El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quiere "fichar" para que, como empleado, dirija la oficina promotora de la "Alianza de Civilizaciones", a Koffi Annan, secretario general saliente de la ONU, un tipo desprestigiado y marcado por la corrupción, que ha pasado por el primer organismo internacional sin pena ni gloria, dejándolo al borde de la quiebra.
La ONU, dirigida por Koffi, desfallece en su inoperancia. Los escándalos levantados por el saqueo y la mangancia de funcionarios y familiares, en el asunto del “Petróleo por alimentos”, la han deteriorado hasta postrarla en la incredulidad. Es un organismo sin vida, sin peso y sin determinación, que no sabe adaptarse a la realidad ni se mueve por vocación y capacidad de servicio, comportándose como una especie de contrapoder mafioso, lleno de contradiciones, donde dictaduras como Cuba o Iran pueden ocupar un puesto en la comisión de Derechos Humanos o de Desarme.
La ONU ha necesitado, hasta hoy, 1.200 días para no solucionar nada en Iran, desde que en el año 2003 se reuniera por vez primera el Consejo de Seguridad para discutir la violación iraní del Tratado de No Proliferación Nuclear, descubierta por Agencia Atómica de la ONU.
La ONU se ha convertido, con el tiempo, en una organización inútil, costosa, corrupta e injusta, que funciona más como un obstáculo que como una ruta hacia la paz. Su Consejo de Seguridad, donde los grandes poseen veto, es un escandaloso monumento a la desigualdad y a la ventaja, mientras que su Asamblea General es el espacio que utilizan estados dictadores y delincuentes para sentarse en igualdad de condiciones con demócratas y gente honrada.
La ONU, bajo Koffi, ha demostrado ser más el problema que la solución.
Con su secretario general, Koffi Annan, desprestigiado por la corrupción y por su implicación en el escándalo “Petroleo por Alimentos”, con países como Cuba, donde se tortura a los librepensadores, formando parte de la Comisión de Derechos Humanos y con sus famosos cascos azules, los soldados de la paz, implicados en violaciones y abusos sexuales de niñas africanas, la ONU es un grandilocuente esperpento que sólo se mantiene en pie porque nadie se atreve a darle el soplo final y quizás porque nadie quiere asumir la responsabilidad de dar la puntilla al único foro que congrega a la casi totalidad de los países del planeta.
La ONU debe desaparecer urgentemente para ser sustituida por una organización internacional donde sólo puedan entrar los países que se comprometan a respetar y practicar los derechos humanos y un mínimo de democracia. La nueva ONU debe ser un lugar para que la Humanidad avance y donde los dictadores, torturadores y delincuentes no tengan espacio. Esa ONU de los demócratas podría ejercer la Autoridad Moral y real que la actual ONU, saboteada desde dentro por dictadores y amigos del terrorismo, no puede ni quiere ejercer.
Cuando una multitud de intelectuales y polítólogos de todo el mundo pide la reforma urgente de la ONU y otros, como Traub, piden su liquidación, nuestro Zapatero decide fichar al más desprestigiado de sus secretarios generales para que dirija un montaje como el de la Alianza de Civilizaciones, que suena bien, pero, promovido por países como Turquía, Iran y España, que a nadie interesa en la esfera internacional.
Creemos que fichar al funcionario saliente de la ONU es una mala inversión para España, aunque lo entendemos porque la actual ONU es un fiel reflejo de los actuales Estados-nación y de la catadura de la política mundial: hipócrita, taimada y orientada más a lograr ventajas, dominio y privilegios que a solucionar los problemas de la Humanidad. La ONU está integrada por países dominados por burocracias y partidos políticos, de los que han sido expulsados los ciudadanos, que ya no pueden controlar y equilibrar a los poderes públicos desatados. La ONU actual es un organismo integrado por esos Estados, sin ciudadanos, sin controles democráticos.
Antes que promocionar la Alianza de las Civilizaciones, un proyecto favorito del gobierno español considerado por la mayoría de los dirigentes políticos como poco más que una frase, Zapatero debería cumplir su promesa electoral de reforzar la participación ciudadana y dedicar su esfuerzo a reformar la política y la democracia españolas, preocupantemente degradadas, devolviendo el protagonismo a los ciudadanos y a la sociedad civil. Claro que para ese cometido no le serviría Koffi.
La ONU, dirigida por Koffi, desfallece en su inoperancia. Los escándalos levantados por el saqueo y la mangancia de funcionarios y familiares, en el asunto del “Petróleo por alimentos”, la han deteriorado hasta postrarla en la incredulidad. Es un organismo sin vida, sin peso y sin determinación, que no sabe adaptarse a la realidad ni se mueve por vocación y capacidad de servicio, comportándose como una especie de contrapoder mafioso, lleno de contradiciones, donde dictaduras como Cuba o Iran pueden ocupar un puesto en la comisión de Derechos Humanos o de Desarme.
La ONU ha necesitado, hasta hoy, 1.200 días para no solucionar nada en Iran, desde que en el año 2003 se reuniera por vez primera el Consejo de Seguridad para discutir la violación iraní del Tratado de No Proliferación Nuclear, descubierta por Agencia Atómica de la ONU.
La ONU se ha convertido, con el tiempo, en una organización inútil, costosa, corrupta e injusta, que funciona más como un obstáculo que como una ruta hacia la paz. Su Consejo de Seguridad, donde los grandes poseen veto, es un escandaloso monumento a la desigualdad y a la ventaja, mientras que su Asamblea General es el espacio que utilizan estados dictadores y delincuentes para sentarse en igualdad de condiciones con demócratas y gente honrada.
La ONU, bajo Koffi, ha demostrado ser más el problema que la solución.
Con su secretario general, Koffi Annan, desprestigiado por la corrupción y por su implicación en el escándalo “Petroleo por Alimentos”, con países como Cuba, donde se tortura a los librepensadores, formando parte de la Comisión de Derechos Humanos y con sus famosos cascos azules, los soldados de la paz, implicados en violaciones y abusos sexuales de niñas africanas, la ONU es un grandilocuente esperpento que sólo se mantiene en pie porque nadie se atreve a darle el soplo final y quizás porque nadie quiere asumir la responsabilidad de dar la puntilla al único foro que congrega a la casi totalidad de los países del planeta.
La ONU debe desaparecer urgentemente para ser sustituida por una organización internacional donde sólo puedan entrar los países que se comprometan a respetar y practicar los derechos humanos y un mínimo de democracia. La nueva ONU debe ser un lugar para que la Humanidad avance y donde los dictadores, torturadores y delincuentes no tengan espacio. Esa ONU de los demócratas podría ejercer la Autoridad Moral y real que la actual ONU, saboteada desde dentro por dictadores y amigos del terrorismo, no puede ni quiere ejercer.
Cuando una multitud de intelectuales y polítólogos de todo el mundo pide la reforma urgente de la ONU y otros, como Traub, piden su liquidación, nuestro Zapatero decide fichar al más desprestigiado de sus secretarios generales para que dirija un montaje como el de la Alianza de Civilizaciones, que suena bien, pero, promovido por países como Turquía, Iran y España, que a nadie interesa en la esfera internacional.
Creemos que fichar al funcionario saliente de la ONU es una mala inversión para España, aunque lo entendemos porque la actual ONU es un fiel reflejo de los actuales Estados-nación y de la catadura de la política mundial: hipócrita, taimada y orientada más a lograr ventajas, dominio y privilegios que a solucionar los problemas de la Humanidad. La ONU está integrada por países dominados por burocracias y partidos políticos, de los que han sido expulsados los ciudadanos, que ya no pueden controlar y equilibrar a los poderes públicos desatados. La ONU actual es un organismo integrado por esos Estados, sin ciudadanos, sin controles democráticos.
Antes que promocionar la Alianza de las Civilizaciones, un proyecto favorito del gobierno español considerado por la mayoría de los dirigentes políticos como poco más que una frase, Zapatero debería cumplir su promesa electoral de reforzar la participación ciudadana y dedicar su esfuerzo a reformar la política y la democracia españolas, preocupantemente degradadas, devolviendo el protagonismo a los ciudadanos y a la sociedad civil. Claro que para ese cometido no le serviría Koffi.