La elección de Miguel Sebastián como candidato socialista a la Alcaldía de Madrid, realizada personalmente por José Luis Rodríguez Zapatero e impuesta desde su posición de poder al PSM, es el mayor error político en la carrera de ZP, aunque no el más trascendente ni el más perjudicial para España como nación.
Las palabras pronunciadas por Rafael Simancas en su autocrítica esconden un reproche al presidente del gobierno, que designo candidato a su amigo sin escuchar las advertencias y argumentos del PSM. Simancas ha dicho: "Hemos sido críticos con el proceso que llevó a la elección del candidato a la Alcaldía. No fue el mejor proceso posible, y yo también me he responsabilizado de ese proceso, que envió una señal equivocada de la importancia que damos a la ciudad de Madrid". Y después, con elegancia y humildad, analizó: "Hay dos opciones: que se hayan equivocado los ciudadanos o que nos hayamos equivocados nosotros. Pero como en democracia los ciudadanos nunca se equivocan, nos hemos equivocado nosotros".
Muchos socialistas madrileños ya le han perdido el respeto a Zapatero por su arrogancia a la hora de imponer a Miguel Sebastián como candidato para arrebatar el Ayuntamiento de Madrid a Alberto Ruiz-Gallardón. Algunos creen que el propio Zapatero es un error socialista y otros piensan que la consecuencia directa del error ha sido la derrota electoral sufrida por los socialistas madrileños, más parecida a una humillación en toda regla, de la que responsabilizan abiertamente a un ZP cuya sonrisa y talante ocultan a un dirigente férreo, autoritario y poco inclinado a escuchar y considerar las ideas y opiniones ajenas.
"No me cabe duda de que los errores cometidos por Zapatero en su humillante relación con ETA y los privilegios que ha otorgado al nacionalismo catalán con su inconstitucional e insolidario Estatuto son más graves y trascendentes que el cometido al elegir a Sebastián, pero pagará por este último error un precio político mucho mayor, sobre todo a nivel interno", me comenta un viejo amigo con cargo de responsabilidad en el socialismo madrileño, que confirma también el pésimo ambiente de crítica e indignación que existe con Zapatero entre los socialistas de Madrid.
Las palabras pronunciadas por Rafael Simancas en su autocrítica esconden un reproche al presidente del gobierno, que designo candidato a su amigo sin escuchar las advertencias y argumentos del PSM. Simancas ha dicho: "Hemos sido críticos con el proceso que llevó a la elección del candidato a la Alcaldía. No fue el mejor proceso posible, y yo también me he responsabilizado de ese proceso, que envió una señal equivocada de la importancia que damos a la ciudad de Madrid". Y después, con elegancia y humildad, analizó: "Hay dos opciones: que se hayan equivocado los ciudadanos o que nos hayamos equivocados nosotros. Pero como en democracia los ciudadanos nunca se equivocan, nos hemos equivocado nosotros".
Muchos socialistas madrileños ya le han perdido el respeto a Zapatero por su arrogancia a la hora de imponer a Miguel Sebastián como candidato para arrebatar el Ayuntamiento de Madrid a Alberto Ruiz-Gallardón. Algunos creen que el propio Zapatero es un error socialista y otros piensan que la consecuencia directa del error ha sido la derrota electoral sufrida por los socialistas madrileños, más parecida a una humillación en toda regla, de la que responsabilizan abiertamente a un ZP cuya sonrisa y talante ocultan a un dirigente férreo, autoritario y poco inclinado a escuchar y considerar las ideas y opiniones ajenas.
"No me cabe duda de que los errores cometidos por Zapatero en su humillante relación con ETA y los privilegios que ha otorgado al nacionalismo catalán con su inconstitucional e insolidario Estatuto son más graves y trascendentes que el cometido al elegir a Sebastián, pero pagará por este último error un precio político mucho mayor, sobre todo a nivel interno", me comenta un viejo amigo con cargo de responsabilidad en el socialismo madrileño, que confirma también el pésimo ambiente de crítica e indignación que existe con Zapatero entre los socialistas de Madrid.
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