El secuestro de una publicación no es democrático, ni debería existir esa figura en el ordenamiento jurídico de una verdadera democracia. La posibilidad de secuestrar una publicación es una clara herencia del franquismo. España, con el esperpéntico secuestro de la revista humorística "El Jueves", ha demostrado no sólo que su democracia es de muy baja calidad sino algo todavía más grave, que las prioridades y valores del poder están alterados y alejados de los sentimientos y preferencias de la sociedad.
Se ha secuestrado la revista 'El Jueves' por publicar una viñeta de dudoso gusto en su portada, pero no se movió un dedo cuando en la misma publicación se ha insultado a millones de católicos con carícaturas como la que ilustra este post. Resulta evidente y ofensivo que, para el poder político español, la Casa Real está por encima de la fe y la sensibilidad religiosa de la mayoria de la población.
La revista, que reconoce no atreverse a mofarse de la religión musulmana, sí lo hace del cristianismo, porque sabe que esos ataques gustan al poder y gozan de impunidad. Con frecuencia asalta la sensibilidad de los católicos con su Cybermonaguillo y con un zafio "santísimo cristo de la coña".
Pero quizás lo más triste del "secuestro" ni siquiera sea su nulo sentido democrático, sino que la torpeza del sistema ha conseguido, precisamente, el efecto contrario al deseado. La imagen censurada ha dado la vuelta al mundo y ha ocupado las primeras planas en casi todos los mediso de comunicación del planeta.
Felicidades al Juez y a la triste democracia española, tan alejada de la ciudadanía como de la inteligencia y la decencia.
Se ha secuestrado la revista 'El Jueves' por publicar una viñeta de dudoso gusto en su portada, pero no se movió un dedo cuando en la misma publicación se ha insultado a millones de católicos con carícaturas como la que ilustra este post. Resulta evidente y ofensivo que, para el poder político español, la Casa Real está por encima de la fe y la sensibilidad religiosa de la mayoria de la población.
La revista, que reconoce no atreverse a mofarse de la religión musulmana, sí lo hace del cristianismo, porque sabe que esos ataques gustan al poder y gozan de impunidad. Con frecuencia asalta la sensibilidad de los católicos con su Cybermonaguillo y con un zafio "santísimo cristo de la coña".
Pero quizás lo más triste del "secuestro" ni siquiera sea su nulo sentido democrático, sino que la torpeza del sistema ha conseguido, precisamente, el efecto contrario al deseado. La imagen censurada ha dado la vuelta al mundo y ha ocupado las primeras planas en casi todos los mediso de comunicación del planeta.
Felicidades al Juez y a la triste democracia española, tan alejada de la ciudadanía como de la inteligencia y la decencia.
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