El fin del "cortijo" socialista andaluz

Buenos días Don Francisco

Un final bastante descafeinado. Una pena.

Recuerdo que en el 2012 el PP estuvo a punto de ganar por la absoluta en Andalucía, a pocos meses de haber ganado por la absolutísima en toda España (20N 2011) y con unos % en nacionales que de haberse traspuesto a las de la Taifa le abrían dado también esa absoluta, todavía no está muy claro porque no ganó. Habría acabado antes con ese "cortijo", pero no pudo ser.


Comentaba usted en otros post el tema de los pucherazos. Y tengo la sensación de que entonces lo hubo. Obviamente con la colaboración del PP, el teórico damnificado. Conviene recordar como se plegó el PP del 20N 2011 nacional a todas las Leyes ideol´pogcas de Zapatero. Mas esa visita del propio Zapatero al poco de ganar el PP al Ministro de Interior de cuyao contenido no se quiso informar con claridad.

Viendo las cosas con perspectiva está claro que el PP no quiso el derrumbe del PSOE, porque el PP se justifica en la existencia del PSOE. Y temía que si Rosa Diez y UPyD crecían, y en el caso andaluz podría haber hecho de fiel de la balanza de haber sacado un resultado decente decantandolo hacia el PP a costa de entrar a fomdo en los escándalos ya sabidos de corrupción del PSOE; podría haber significado el ascenso de una izquierda muy incómoda (con tendencias jacobinas y que no diera miedo a mucho votante del PP), muy diferente de algo cómo Podemos (por ejemplo, el partido promocionado desde el establishment en 2014).

Perspectiva que entiende mucho mejor el por qué la Juez Alaya fue tabién tan incómoda para el PP. Y como desde el PP se promovió también el que se le hiciera luz de gas.

Sólo así se entiende que de la pelota inicial de fraude, de mas de 3.000 millones de €, se acabaran sustantivando los 700 y pico de después y que las penas hayan sido tan exhimias y tan tarde.

Por cierto

¿Han salido los cuates en todos los telediraios del Canal Sur mañana, tarde y noche entrando en la cárcel?

Un cordial saludo

Buenas a todos,

El socialismo, pero en general, cualquier tendencia colectivista, tiende a conseguir un dominio del discurso, los gobiernos que tenemos desde hace muchos años son producto de la mediatización, y eso es lo que provoca el tener estas situaciones en las que en muchos países se sigue apoyando este tipo de ideas colectivistas, que algunos sabemos racionalmente el daño que hacen.

Ahora bien, no es una tarea fácil que la gente masivamente se vacune frente al horror de las ideas colectivistas haciendo que no tengan que pasar por vivir la experiencia. Y eso no es fácil por muchas razones, estoy convencido de que algunas de ellas todavía están por aclarar.

La vacunación frente al colectivismo, en mi caso, es fruto casi accidental, yo no he tenido que vivirlo, pero he ido cayendo en la cuenta del problema conforme veía cada pequeña cosa que iban pasando en la política, mientras he mantenido un interés permanente en los asuntos públicos.

Eso me ha permitido tener una cierta idea de las cosas que no se ven, que no cuentan, etc. enfocándome en ellas, que las considero más importantes para explicar tanto los fenómenos problemáticos, como donde están las soluciones reales de los mismos.

El proceso por el que algo que empieza en España, como el movimiento 15-m se va instrumentalizando y degenerando en otra cosa, ese evento fue el que más me impactó a la hora de tener un rechazo contundente a cualquier forma de colectivismo. He identificado la ideología colectivista como una amenaza a la libertad y que es capaz de sabotear los intentos de la sociedad por avanzar hacia la democracia.

Estas ideas colectivistas dominan el discurso porque, esto creo que lo mencioné una vez, se adaptan de muchas maneras a la estructura mental natural de las personas que depende de la conciencia de grupo, pero esta estructura es defectuosa con los grupos masivos, como vengo diciendo reiteradamente.

Aunque eso no se menciona explícitamente en ninguna parte en "ponerología política", uno puede sacar esa conclusión, la capacidad de engaño del factor ponerogénico explota esa vulnerabilidad.

Las personas necesitan ser capaces de conocer, de alguna manera, un mínimo suficiente por el cual empieza a ver el problema y a identificar los componentes habituales del mismo, y eso no se puede llevar discursivamente de manera normal.

Y es una de tantas cosas por las que considero caduco la mayoría de situaciones comunicativas habituales, el diálogo uno a uno, el discurso lineal no interactivo, como el texto o audios. Aunque no tanto, también eso incluye el audiovisual, pero eso es otro problema más complicado.

Es lento, limitado y cada vez menos efectivo para contener este problema de las grandes sociedades masificados. Veo que hace falta una comunicación nueva y una dialéctica nueva para que las personas desarrollen una manera de pensar distinta y vean cosas que de otra manera no podrían o que habrían tardado muchísimo en comprender de otra manera.

La masa que no es inteligente, podría llegar a serlo con otra manera de comunicar, que le permita ser inteligente, y por tanto no depender de esos mecanismos de grupo, que son tan fáciles de explotar para otros fines.

El proceso entero por el cual esas ideologías colectivistas conllevan grandes desastres es un proceso complejo que se da en la masa y que intervienen muchos elementos que van causando un fenómeno destructivo tras otro.

Nunca nadie normalmente sería capaz de ver y considerarlos todos. Pero en cuanto las personas son conscientes de un mínimo porcentaje de ellos, entienden la amenaza, y saben evitarla.

Pero es muy difícil llegar a provocar esa conciencia, a través de una exposición o análisis punto por punto del problema. Quizás solamente en la educación, podría llegarse a que eso sea efectivo. Pero no estamos en una situación en la que podamos decidir eso.

Así que necesitamos que la gente empieza a vislumbrar las bases sobre las que se sustentan los grandes desastres de las sociedades.

Una de esas bases puede ser, el estudio sobre el que trata el libro del psiquiatra polaco Lobaczweski "Ponerología Política". Otra, es aquella que tiene que ver, con la dificultad de las personas para organizarse en grandes grupos, y la dependencia que hemos creado desde miles de años, de intermediarios, personificados, institucionalizados, pero también, una cierta debilidad ante símbolos y lenguaje, que aludan a los mismos y a la conciencia de grupo.

Para poder organizarnos en grandes grupos, hemos evolucionado en un rasgo de la conciencia por la cual, hacemos en cierta manera intocables a los líderes políticos, por muy corruptos e impresentables que sean, así como a los símbolos que nos identifican con nuestro grupo, haciéndolos sagrados. De esa manera la sociedad no se revuelve en interminables luchas de poder entre pequeños grupos como tribus. Es una tolerancia hacia lo que representa al grupo, no es una tolerancia al mal.

Pero con el tiempo, el respeto hacia el poder se puede convertir en respeto hacia el mal, conforme las minorías patológicas se hacen con el poder y van contagiando de sus falacias y su manera retorcida de intepretar el mundo.

Entonces la solución es hacer aquello que permita resolver el problema por el cual forzosamente somos dependientes de intermediarios y damos tanto valor positivo automático a esos atajos simbólicos como palabras, gestos, símbolos. Así como hacer aquello que permita que esas minorías patológicas no puedan escalar hacia las funciones de intermediación, o cualquier otra que implica contradicción con el rasgo anómalo que pueda tener en la personalidad.

Y entonces, forma parte de una solución, mantener el apoyo constante al orden liberal, que se fundamenta en la desconfianza hacia la acumulación de poder. Apoyar la libertad de expresión, la división de poderes, el respeto a la constitución, el respeto a la propiedad privada, etc. aunque no soluciona el problema directamente, porque la amenaza sigue ahí, pero permite resistir ganar tiempo para seguir combatiendo la amenaza.

Un saludo