y su persistencia en los abusos y errores, están llegando a una conclusión terrible: los políticos son los mayores enemigos de España y de sus ciudadanos.
Los políticos españoles, dueños del Estado y señores del país durante décadas, no quieren entender que se les ha acabado el crédito y que ya no pueden hacer, como antes, todo lo que deseaban, desde subirse los sueldos una y otra vez hasta incrementar sus privilegios, practicar recortes crueles, subir los impuestos y abrazar con entusiasmo la corrupción que está destruyendo España.
Insaciables, imprudentes, arrogantes y torpes, han llegado demasiado lejos en la soberbia y no se han dado cuenta que el abuso siempre tiene un límite, sobre todo cuando ellos se hacen ricos mientras los ciudadanos padecen, cada día con más intensidad, el empobrecimiento.
La lista de abusos e iniquidades de la clase política española es inmensa e incluye desde estafas a promesas incumplidas, escándalos de corrupción nauseabundos y una ristra tan enorme de delitos que los dos grandes partidos y sus socios del nacionalismo catalán se han convertido en las asociaciones más delictivas del país, después de Eta, con miles de militantes y cargos inculpados, condenados y bajo sospecha de enriquecimiento ilícito y otras suciedades.
Pero ha sido el expolio del fondo de las pensiones y el peligro real de que esas pensiones, pagadas durante toda la vida por millones de trabajadores, desaparezcan o se reduzcan sustancialmente, mientras el gobierno incrementa sus privilegios y lujos, lo que ha provocado el viento fuerte de rebelión ciudadana que hoy atraviesa España de parte a parte, un movimiento que puede ser el anticipo de una terremoto que haga desaparecer a los partidos inmersos en la suciedad e imponga la decencia donde sólo ha existido abuso y desprecio a las regalas de la democracia.
Francisco Rubiales
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