El pasado fin de semana, Robert Harris publicó un artículo insólito en el New York Times, en el que analizaba las experiencia del Imperio Romano con el terrorismo. La conclusión final es un torpedo contra la línea de flotación de Bush y de su equipo de asesores: "combatir el terrorismo utilizando métodos excepcionales y fuertes destruye la libertad".
Dice Harris que el Imperio Romano es el único en la historia que puede compararse con el actual Imperio Americano y que la decadencia de Roma comenzó, precisamente, cuando se enfrentó al terrorismo de su época con métodos excepcionales y de suma fuerza. Roma estaba aterrorizada ante la osadía y fuerza de los piratas del Mediterráneo, una especie de Al Qaeda de la época, que en el año 68 antes de Cristo tuvieron la osadía de atacar el puerto de Ostia, destruyendo la ciudad y secuestrando a dos senadores. Entonces, Pompeyo obtuvo del Senado poderes especiales para combatir el "terrorismo" pirata, al que terminó derrotando. Sin embargo, según la tesis de Harris, es en ese momento cuando comienza el declive del Imperio, al flaquear la hasta entonces impecable civilización jurídica romana.
Aquella ruptura excepcional de la estructura jurídica romana fue la primera de una cadena ya imparable, que culminó con el fin del régimen republicano, la instauración del Imperio, el abuso de poder de los gobernantes, el sometimiento de los ciudadanos al Estado y la inseguridad jurídica generalizada.
La lección está clara, según Harris, porque cuando se emplean métodos gubernamentales extraordinarios, se asesina la libertad. Y Harris acusa al presidente Bush y a su equipo de haber reclamado y utilizado métodos excepcionales para hacer frente a una amenaza terrorista que existe, pero que ha sido magnificada para defender otros intereses, algunos de ellos electorales.
Dice Harris que el Imperio Romano es el único en la historia que puede compararse con el actual Imperio Americano y que la decadencia de Roma comenzó, precisamente, cuando se enfrentó al terrorismo de su época con métodos excepcionales y de suma fuerza. Roma estaba aterrorizada ante la osadía y fuerza de los piratas del Mediterráneo, una especie de Al Qaeda de la época, que en el año 68 antes de Cristo tuvieron la osadía de atacar el puerto de Ostia, destruyendo la ciudad y secuestrando a dos senadores. Entonces, Pompeyo obtuvo del Senado poderes especiales para combatir el "terrorismo" pirata, al que terminó derrotando. Sin embargo, según la tesis de Harris, es en ese momento cuando comienza el declive del Imperio, al flaquear la hasta entonces impecable civilización jurídica romana.
Aquella ruptura excepcional de la estructura jurídica romana fue la primera de una cadena ya imparable, que culminó con el fin del régimen republicano, la instauración del Imperio, el abuso de poder de los gobernantes, el sometimiento de los ciudadanos al Estado y la inseguridad jurídica generalizada.
La lección está clara, según Harris, porque cuando se emplean métodos gubernamentales extraordinarios, se asesina la libertad. Y Harris acusa al presidente Bush y a su equipo de haber reclamado y utilizado métodos excepcionales para hacer frente a una amenaza terrorista que existe, pero que ha sido magnificada para defender otros intereses, algunos de ellos electorales.
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