De la relación entre Feijóo y Ayuso, los dos modelos dominantes en el PP, dependen el futuro de la derecha española y de la misma España
Pero Feijóo se enfrenta a muchas más incógnitas: ¿Cómo controlar un partido en el que los barones tienen demasiado poder? ¿Cómo deberá ser el pacto con VOX, imprescindible para alcanzar la Moncloa? ¿Cómo erradicar la corrupción? ¿Cómo entender la democracia española, dañada y casi en estado de coma? ¿Qué ideas motrices y estrategias debe adoptar el partido para derrotar al sanchismo? ¿Cómo seguir demostrando a los españoles que sólo el PP puede salvar a España de la ruina de la izquierda? ¿Qué política de subvenciones desarrollará? ¿Seguirá alimentando los monstruos y chiringuitos socialistas y comunistas del Feminismo, la liga LGTDI, la ideología de genero que margina y castiga al hombre, la cultura infectada de marxismo, además de otras muchas abominaciones de la izquierda, entre las que destacan como relacionarse con los partidos políticos traidores a España catalanes y vascos, si mantiene o no la actual ley electoral, que beneficia a los nacionalismo antiespañoles, como regenerar la destrozada democracia española, que hay que hacer para ganarse de nuevo la confianza de los aliados y viejos amigos de España en el mundo, sobre todo a Estados Unidos, como relacionarse con el conflictivo Marruecos y de que manera España recuperará el prestigio y el peso en el mundo, hechos trizas por el nefasto sanchismo social comunista.
Feijóo, si no es imbécil, debe saber que lo que sus electores están esperando es un partido fuerte capaz de arrinconar y expulsar de la Moncloa a Pedro Sánchez y a su despreciable alianza con la escoria de la nación y acabar también con la decadencia y el implacable avance hacia la pobreza, el aislamiento y el fracaso que Pedro Sánchez ha generado con su nefasta política. Para alcanzar ambos objetivos necesita a VOX y tiene que abandonar el estúpido callejón sin salida en el que se adentró Pablo Casado al convertir a VOX en enemigo prioritario del PP, por encima, incluso, que el social comunismo gobernante.
El mayor problema del Congreso que el PP está celebrando en Sevilla es que en el gran salón donde están reunidos no suenan los tambores de guerra, lo que constituye la peor de las señales porque el sanchismo está tan atrincherado en la tiranía y tan bien armado de periodismo sometido, medios comprados, mafia de subvenciones, chiringuitos corrompidos, mentiras, dinero a espuertas y mala leche, que la España decente que se le opone va a necesitar toda una guerra sin cuartel para expulsarlo del poder, al que la izquierda y los enemigos de España se abrazan desesperados porque se niegan a renunciar a la riqueza que extraen del Estado y a las ventajas, privilegios y despilfarros.
¿Es Feijóo el político guerrero que el PP necesita para enfrentarse a la bestia sanchista o es sólo una transición inevitable hasta que el partido esté preparado para soportar un liderazgo de combate, como el que representa Isabel Díaz Ayuso?
La respuesta a esa incógnita encierra la clave del futuro del PP y también de la misma España, un país tan maltratado y asfixiado por la indecencia y el abuso del sanchismo, que ya no aguanta más torturas, destrozos y maldades desde el poder.
Francisco Rubiales
Feijóo, si no es imbécil, debe saber que lo que sus electores están esperando es un partido fuerte capaz de arrinconar y expulsar de la Moncloa a Pedro Sánchez y a su despreciable alianza con la escoria de la nación y acabar también con la decadencia y el implacable avance hacia la pobreza, el aislamiento y el fracaso que Pedro Sánchez ha generado con su nefasta política. Para alcanzar ambos objetivos necesita a VOX y tiene que abandonar el estúpido callejón sin salida en el que se adentró Pablo Casado al convertir a VOX en enemigo prioritario del PP, por encima, incluso, que el social comunismo gobernante.
El mayor problema del Congreso que el PP está celebrando en Sevilla es que en el gran salón donde están reunidos no suenan los tambores de guerra, lo que constituye la peor de las señales porque el sanchismo está tan atrincherado en la tiranía y tan bien armado de periodismo sometido, medios comprados, mafia de subvenciones, chiringuitos corrompidos, mentiras, dinero a espuertas y mala leche, que la España decente que se le opone va a necesitar toda una guerra sin cuartel para expulsarlo del poder, al que la izquierda y los enemigos de España se abrazan desesperados porque se niegan a renunciar a la riqueza que extraen del Estado y a las ventajas, privilegios y despilfarros.
¿Es Feijóo el político guerrero que el PP necesita para enfrentarse a la bestia sanchista o es sólo una transición inevitable hasta que el partido esté preparado para soportar un liderazgo de combate, como el que representa Isabel Díaz Ayuso?
La respuesta a esa incógnita encierra la clave del futuro del PP y también de la misma España, un país tan maltratado y asfixiado por la indecencia y el abuso del sanchismo, que ya no aguanta más torturas, destrozos y maldades desde el poder.
Francisco Rubiales
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