El centroizquierda de Estados Unidos, incluso sus sectores más radicales, afincados en el Partido Demócrata, acaban de dar una lección a países como España, donde los partidos prefieren despedazarse a consensuar políticas en aras del interés nacional, al votar en bloque a favor de la financiación de las guerras de Irak y Afganistán e, incluso, del envío de 30.000 soldados más a Bagdad, propuesto por el presidente Bush.
Los medios españoles no han destacado la noticia, quizás porque produce vergüenza al poder dominante, infectado por el enfrentamiento y la trifulca e incapaz de alcanzar acuerdos ni siquiera en asuntos tan vitales como la política exterior o la lucha contra el terrorismo.
La Cámara, controlada por el Partido Demócrata, acaba de conceder 124.000 millones de dólares a la Casa Blanca, que sólo había pedido 100.000, para financiar los nuevos planes estratégicos en Irak y Afganistán, a pesar de las críticas que lanza contra la política gubernamental en Irak. Hasta los pacifistas más radicales del partido han votado a favor del megafinanciamiento porque abandonar ahora el escenario bélico “no sería serio” ni beneficioso para la imagen de Estados Unidos y para los demócratas iraquíes.
Todo un ejemplo de sentido de Estado y de nación unida para la sucia, ciega y corta política española.
Los medios españoles no han destacado la noticia, quizás porque produce vergüenza al poder dominante, infectado por el enfrentamiento y la trifulca e incapaz de alcanzar acuerdos ni siquiera en asuntos tan vitales como la política exterior o la lucha contra el terrorismo.
La Cámara, controlada por el Partido Demócrata, acaba de conceder 124.000 millones de dólares a la Casa Blanca, que sólo había pedido 100.000, para financiar los nuevos planes estratégicos en Irak y Afganistán, a pesar de las críticas que lanza contra la política gubernamental en Irak. Hasta los pacifistas más radicales del partido han votado a favor del megafinanciamiento porque abandonar ahora el escenario bélico “no sería serio” ni beneficioso para la imagen de Estados Unidos y para los demócratas iraquíes.
Todo un ejemplo de sentido de Estado y de nación unida para la sucia, ciega y corta política española.
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