Cuando la izquierda se degrada y se hace fascista

No creo que sea un mal especialmente de la izquierda. En principio las ideologías, en su concepción original, suelen germinar sobre causas nobles llenas de esperanza y de trabajo por culminar metas, aún en la consciencia de que la mayoría son utópicas. Sus practicantes o sus usurpadores, son los que utilizan las bondades ideológicas para medrar y mercantilear, en su beneficio exclusivo.

Estoy convencido de que es un problema de poderes. Para acceder a cualquier forma de poder ha de aceptarse, ineludiblemente, las reglas establecidas por los otros poderes, de forma que se garantice la estabilidad y el crecimiento de todos, sin grandes sobresaltos. Nadie tiene opción a gestionar el Estado, sin el apoyo condicional e ineludible, de los otros poderes, que de esta forma lo encauza y e incorpora a la maquinaria de intereses anti o ajenos a la ciudadanía. Una vez conseguido el "O.K." para trepar, ya solo es necesario urdir una estrategia para que el elector se trague su "bondad" y promesas de felicidad y prosperidad. Generalmente disfrazados de izquierdas venden mejor las propuestas sociales que disfrazados de liberales o conservadores. Además el electorado de izquierdas suele ser más abundante en votos, al llegar, ideológicamente, a un mayor espectro social, en contra de la derecha que se muestra más selectiva e incluso más elitista, desde su propia impronta ideológica.

Los que se disfrazan de izquierda, son izquierda, solo, hasta que consigue la poltrona. A partir de ahí a repartir su basura a golpe de decreto y de represión. Su cualidad de corruptos y amorales, les permite conseguir suculentos botines, cuyo reparto les lleva a alianzas que les consoliden la poltrona. Si zapatero, o el PSOE, son de izquierdas yo soy arzobispo de Sevilla. La derecha, mas fiel a sus principios y a la tutela de valores, suelen actuar siempre de derechas. Las exigencias de deberes, como medio de acceder a derechos y, al igual que los del disfraz de izquierdas, su poca o nula intención de restituir a la Nación su derecho democrático, les cuesta depender de que la "izquierda" pierda, para acceder a la poltrona.

Cuando se consigue la poltrona, ya solo hay poder, engastado a otros poderes, conformando el monstruoso, impasible, imparable e insensible rodillo, que compacta y elimina baches y resaltes en el camino de la globalización y amasamiento de los bienes de la humanidad, por unos cuantos. Por cualquier medio, siendo el más habitual, corto y rentable el de segar vidas a destajo en el blindaje de la impunidad que les ofrecen, rastreramente, sus poderes sumados tras ser cuidadosamente, seleccionados.

La revolución cubana es comunista accidentalmente. Cuando acabó la revolución y tomaron el poder, se percataron de dos cosas: No tenían ni idea de políticas de gobierno, ni tenían clara una idea de asociar la rovolución con una ideología carismática que la reforzara. Llegaron a organizar un congreso para decidir cual debería ser esa ideología.

Rusia les solucionó el problema de abastecimientos y asesoramiento político. No hubo que presionar mucho para decantarse por el comunismo. Si en lugar de Rusia, les hubiera ayudado Arabia Saudí, los cubanos, a día de hoy, muy posiblemente, serían musulmanes. Pero Fidel sería el presidente y la situación de dictadura hubiera sido la misma.

El totalitarismo es el principal principio fascista. Ninguna ideología lo contempla. Todos los "ideólogos" cuando consiguen el poder es lo primero que practican. Cualquier forma de gobierno totalitaria, roba el derecho y la justicia al ciudadano, por tanto es fascista. A partir de ahí, practicando el "hacemos lo que nos dá la gana", se puede llegar desde reprimir y robar "legalmente", hasta a legitimar, institucionalmente, a una organización terrorista asesina, a la vez que se denomina fascista a sus víctimas y a todo aquel que exija el estado de derecho o la justicia que lo garantice.

Da igual que se califique de derechas, de izquierdas o de ONG. El fascismo siempre tiene el mismo olor y color. Es simplemente acaparamiento y malversación del poder popular, usado contra sus propietarios, privándolos de sus derechos fundamentales.

Saludos