ZP y los socialistas creen que la negociación con ETA, a la que llaman "proceso de paz", puede asegurarles la victoria en las próximas elecciones generales. Sin embargo, ZP debería tener cuidado porque abrazar a la serpiente trae consigo terribles riesgos.
Las encuestas reflejan que los españoles no quieren una negociación de igual a igual entre el Estado democrático español y la banda asesina ETA, sino una rendición de los terroristas (el 75%) y hasta una medida "suave" como el acercamiento de los presos etarras al País Vasco, que ya podría estar "pactada" entre Zapatero y sus interlocutores aberzales, es rechazada por el 57% de los ciudadanos.
Gobernar en contra de la opinión pública ya le costó el poder al Partido Popular en 2004, despues de que Aznar traicionara la esencia de la democracia al implicar a España en una guerra como la de Iraq, repudiada por la mayoría de los españoles, exactamente lo mismo que ha hecho ZP con el Estatuto de Cataluña, repudiado por la mayoría de la población, o lo que haría si negocia con ETA desde la igualdad o haciendo a los asesinos concesiones que el ciudadano rechaza.
Como Aznar y como otros muchos dirigentes políticos, Zapatero se cree el primero en la cadena de mando y olvida que, en democracia, él también tiene un jefe al que debe obediencia: el pueblo español soberano.
Ese "proceso de paz" tan esperanzador para los socialistas podría volverse en contra y convertirse en un gran fiasco si los ciudadanos advierten que el "alto el fuego permanente" declarado por ETA esconde una rendición previa del Estado de Derecho.
Entonces, lo que ZP espera que sea una lluvía de votos favorables podría transformarse en una derrota similar a la que sufrieron las huestes populares de Aznar, castigados contra todo pronóstico por la arrogancia democrática que representa gobernar en contra de la voluntad popular.
Las encuestas reflejan que los españoles no quieren una negociación de igual a igual entre el Estado democrático español y la banda asesina ETA, sino una rendición de los terroristas (el 75%) y hasta una medida "suave" como el acercamiento de los presos etarras al País Vasco, que ya podría estar "pactada" entre Zapatero y sus interlocutores aberzales, es rechazada por el 57% de los ciudadanos.
Gobernar en contra de la opinión pública ya le costó el poder al Partido Popular en 2004, despues de que Aznar traicionara la esencia de la democracia al implicar a España en una guerra como la de Iraq, repudiada por la mayoría de los españoles, exactamente lo mismo que ha hecho ZP con el Estatuto de Cataluña, repudiado por la mayoría de la población, o lo que haría si negocia con ETA desde la igualdad o haciendo a los asesinos concesiones que el ciudadano rechaza.
Como Aznar y como otros muchos dirigentes políticos, Zapatero se cree el primero en la cadena de mando y olvida que, en democracia, él también tiene un jefe al que debe obediencia: el pueblo español soberano.
Ese "proceso de paz" tan esperanzador para los socialistas podría volverse en contra y convertirse en un gran fiasco si los ciudadanos advierten que el "alto el fuego permanente" declarado por ETA esconde una rendición previa del Estado de Derecho.
Entonces, lo que ZP espera que sea una lluvía de votos favorables podría transformarse en una derrota similar a la que sufrieron las huestes populares de Aznar, castigados contra todo pronóstico por la arrogancia democrática que representa gobernar en contra de la voluntad popular.
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