El alcalde de Sevilla, siguiendo la senda de los opresores e intentando acumular méritos ante su partido, el PSOE, donde se le cuestiona fuertemente, ha decidido imponer a los sevillanos, a los que dice representar, el cambio de denominación de la avenida General Merry por el de avenida de Pilar Bardem, pero los sevillanos se resisten a la antidemocrática decisión y el alcalde está contra las cuerdas. Su excusa es la Ley de Memoria Histórica, pero la verdad es que paga así a Pilar Bardem los favores a Zapatero con el "No a la Guerra" y otros apoyos políticos.
Sevilla es una ciudad cobarde y con tendencia histórica a someterse a los "señoritos", pero algunas veces tiene insólitas reacciones dignas, siempre protagonizadas por sus vecinos anónimos, jamás por sus dirigentes, mediocres y casi siempre sumisos ante el poder, sea el que sea. Los vecinos de General Merry dicen que no aceptan el cambio político y arbitrario del nombre de su avenida y están dispuestos a impedirlo con manifestaciones y protestas, el único lenguaje que aterroriza a los políticos.
Fue digna y valiente la reacción de los vecinos sevillanos contra la mezquita que el mismo alcalde socialista Monteseirín quiso imponer en el barrio de Los Bermejales, donde la reacción vecinal le hizo retroceder. También ha sido digna, aunque insuficiente, la reacción popular contra las corrupciones gestadas en el ayuntamiento, que van desde la desaparición de valiosos materiales (la cubierta de un polideportivo) hasta el pago a amigos del poder de facturas falsas y duplicadas, sin olvidar la entrega de dinero a comunistas cubanos y colombianos disfrazándola de "cooperación internacional".
Ojalá triunfe la resistencia al homanaje "político" del alcalde y del PSOE a una cineasta como Pilar Bardem, poco conocida en Sevilla, que no se justifica por sus méritos artísticos, ni por su vinculación a la ciudad, sino únicamente porque es una amiga del jefe Zapatero, ante quien los socialistas, sobre todo si están en la cuerda floja, siempre quieren acumular méritos.
Sevilla es una ciudad cobarde y con tendencia histórica a someterse a los "señoritos", pero algunas veces tiene insólitas reacciones dignas, siempre protagonizadas por sus vecinos anónimos, jamás por sus dirigentes, mediocres y casi siempre sumisos ante el poder, sea el que sea. Los vecinos de General Merry dicen que no aceptan el cambio político y arbitrario del nombre de su avenida y están dispuestos a impedirlo con manifestaciones y protestas, el único lenguaje que aterroriza a los políticos.
Fue digna y valiente la reacción de los vecinos sevillanos contra la mezquita que el mismo alcalde socialista Monteseirín quiso imponer en el barrio de Los Bermejales, donde la reacción vecinal le hizo retroceder. También ha sido digna, aunque insuficiente, la reacción popular contra las corrupciones gestadas en el ayuntamiento, que van desde la desaparición de valiosos materiales (la cubierta de un polideportivo) hasta el pago a amigos del poder de facturas falsas y duplicadas, sin olvidar la entrega de dinero a comunistas cubanos y colombianos disfrazándola de "cooperación internacional".
Ojalá triunfe la resistencia al homanaje "político" del alcalde y del PSOE a una cineasta como Pilar Bardem, poco conocida en Sevilla, que no se justifica por sus méritos artísticos, ni por su vinculación a la ciudad, sino únicamente porque es una amiga del jefe Zapatero, ante quien los socialistas, sobre todo si están en la cuerda floja, siempre quieren acumular méritos.
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