La nueva traición a sus votantes del PP, perpetrada al subir los impuestos a pesar de que prometió no hacerlo durante la campaña, es un movimiento que acentúa su ya intenso deslizamiento hacia la izquierda y que pretende destrozar todavía más al PSOE y robarle votos.
Carcomido por la corrupción y por el poder, sin principios y sin ideología, el PP es ya un partido "atrapatodo" al que le da igual la derecha que la izquierda, la socialdemocracia que el liberalismo, la libertad que la tiranía. Es hasta capaz de pactar con sus enemigos, adherirse a políticas que poco antes rechazaba, incumplir sus promesas electorales y renunciar a sus ideas matrices si con ello apuntala y mantiene el poder. Incluso puede acosar hasta la angustia a algunos de sus miembros, como ocurrió recientemente con Rita Barberá, y afirmar después que la sociedad y los medios fueron injustos con ella.
El partido "atrapatodo" (en inglés catch-all party) es un tipo de partido político que busca atraer votantes de diversos puntos de vista e ideologías, en contraposición con otros partidos que defienden una ideología determinada y que buscan votantes que compartan sus ideas.
Al perder la mayoría absoluta y observar que millones de sus votantes le han vuelto la espalda y se han vuelto irrecuperables, los estrategas del PP han dado un paso adelante hacia la "neutralidad pragmática", lo que equivale a desideologizarse y echar las redes para pescar votos en la derecha, la izquierda, el centro y hasta en aguas radicales.
Su principal objetivo, dentro de esa estrategia polivalente, es asaltar las almenas del PSOE, un partido tan débil y deshecho que todos los oportunistas quieren pescar en sus aguas. Al repudiar las políticas sustanciales de la derecha, como el liberalismo., la protección de la familia tradicional, la defensa de la vida, la defensa de las libertades individuales frente a las colectivas, el rechazo a un Estado grueso y con demasiado poder y el criterio de que el dinero donde está mejor es en el bolsillo de los ciudadanos, acaba de pactar con el PSOE y sube los impuestos, deslizándose hacia la izquierda para asfixiarla.
Cree que puede permitirse el lujo de traicionar y abandonar a sus votantes porque en España la derecha está cautiva y no tiene a otro partido al que votar.
La gran debilidad de esa estrategia es que si en España surgiera un Trump o si la gente descubriera que VOX es la única derecha real que existe, el PP perdería dos millones de votos más y se convertiría en un partido derrotado, en declive y camino del colapso.
El término "atrapatodo" fue introducido por Otto Kirchheimer en 1966 para referirse a un nuevo tipo de partido, que aparece tras la Segunda Guerra Mundial, porque los partidos de masas, para conquistar el poder, requieren atraer al máximo número de electores y trascender los intereses del grupo.
El tiempo ha desprestigiado a esos partidos por ser demasiado volubles, engañosos y maniobreros, tan habituados al pragmatismo que muchas veces olvidan hasta los elementales principios éticos en su ruta hacia el poder.
Francisco Rubiales
Carcomido por la corrupción y por el poder, sin principios y sin ideología, el PP es ya un partido "atrapatodo" al que le da igual la derecha que la izquierda, la socialdemocracia que el liberalismo, la libertad que la tiranía. Es hasta capaz de pactar con sus enemigos, adherirse a políticas que poco antes rechazaba, incumplir sus promesas electorales y renunciar a sus ideas matrices si con ello apuntala y mantiene el poder. Incluso puede acosar hasta la angustia a algunos de sus miembros, como ocurrió recientemente con Rita Barberá, y afirmar después que la sociedad y los medios fueron injustos con ella.
El partido "atrapatodo" (en inglés catch-all party) es un tipo de partido político que busca atraer votantes de diversos puntos de vista e ideologías, en contraposición con otros partidos que defienden una ideología determinada y que buscan votantes que compartan sus ideas.
Al perder la mayoría absoluta y observar que millones de sus votantes le han vuelto la espalda y se han vuelto irrecuperables, los estrategas del PP han dado un paso adelante hacia la "neutralidad pragmática", lo que equivale a desideologizarse y echar las redes para pescar votos en la derecha, la izquierda, el centro y hasta en aguas radicales.
Su principal objetivo, dentro de esa estrategia polivalente, es asaltar las almenas del PSOE, un partido tan débil y deshecho que todos los oportunistas quieren pescar en sus aguas. Al repudiar las políticas sustanciales de la derecha, como el liberalismo., la protección de la familia tradicional, la defensa de la vida, la defensa de las libertades individuales frente a las colectivas, el rechazo a un Estado grueso y con demasiado poder y el criterio de que el dinero donde está mejor es en el bolsillo de los ciudadanos, acaba de pactar con el PSOE y sube los impuestos, deslizándose hacia la izquierda para asfixiarla.
Cree que puede permitirse el lujo de traicionar y abandonar a sus votantes porque en España la derecha está cautiva y no tiene a otro partido al que votar.
La gran debilidad de esa estrategia es que si en España surgiera un Trump o si la gente descubriera que VOX es la única derecha real que existe, el PP perdería dos millones de votos más y se convertiría en un partido derrotado, en declive y camino del colapso.
El término "atrapatodo" fue introducido por Otto Kirchheimer en 1966 para referirse a un nuevo tipo de partido, que aparece tras la Segunda Guerra Mundial, porque los partidos de masas, para conquistar el poder, requieren atraer al máximo número de electores y trascender los intereses del grupo.
El tiempo ha desprestigiado a esos partidos por ser demasiado volubles, engañosos y maniobreros, tan habituados al pragmatismo que muchas veces olvidan hasta los elementales principios éticos en su ruta hacia el poder.
Francisco Rubiales
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