Boris Izaguirre, venezolano residente en España, ha dicho en público, ante una audiencia televisiva, que "El Partido Popular se está convirtiendo en más antidemocrático que ETA".
Nuestros lectores saben que este blog no es precisamente "amigo" de los partidos políticos, a los que considera un obstáculo para la limpieza democrática, pero la burrada dicha por Izaguirre contra el principal partido de la oposición es de tal calibre que ofende a los demócratas y no debería quedar impune en una sociedad que parece soportarlo todo sin reaccionar, hasta las afirmaciones más injustas y sucias.
Boris Izaguirre es símbolo de una inmigración, afortunadamente minoritaria, que no sólo no aporta nada a la nación que le acoge, sino que contribuye a su decadencia. Sus mayores aportaciones a la cultura televisiva española han sido expandir el afeminamiento, exhibir carnes fofas y promocionar el chismorreo.
Aconsejamos al PP que se querelle contra él y que destine los miles de euros a los que, con seguridad, será condenado, a las víctimas españolas del proxenetismo y la pedofilia.
Lamentable y cobarde fue también el silencio de sus contertulios ante esa afirmación vil.
Nuestros lectores saben que este blog no es precisamente "amigo" de los partidos políticos, a los que considera un obstáculo para la limpieza democrática, pero la burrada dicha por Izaguirre contra el principal partido de la oposición es de tal calibre que ofende a los demócratas y no debería quedar impune en una sociedad que parece soportarlo todo sin reaccionar, hasta las afirmaciones más injustas y sucias.
Boris Izaguirre es símbolo de una inmigración, afortunadamente minoritaria, que no sólo no aporta nada a la nación que le acoge, sino que contribuye a su decadencia. Sus mayores aportaciones a la cultura televisiva española han sido expandir el afeminamiento, exhibir carnes fofas y promocionar el chismorreo.
Aconsejamos al PP que se querelle contra él y que destine los miles de euros a los que, con seguridad, será condenado, a las víctimas españolas del proxenetismo y la pedofilia.
Lamentable y cobarde fue también el silencio de sus contertulios ante esa afirmación vil.
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