Escribir y opinar esta tarde, después que ETA reciba en Estrasburgo la "ciudadanía política europea" por sus méritos de asesinatos, terrorismo y extorsión, será ir sobre seguro, algo así como mojarse solo un poquito. En mi caso, como solo soy un voto y, además, en blanco, si resbalo no mi importa, ni creo que nadie lo tenga en cuenta. Total, un solo voto y en blanco.
Entre los asesinados por ETA se encuentra la persona por quien más admiración he tenido en mi vida, por su Honradez (sí, con mayúscula), don Carlos Díaz Arcocha, Comandante de la Ertzaintza. Nunca pensó que sus compatriotas, sus hermanos vascos, nacidos en su querida tierra le asesinaran con una bomba debajo de su coche. Murió porque la nobleza de este hombre no podía aceptar tal ruindad y cobardía en sus paisanos. La cobardía no podía ser vasca.
A don Carlos Díaz Arcocha, con el corazón triste y con un nudo en la garganta:
¡A tus órdenes!, no por la graduación sino por el respeto que te ganaste por tu honradez. No mereciste morir y menos aún para que la doblez y la hipocresía firmen con tu sangre la claudicación ante tus asesinos.
En tu memoria y en la de los 900 asesinados, mi voto no será para quienes no les importa el color ni la calidad de la tinta con la que firmarán una infamia, legalizar el asesinato.
¡Qué vergüenza Europa! ¿Utilizarán en Estrasburgo, en el futuro, la misma cafetería, el mismo ascensor, el mismo autobús y los mismos urinarios que esos seres que dejan un rastro de sangre en todo lo que tocan?
Ligur
Entre los asesinados por ETA se encuentra la persona por quien más admiración he tenido en mi vida, por su Honradez (sí, con mayúscula), don Carlos Díaz Arcocha, Comandante de la Ertzaintza. Nunca pensó que sus compatriotas, sus hermanos vascos, nacidos en su querida tierra le asesinaran con una bomba debajo de su coche. Murió porque la nobleza de este hombre no podía aceptar tal ruindad y cobardía en sus paisanos. La cobardía no podía ser vasca.
A don Carlos Díaz Arcocha, con el corazón triste y con un nudo en la garganta:
¡A tus órdenes!, no por la graduación sino por el respeto que te ganaste por tu honradez. No mereciste morir y menos aún para que la doblez y la hipocresía firmen con tu sangre la claudicación ante tus asesinos.
En tu memoria y en la de los 900 asesinados, mi voto no será para quienes no les importa el color ni la calidad de la tinta con la que firmarán una infamia, legalizar el asesinato.
¡Qué vergüenza Europa! ¿Utilizarán en Estrasburgo, en el futuro, la misma cafetería, el mismo ascensor, el mismo autobús y los mismos urinarios que esos seres que dejan un rastro de sangre en todo lo que tocan?
Ligur
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