El lider de la derecha española, Mariano Rajoy, atraviesa momentos difíciles y muchos creen que debería dimitir porque no exhibe la fuerza y el liderazgo necesarios para oponerse con eficacia al osado Zapatero. Sin embargo, el martes 6 de junio, intentó corregir esa debilidad rompiendo relaciones con el gobierno de Zapatero, un gesto duro que se da por vez primera en la democracia española instaurada después de la muerte del general Franco. Pero, dos días después, dudó de nuevo y afirmó que acudiría a dialogar si Zapatero le llamara.
Muchos piensan que Rajoy, tras su fracaso en el último debate sobre el estado de la nación, debería dimitir y dejar su puesto a alguién que sea capaz de enfrentarse con fuerza y rigor a un Zapatero cada día más desvergonzado e irrespetuoso con las reglas de la democracia y los criterios ciudadanos.
La sustitución de Rajoy, impensable hace sólo unas semanas, es hoy una hipotesis de trabajo que se maneja en distintos ámbitos de la política nacional, sobre todo en dos: en el sector más duro del PP y en los sectores cultos e informados de la derecha que contemplan con pavor cómo Zapatero corroe cada día más el Estado de Derecho.
Es evidente que Rajoy salió muy "tocado" del último debate sonbre el estado de la nación, en el que, incomprensiblemente, dejo escapar con vida y hasta victorioso a un Zapatero balbuceante, asustado de su propia osadía y con los flancos debilitados por la oposición que su política despierta hasta en el seno de su propio partido.
Pero Zapatero llevaba su lección aprendida e hiizo bien su faena de aliño, mientras que Rajoy, cuya mejor virtud teórica es que es un buen parlamentario, aparecía desconcertado y sin rumbo frente a un adversario mediocre y con los flancos descubiertos.
¿Es la hora del relevo? El mayor problema para los que sostienen esa salida es que apenas queda tiempo para afianzar un liderazgo que sea capaz de enfrentarse con posibilidades a Zapatero en las elecciones próximas.
Sin embargo, los expertos creen que esa dificultad quedaría superada si el sucesor de Zapatero fuera ya un líder consolidado. En la gran confusión de la derecha, cada día son más lo que piensan que ante la oposición española se alza hoy la oportunidad de elegir como líder a una mujer (¿Esperanza Aguirre?), algo que ya ha hecho la derecha en Alemania y que todavía la izquierda socialista española, adalid de la paridad, el feminismo y la discriminación positiva, no ha sido ni quizás sea capaz de hacer.
Muchos piensan que Rajoy, tras su fracaso en el último debate sobre el estado de la nación, debería dimitir y dejar su puesto a alguién que sea capaz de enfrentarse con fuerza y rigor a un Zapatero cada día más desvergonzado e irrespetuoso con las reglas de la democracia y los criterios ciudadanos.
La sustitución de Rajoy, impensable hace sólo unas semanas, es hoy una hipotesis de trabajo que se maneja en distintos ámbitos de la política nacional, sobre todo en dos: en el sector más duro del PP y en los sectores cultos e informados de la derecha que contemplan con pavor cómo Zapatero corroe cada día más el Estado de Derecho.
Es evidente que Rajoy salió muy "tocado" del último debate sonbre el estado de la nación, en el que, incomprensiblemente, dejo escapar con vida y hasta victorioso a un Zapatero balbuceante, asustado de su propia osadía y con los flancos debilitados por la oposición que su política despierta hasta en el seno de su propio partido.
Pero Zapatero llevaba su lección aprendida e hiizo bien su faena de aliño, mientras que Rajoy, cuya mejor virtud teórica es que es un buen parlamentario, aparecía desconcertado y sin rumbo frente a un adversario mediocre y con los flancos descubiertos.
¿Es la hora del relevo? El mayor problema para los que sostienen esa salida es que apenas queda tiempo para afianzar un liderazgo que sea capaz de enfrentarse con posibilidades a Zapatero en las elecciones próximas.
Sin embargo, los expertos creen que esa dificultad quedaría superada si el sucesor de Zapatero fuera ya un líder consolidado. En la gran confusión de la derecha, cada día son más lo que piensan que ante la oposición española se alza hoy la oportunidad de elegir como líder a una mujer (¿Esperanza Aguirre?), algo que ya ha hecho la derecha en Alemania y que todavía la izquierda socialista española, adalid de la paridad, el feminismo y la discriminación positiva, no ha sido ni quizás sea capaz de hacer.
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