¿Nos están exterminando? Los grandes “think tanks” del planeta coinciden al afirmar que un mundo poblado por más de 10.000 millones de personas es ingobernable e inseguro. Los que mandan y controlan las riquezas saben que ese mundo superpoblado pone en peligro los equilibrios y poderes que garantizan su hegemonía y los privilegios de los muy ricos. Muchos piensan que la única manera de garantizar la estabilidad, la paz y el poder de los que siempre han mandado es disminuyendo la población, por cualquier método.
Lo cierto es que el poder rechaza un crecimiento continuo de la población y está dispuesto a controlarla del modo que sea. Los más duros e insensibles hablan de una guerra a gran escala y de epidemias devastadoras, fabricadas en laboratorios, pero hay otras formas más "suaves" de lograr que la población descienda y algunas de esas opciones ya están funcionando.
El índice de natalidad en España cae por octavo año consecutivo. La edad media de la población de Madrid es de 45 años, un dato alarmante que convierte a España en uno de los países mas envejecidos del planeta. Los inmigrantes llegan sin filtrar y ponen en peligro nuestra cultura con sus actitudes rebeldes y hasta delictivas, pero hay que reconocer que son imprescindibles para mantener vivo el país porque los españoles parecen haber renunciado a reproducirse.
La superpoblación es un fenómeno que en tiempos pasados se controlaba con las disminuciones naturales de la población, con guerras o con epidemias letales, pero que ahora, con el avance de la medicina y del nivel de vida, esa solución no funciona y la población no para de crecer. Los más pesimistas y dados a la conspiración afirman que la crisis actual es un montaje para exterminar población y lograr un nuevo periodo expansivo del desarrollo, basado en el consumo.
El miedo, el egoísmo y la comodidad nos impiden tener hijos. Cada día son más numerosas las familias con un solo hijo, condenado a vivir sin hermanos. Olvidamos que nuestros antepasados solucionaron problemas mayores con familias numerosas. Creemos ser más felices por posponer e incluso descartar la idea de ser padres, pero olvidamos que los hijos son futuro, ilusión, risas y felicidad. Cada día invertimos más en combatir el aburrimiento.
Según muchos expertos, el mayor problema para el control de la población son los musulmanes, dispuestos a tener hijos sin límites y conquistar así, con el vientre de sus mujeres, el mundo occidental que tanto odian. Algunos analistas creen que muchas de las guerras que están asolando el mundo musulman tienen su origen remoto en la necesidad de frenar el crecimiento de las poblaciones en países como Siria, Irak, Egipto, Afganistan y otros muchos.
Otra de las razones de los poderosos para controlar la población es que la democracia es un peligro cuando los que votan están cabreados, como está ocurriendo ya en nuestros tiempos por causa de la desigualdad y la injusticia de un mundo dividido claramente en pobres y ricos, los pobres casi abandonados a su triste destino y los ricos cada día más protegidos y acaparando más riqueza. El voto de las poblaciones indignadas será rebelde y vengativo, lo que convertirá el mundo en inestable, peligroso e ingobernable.
No hay certezas comprobables ni información contrastada en este terreno, donde las verdades y políticas se guardan bajo siete cerrojos y están bajo el control de los servicios de inteligencia. Pero, sea cual sea la verdad, es indiscutible que el poder mundial teme un crecimiento exagerado de la población y que está dispuesto a frenarlo, incluso utilizando métodos tan drásticos que conocerlos causarían pánico.
Francisco Rubiales
Lo cierto es que el poder rechaza un crecimiento continuo de la población y está dispuesto a controlarla del modo que sea. Los más duros e insensibles hablan de una guerra a gran escala y de epidemias devastadoras, fabricadas en laboratorios, pero hay otras formas más "suaves" de lograr que la población descienda y algunas de esas opciones ya están funcionando.
El índice de natalidad en España cae por octavo año consecutivo. La edad media de la población de Madrid es de 45 años, un dato alarmante que convierte a España en uno de los países mas envejecidos del planeta. Los inmigrantes llegan sin filtrar y ponen en peligro nuestra cultura con sus actitudes rebeldes y hasta delictivas, pero hay que reconocer que son imprescindibles para mantener vivo el país porque los españoles parecen haber renunciado a reproducirse.
La superpoblación es un fenómeno que en tiempos pasados se controlaba con las disminuciones naturales de la población, con guerras o con epidemias letales, pero que ahora, con el avance de la medicina y del nivel de vida, esa solución no funciona y la población no para de crecer. Los más pesimistas y dados a la conspiración afirman que la crisis actual es un montaje para exterminar población y lograr un nuevo periodo expansivo del desarrollo, basado en el consumo.
El miedo, el egoísmo y la comodidad nos impiden tener hijos. Cada día son más numerosas las familias con un solo hijo, condenado a vivir sin hermanos. Olvidamos que nuestros antepasados solucionaron problemas mayores con familias numerosas. Creemos ser más felices por posponer e incluso descartar la idea de ser padres, pero olvidamos que los hijos son futuro, ilusión, risas y felicidad. Cada día invertimos más en combatir el aburrimiento.
Según muchos expertos, el mayor problema para el control de la población son los musulmanes, dispuestos a tener hijos sin límites y conquistar así, con el vientre de sus mujeres, el mundo occidental que tanto odian. Algunos analistas creen que muchas de las guerras que están asolando el mundo musulman tienen su origen remoto en la necesidad de frenar el crecimiento de las poblaciones en países como Siria, Irak, Egipto, Afganistan y otros muchos.
Otra de las razones de los poderosos para controlar la población es que la democracia es un peligro cuando los que votan están cabreados, como está ocurriendo ya en nuestros tiempos por causa de la desigualdad y la injusticia de un mundo dividido claramente en pobres y ricos, los pobres casi abandonados a su triste destino y los ricos cada día más protegidos y acaparando más riqueza. El voto de las poblaciones indignadas será rebelde y vengativo, lo que convertirá el mundo en inestable, peligroso e ingobernable.
No hay certezas comprobables ni información contrastada en este terreno, donde las verdades y políticas se guardan bajo siete cerrojos y están bajo el control de los servicios de inteligencia. Pero, sea cual sea la verdad, es indiscutible que el poder mundial teme un crecimiento exagerado de la población y que está dispuesto a frenarlo, incluso utilizando métodos tan drásticos que conocerlos causarían pánico.
Francisco Rubiales
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