El 'alto el fuego permanente' de ETA es una pausa para negociar

Las treguas de ETA son como un ilusionado abrazo de la fantasía, que suele desembocar en una amarga frustración en el vacío y la desazón de la estafa y el engaño aplicado, como siempre, sobre la bondad y esperanzas de los justos. Esta tregua no es una tregua trampa para reforzarse. Esta vez se han reforzado antes de la tregua con todo una partido de la enjundia del autodenominado, cínicamente, socialista obrero e irónicamente, español, el cual aporta toda su legión acorazada. Un variopinto círculo, algunos con poder, mimo y especial amparo legalizado desde el Estado y blindado con los enemigos del mismo. Homosexuales, feministas, fascistas, renegados, negreros, rencorosos, traidores, inmorales, amorales, radicales, anti-españoles, estafadores, andolgueros, cipayos, vividores, extorsionadores, ineptos, cobardes, mentirosos, colaboracionistas, terroristas... Hordas impuestas a la ciudadanía inocente en castigo por sus milenios de disfrute en la moral y ética de sus valores. Todos a una contra todos los otros. Todos arrogados el derecho a irrogar, en la inmunda y paternalista inmunidad estatal, empeñados todos en ganar la guerra que perdió el abuelito...

¡Dios! ¿Tantos son? ¿Tantos que suman más que los que no son? ¿Tantos con tanto poder?

Muy oportuna, la tregua y su encantamiento, tras la aprobación del estatuto que consolida el régimen fascista en cataluña, que autoriza a cataluña a expoliar a la Nación, a impedir el acceso a cargos relevantes de españoles en esa parte de España, sin previo adoctrinamiento a través del fanatismo idiomático, y a desautorizar al Estado dentro y fuera de cataluña y de España, por ejemplo.

ETA ha hablado. Ha hablado ocultándose, como siempre. Exigiendo, como siempre. Confirmando sus reivindicaciones de siempre. Con su actitud y estilo de siempre. Sin cejar un solo milímetro en su postura de siempre. Tan criminal como siempre. Tan asesina como siempre. Tan hampona y altanera como siempre. Tan armada como siempre. Tan oportunista como siempre. Segura de la cobardía del Estado, como siempre. Segura de estar bien flanqueada y asistida por sus servidores en el Estado, como siempre.

La ETA de hoy y la de los sesenta solo ha cambiado su plantilla y engrosado sus secuaces nutridos de la política. Su discurso y objetivos siguen intactos. Lamentablemente el Estado si ha cambiado rebajándose al nivel de la escoria.

La banda de asesinos ha hablado de justicia. De derechos. De "paz". Paradójico ¿No?

Las bandas, las otras, han repicado campanas. Han celebrado con brindis. Han montado su esperpéntico y patético circo activando a sus voceros que pregonan sin parar lo que sin duda es un triunfo del gran jefe, que en actitud mas grave y solemne pide "prudencia" en lo que "sin duda será un largo camino hasta la "paz"". Mientras, sus acólitos acusan a Rajoy de los muchos palos que colocó en las ruedas de esa "paz". Otegi EXIGE a los jueces y a las FSE que no detengan ni juzguen a mas asesinos ni colaboracionistas. El que tan bien protege los intereses de los asesinos y sus colaboradores y que debería ejercer de Fiscal General del Estado, pide consideración a los jueces con el concepto de aplicación "cautelar" a los asesinos. IU habla de la "Paz". Ibarreche también. ZP, Teresa de la Vega, El mundo, El periódico, El País, The Time, Le Monde... Toda la prensa española... La extranjera.

LA PAZ. La celebran, la soban, la alaban, se la arrogan, se adornan con ella entre hipos de prudente prudencia, desde una embriaguez mal disimulada.

La "paz" está servida. Y yo, pobre de mí, sin saber que no la teníamos. Sin saber que estábamos en guerra con algo y/o con alguien. Disfrutaba de una paz que no existía. Que todos sabían de su ausencia menos yo... y algunos cuantos. Sin saber que una guerra consiste en unos que matan y otros que son matados sin defensa, sin un reconocimiento, quedando en un molesto recuerdo para los negociadores de “paces” de guerras inventadas...

Como un tonto, pensando que estábamos en un país civilizado con leyes para la convivencia, que perseguía, sin cuartel, a los delincuentes y asesinos, sin tener que hacer una guerra con la que negociar una "PAZ". Un país donde nunca sería posible que una tabla reivindicativa de una banda de criminales asesinos, gozaría de la mayor cobertura de medios desde la muerte de Juan Pablo II. Donde asesinar sería perseguido y castigado hasta el final, sin premiar a los que “descansan” de asesinar durante dos años e ignorando y despreciando a los que nunca lo hicieron. A los que fueron agredidos o asesinados, a los que perdieron a sus seres queridos... Donde no hubiera que pasar página con especiales cuidados de no herir la sensibilidad de los asesinos, calificando y negociando en igualdad, sin “vencedores ni vencidos”, ensalzándolos a costa de arremeter contra la molesta oposición, representante de la mitad de los electores, firme y sólida del lado de la ley, de la justicia, de la Nación y contra el terror. Donde no habría que presenciar el bochornoso espectáculo de ver al Estado, de mi Nación, humillarse ante una banda criminal, con el grave delito de omisión ante la ineludible responsabilidad de cumplir y garantizar el cumplimiento de la ley, mientras olvida y desampara a sus víctimas. Mientras permite, patrocina y avala, cobardemente, el expolio, acoso y represión de los ciudadanos decentes. Donde una vieja lista de exigencias, de una banda asesina, no provocaría el nivel de euforia en un gobierno y gran parte de la casta ocupa anti-española del Estado, similar a una sobredosis de heroína. Donde no tendríamos que dar gracias a unos asesinos porque se "van de vacaciones", probablemente a reforzarse, para cuando les digan que nones a alguna de sus exigencias. Donde una banda de asesinos criminales no harían enmudecer, acallar y olvidar el desgarrado grito de sus víctimas muertas. En sus víctimas supervivientes. En sus víctimas, testigos y conciencia de su tragedia.

¿Qué pasará cuando se pase el efecto de la euforia? ¿Cuando la ilusión y la fantasía den paso a la cruel y macabra resaca de la realidad? ¿Cuándo Estado español, negreros, criminales y radicales resentidos sean lo mismo?

¿Cuando Vascongadas y España vuelvan a oler a sangre y miedo?