Dejemos las cosas claras: Pepe Rubiales, gracias a la "libertad de expresión", sagrada en democracia, tiene todo el derecho del mundo a decir que la unidad de España le "suda la polla por delante y por detrás", y también para opinar que "se metan a España por el puto culo, a ver si les explota dentro y les quedan los huevos colgando del campanario".
Pero los cientos de miles de ciudadanos de Madrid que se opusieron que se financiara el teatro de Rubianes con fondos públicos, acompañados en ese criterio por millones de ciudadanos españoles, tuvieron también el mismo derecho a expresarse y a hacer respetar su opinión ciudadana mayoritaria, también sagrada en democracia.
Así que menos tragedia y más democracia. Rubiales recogió parte de la cosecha que sembró cuando hizo aquellas declaraciones en TV3. Nosotros, los ciudadanos que nos sentimos heridos por aquellas asquerosas declaraciones, sentimos orgullo porque en esta España queda todavía una parte saludable que se indigna ante la basura.
Lo ocurrido se llama "reciprocidad", algo que es moneda común en las relaciones entre ciudadanos, instituciones y países. El único problema es que Rubianes, que siempre ha sido un ilustre mediocre, se está beneficiando del escándalo para convertirse en una especie de martir de la libertad de expresión. ¡Lástima!
Pero los cientos de miles de ciudadanos de Madrid que se opusieron que se financiara el teatro de Rubianes con fondos públicos, acompañados en ese criterio por millones de ciudadanos españoles, tuvieron también el mismo derecho a expresarse y a hacer respetar su opinión ciudadana mayoritaria, también sagrada en democracia.
Así que menos tragedia y más democracia. Rubiales recogió parte de la cosecha que sembró cuando hizo aquellas declaraciones en TV3. Nosotros, los ciudadanos que nos sentimos heridos por aquellas asquerosas declaraciones, sentimos orgullo porque en esta España queda todavía una parte saludable que se indigna ante la basura.
Lo ocurrido se llama "reciprocidad", algo que es moneda común en las relaciones entre ciudadanos, instituciones y países. El único problema es que Rubianes, que siempre ha sido un ilustre mediocre, se está beneficiando del escándalo para convertirse en una especie de martir de la libertad de expresión. ¡Lástima!
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