Me dice un amigo socialista, bien situado en el poder andaluz, que las investigaciones sociológicas internas del PSOE revelan un dato que nunca se ha divulgado: que la política de Zapatero satisface más a los votantes de Izquierda Unida que a los del Partido Socialista, más moderados.
Al parecer, dentro de las filas socialistas han causado desencanto y desconcierto tres políticas que forman la médula de la acción de gobierno: el Estatut de Cataluña, la negociación con ETA y el tratamiento de la inmigración. Curiosamente, esas tres actuaciones gubernamentales alcanzan un nivel mucho más alto de aprobación y consenso entre los votantes situados más a la izquierda, generalmente militantes o simpatizantes comunistas.
Pero, según mi amigo, existe una cuarta línea gubernamental, la de la nueva ley de Memoria histíca, que, aunque todavía no ha sido testada en los sondeos, es previsible que genere más desacuerdo y división en las filas del PSOE.
"Zapatero podría haber prescindido de esa iniciativa para no dinamitar el espíritu de consenso de la Transición o, al menos, podría haber tomado como referencia el texto que aprobó el Parlamento (Comisión Constitucional), por unaimidad, el 20 de noviembre de 2002".
No es el primer miembro destacado del PSOE al que escucho criticar la política que desarrolla el gobierno Zapatero. La crítica de los socialistas a Zapatero es habitual en las reuniones internas. Lo lamentable es que esas críticas no trasciendan, ni sean eficaces para detener esas mismas "insensateces" que critican. No menos lamentable es lo que muchos de nosotros sospechamos, que el hecho de que esas críticas nunca se eleven hasta las elites del PSOE se debe, únicamente, al miedo a perder los puestos de privilegio que se disfrutan o al pánico de arruinar una carrera política en pleno auge.
¡Triste cobardía!
Al parecer, dentro de las filas socialistas han causado desencanto y desconcierto tres políticas que forman la médula de la acción de gobierno: el Estatut de Cataluña, la negociación con ETA y el tratamiento de la inmigración. Curiosamente, esas tres actuaciones gubernamentales alcanzan un nivel mucho más alto de aprobación y consenso entre los votantes situados más a la izquierda, generalmente militantes o simpatizantes comunistas.
Pero, según mi amigo, existe una cuarta línea gubernamental, la de la nueva ley de Memoria histíca, que, aunque todavía no ha sido testada en los sondeos, es previsible que genere más desacuerdo y división en las filas del PSOE.
"Zapatero podría haber prescindido de esa iniciativa para no dinamitar el espíritu de consenso de la Transición o, al menos, podría haber tomado como referencia el texto que aprobó el Parlamento (Comisión Constitucional), por unaimidad, el 20 de noviembre de 2002".
No es el primer miembro destacado del PSOE al que escucho criticar la política que desarrolla el gobierno Zapatero. La crítica de los socialistas a Zapatero es habitual en las reuniones internas. Lo lamentable es que esas críticas no trasciendan, ni sean eficaces para detener esas mismas "insensateces" que critican. No menos lamentable es lo que muchos de nosotros sospechamos, que el hecho de que esas críticas nunca se eleven hasta las elites del PSOE se debe, únicamente, al miedo a perder los puestos de privilegio que se disfrutan o al pánico de arruinar una carrera política en pleno auge.
¡Triste cobardía!
Comentarios: