Hace ya un par de meses, su autor, Julián Pavón, amigo y vecino de verano, me regaló un ejemplar de su libro que lleva por título el que tomo prestado para mi artículo, que en su cuarta edición añadía como subtítulo “Hacia la era del coronavirus”. A medida que lo fui leyendo, entre la última semana de Junio y los primeros días de julio, mi interés fue creciendo a través del análisis de unos hechos incuestionables, demostrativos del buen conocimiento que su autor tiene del gigante chino, hasta hace pocos años aparentemente “dormido” y hoy bien despierto.
Cuando lo leí, tras pedirle autorización al autor para utilizar algunas de sus informaciones y análisis, que muy amablemente me dio, pensé dedicar uno de mis artículos a tan interesante tema, pero lo he ido demorando porque los asuntos que se han venido produciendo en estos dos meses reclamaban la atención, quizás más urgente aunque sin duda no más importante que lo que el despertar de este “dragón”, acechante durante décadas y cada vez más presente en las dos últimas, puede causar en el mundo después de los veinte años de crecimiento y la toma de protagonismo que, sobre todo en el aspecto económico -sin aparcar en absoluto su repercusión social- va tomando este desconocido y lejano competidor que, en ese escaso periodo -antes lo hacía mucho más despacio- se ha hecho presente tan significativamente en el mundo occidental, alcanzando una cuota de poder cada día más importante en países emergentes de la América hispana y la subdesarrollada África.
Dando por descontado que es muy difícil resumir en un sólo artículo todo lo que, magistralmente, su autor va desgranando en las 206 páginas de su libro, de muy fácil y amena lectura, después de darle algunas vueltas, decidí que lo mejor sería resumir los diecisiete capítulos en los que Julián Pavón hace su análisis, a través de sus “epígrafes” y de las acertadas citas que acompañan a cada uno de ellos. Me parece que la simple relación de esos capítulos y citas dará una idea mucho más precisa que cualquier comentario que yo pueda hacer y anime a su lectura que, desde ya, recomiendo a mis lectores. Voy con ese resumen:
«1.- Un cambio de era: el siglo del dragón. “Las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino las que mejor se adaptan al cambio”, (Charles Darwin).
2.- Y el gigante despertó. “¿China? Ahí yace un gigante dormido. ¡Dejémosle dormir! Cuando despierte, el mundo temblará”, (Napoleón Bonaparte).
3.- El modelo parasitario chino: del todo a cien al turista del futuro. “Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar adonde vayas”, (Sun Tzu, “El Arte de la guerra“).
4.- Keynes habla chino. “El gasto público no hay que cortarlo con un machete, sino con un bisturí”, (Barack Obama).
5.- Ni fin de la historia ni choque de civilizaciones: cayó el telón pero se olvidaron del dragón. “¿Qué importa si el gato es blanco o negro, con tal de que cace ratones?”, (Deng Xiaoping).
6.- A la una, a las dos y a las tres: las fases del liderazgo chino. “El hacha del leñador pidió su mango al árbol, y el árbol se lo dio”, (Rabindranath Tagore).
7.- Las cartas marcadas de China. “Nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida mientras hace daño en otro. La visa es un todo indivisible”, (Mahatma Gandhi).
8.- Del arte de la guerra al arte de los negocios. “Lo mejor de todo es apoderarse del país enemigo completo e intacto; destrozarlo y destruirlo no es tan bueno”, (Sun Tzu, “El Arte de la guerra”).
9.- La ávida despensa china. Las tierras raras, Argenchina y otras crónicas de un peligro anunciado. “El rico come; el pobre se alimenta”, (Francisco de Quevedo).
10.- El enemigo en casa: la estanflación estructural. “La tierra ofrece lo suficiente como para satisfacer lo que cada hombre necesita, pero no lo que cada hombre codicia”, (Mahatma Gandhi).
11.- El desembarco chino en Europa. “Para conducir el gobierno de un Estado debe existir una religiosa atención hacia los negocios y la buena fe, ahorro en los gastos y amor por el pueblo”, (Confucio).
12.- El dragón se come la manzana. Las multinacionales en China: de cómplices a rehenes. “Ninguna fortaleza es tan inexpugnable que no pueda entrar en ella un mulo cargado de oro”, (Alejandro Magno).
13.- La burbuja china que estuvo a punto de estallar. “Los especuladores podrían no resultar perjudiciales si fueran como burbujas dentro de una corriente empresarial estable; lo grave se produce cuando es la empresa la que se convierte en una burbuja en medio del desorden especulativo”, (John Maynard Keynes).
14.- El decálogo de los intangibles. Qué hacer si eres una empresa o, simplemente, quieres cambiar las cosas. “Cuando se apunta a la Luna, el tonto se queda mirando al dedo”, (Proverbio chino).
15.- ¿Quién le pone el cascabel al dragón? Lo que deben hacer España y la unión Europea ante China. “El nacionalismo es una enfermedad que se cura viajando”, (Miguel de Unamuno).
16.-China y la crisis del coronavirus. “Hubo un tiempo en que todos los caminos conducían a Roma, ahora conducen a Pekín”, (Peter Frankopan).
17.- China-Estados Unidos: la guerra por el liderazgo en la era del coronavirus. “Temo más a mis propios errores que a los aciertos de mis enemigos”, (Tucídides).»
Termina el autor recordando la recomendación de Albert Einstein: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo… Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’… La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia… Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla” y nos deja su particular despedida: “Pues eso, BIENVENIDOS A LA ERA DEL CORONAVIRUS”.
Recojo, para ir terminando, un par de afirmaciones/advertencias que Julián Pavón nos deja en su libro. La primera, con la que coincido plenamente, que “China es culpable de la crisis del coronavirus (pag. 177), pero no exclusivamente”, porque Occidente no queda libre por haber “deslocalizado masivamente sus empresas, hasta convertir China en la fábrica del mundo” e “importado chinos buscando una mano de obra barata, eficiente y no reivindicativa” y la segunda, con la que hay que estar de acuerdo después de lo leído en este libro, es que hay que tener mucho cuidado con el “protagonista indiscutible de la nueva era del coronavirus, Xi Jinping”, presidente del PCCh y de China, que “consiguió modificar la constitución para que la presidencia china no tuviera fecha de caducidad” -algo que yo desconocía-, que “desde que murió Mao tenía un máximo de dos periodos de cinco años” y que con ese cambio “se asegura un tercer periodo a partir de 2023” -cuando el líder chino cumplirá 70 años- y no sé si un cuarto mandato a partir de 2028, ya con 75, sería posible. Algo parecido, su perpetuidad, es lo que pretende nuestro “presimiente” el doctor Plagio cum Fraude que, afortunadamente, no parece tener la inteligencia ni el peligro de su “homólogo” chino. Pero por si acaso, no le demos la oportunidad. Razón por la que recomiendo a algunos de nuestros políticos de la única alternativa posible al despropósito socialcomunista actual, que lean a conciencia este libro, tomen nota y se preparen para lo que pueda venir si no lo remediamos. De momento, la toma del poder de Afganistán por los talibán parece que no es ajena al poderío chino y “el que avisa no es traidor”. Esto no lo dice Julián en su libro, por razones obvias de fechas, pero lo añado yo, porque encaja perfectamente con la avidez de materias primas que busca China por esos mundos sudamericanos y africanos, en los que ya está presente, como recoge muy bien el capítulo 9, y el país asiático, además de reservas de mil millones o más de barriles de petróleo, cuenta, entre otros minerales, con una de las mayores reservas de un mineral estratégico como el Litio, según un estudio del Pentágono de 2010.
Y termino ya con una breve referencia al autor, doctor Ingeniero Industrial, Catedrático de Organización y ameno divulgador y articulista, como lo demuestran sus más de 3.000.000 de visitas en YouTube, donde podemos encontrar, entre otros, interesantes vídeos como “El modelo parasitario chino”, “Las cartas marcadas de China” o “Keynes versus Hayek con China al fondo”, que seguramente algunos de mis lectores también conozcan y, si no, les recomiendo que los vean, lo mismo que a los políticos a los que antes me refería.
Antonio de la Torre
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Cuando lo leí, tras pedirle autorización al autor para utilizar algunas de sus informaciones y análisis, que muy amablemente me dio, pensé dedicar uno de mis artículos a tan interesante tema, pero lo he ido demorando porque los asuntos que se han venido produciendo en estos dos meses reclamaban la atención, quizás más urgente aunque sin duda no más importante que lo que el despertar de este “dragón”, acechante durante décadas y cada vez más presente en las dos últimas, puede causar en el mundo después de los veinte años de crecimiento y la toma de protagonismo que, sobre todo en el aspecto económico -sin aparcar en absoluto su repercusión social- va tomando este desconocido y lejano competidor que, en ese escaso periodo -antes lo hacía mucho más despacio- se ha hecho presente tan significativamente en el mundo occidental, alcanzando una cuota de poder cada día más importante en países emergentes de la América hispana y la subdesarrollada África.
Dando por descontado que es muy difícil resumir en un sólo artículo todo lo que, magistralmente, su autor va desgranando en las 206 páginas de su libro, de muy fácil y amena lectura, después de darle algunas vueltas, decidí que lo mejor sería resumir los diecisiete capítulos en los que Julián Pavón hace su análisis, a través de sus “epígrafes” y de las acertadas citas que acompañan a cada uno de ellos. Me parece que la simple relación de esos capítulos y citas dará una idea mucho más precisa que cualquier comentario que yo pueda hacer y anime a su lectura que, desde ya, recomiendo a mis lectores. Voy con ese resumen:
«1.- Un cambio de era: el siglo del dragón. “Las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino las que mejor se adaptan al cambio”, (Charles Darwin).
2.- Y el gigante despertó. “¿China? Ahí yace un gigante dormido. ¡Dejémosle dormir! Cuando despierte, el mundo temblará”, (Napoleón Bonaparte).
3.- El modelo parasitario chino: del todo a cien al turista del futuro. “Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar adonde vayas”, (Sun Tzu, “El Arte de la guerra“).
4.- Keynes habla chino. “El gasto público no hay que cortarlo con un machete, sino con un bisturí”, (Barack Obama).
5.- Ni fin de la historia ni choque de civilizaciones: cayó el telón pero se olvidaron del dragón. “¿Qué importa si el gato es blanco o negro, con tal de que cace ratones?”, (Deng Xiaoping).
6.- A la una, a las dos y a las tres: las fases del liderazgo chino. “El hacha del leñador pidió su mango al árbol, y el árbol se lo dio”, (Rabindranath Tagore).
7.- Las cartas marcadas de China. “Nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida mientras hace daño en otro. La visa es un todo indivisible”, (Mahatma Gandhi).
8.- Del arte de la guerra al arte de los negocios. “Lo mejor de todo es apoderarse del país enemigo completo e intacto; destrozarlo y destruirlo no es tan bueno”, (Sun Tzu, “El Arte de la guerra”).
9.- La ávida despensa china. Las tierras raras, Argenchina y otras crónicas de un peligro anunciado. “El rico come; el pobre se alimenta”, (Francisco de Quevedo).
10.- El enemigo en casa: la estanflación estructural. “La tierra ofrece lo suficiente como para satisfacer lo que cada hombre necesita, pero no lo que cada hombre codicia”, (Mahatma Gandhi).
11.- El desembarco chino en Europa. “Para conducir el gobierno de un Estado debe existir una religiosa atención hacia los negocios y la buena fe, ahorro en los gastos y amor por el pueblo”, (Confucio).
12.- El dragón se come la manzana. Las multinacionales en China: de cómplices a rehenes. “Ninguna fortaleza es tan inexpugnable que no pueda entrar en ella un mulo cargado de oro”, (Alejandro Magno).
13.- La burbuja china que estuvo a punto de estallar. “Los especuladores podrían no resultar perjudiciales si fueran como burbujas dentro de una corriente empresarial estable; lo grave se produce cuando es la empresa la que se convierte en una burbuja en medio del desorden especulativo”, (John Maynard Keynes).
14.- El decálogo de los intangibles. Qué hacer si eres una empresa o, simplemente, quieres cambiar las cosas. “Cuando se apunta a la Luna, el tonto se queda mirando al dedo”, (Proverbio chino).
15.- ¿Quién le pone el cascabel al dragón? Lo que deben hacer España y la unión Europea ante China. “El nacionalismo es una enfermedad que se cura viajando”, (Miguel de Unamuno).
16.-China y la crisis del coronavirus. “Hubo un tiempo en que todos los caminos conducían a Roma, ahora conducen a Pekín”, (Peter Frankopan).
17.- China-Estados Unidos: la guerra por el liderazgo en la era del coronavirus. “Temo más a mis propios errores que a los aciertos de mis enemigos”, (Tucídides).»
Termina el autor recordando la recomendación de Albert Einstein: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo… Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’… La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia… Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla” y nos deja su particular despedida: “Pues eso, BIENVENIDOS A LA ERA DEL CORONAVIRUS”.
Recojo, para ir terminando, un par de afirmaciones/advertencias que Julián Pavón nos deja en su libro. La primera, con la que coincido plenamente, que “China es culpable de la crisis del coronavirus (pag. 177), pero no exclusivamente”, porque Occidente no queda libre por haber “deslocalizado masivamente sus empresas, hasta convertir China en la fábrica del mundo” e “importado chinos buscando una mano de obra barata, eficiente y no reivindicativa” y la segunda, con la que hay que estar de acuerdo después de lo leído en este libro, es que hay que tener mucho cuidado con el “protagonista indiscutible de la nueva era del coronavirus, Xi Jinping”, presidente del PCCh y de China, que “consiguió modificar la constitución para que la presidencia china no tuviera fecha de caducidad” -algo que yo desconocía-, que “desde que murió Mao tenía un máximo de dos periodos de cinco años” y que con ese cambio “se asegura un tercer periodo a partir de 2023” -cuando el líder chino cumplirá 70 años- y no sé si un cuarto mandato a partir de 2028, ya con 75, sería posible. Algo parecido, su perpetuidad, es lo que pretende nuestro “presimiente” el doctor Plagio cum Fraude que, afortunadamente, no parece tener la inteligencia ni el peligro de su “homólogo” chino. Pero por si acaso, no le demos la oportunidad. Razón por la que recomiendo a algunos de nuestros políticos de la única alternativa posible al despropósito socialcomunista actual, que lean a conciencia este libro, tomen nota y se preparen para lo que pueda venir si no lo remediamos. De momento, la toma del poder de Afganistán por los talibán parece que no es ajena al poderío chino y “el que avisa no es traidor”. Esto no lo dice Julián en su libro, por razones obvias de fechas, pero lo añado yo, porque encaja perfectamente con la avidez de materias primas que busca China por esos mundos sudamericanos y africanos, en los que ya está presente, como recoge muy bien el capítulo 9, y el país asiático, además de reservas de mil millones o más de barriles de petróleo, cuenta, entre otros minerales, con una de las mayores reservas de un mineral estratégico como el Litio, según un estudio del Pentágono de 2010.
Y termino ya con una breve referencia al autor, doctor Ingeniero Industrial, Catedrático de Organización y ameno divulgador y articulista, como lo demuestran sus más de 3.000.000 de visitas en YouTube, donde podemos encontrar, entre otros, interesantes vídeos como “El modelo parasitario chino”, “Las cartas marcadas de China” o “Keynes versus Hayek con China al fondo”, que seguramente algunos de mis lectores también conozcan y, si no, les recomiendo que los vean, lo mismo que a los políticos a los que antes me refería.
Antonio de la Torre
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