Rosa Díez es un referente que merece la pena remedar.
La pena es que últimamente en España, los referentes dignos de remedo, son enviados al triste y solitario desván del olvido, de propios y extraños, a acumular suficiente polvo como para asegurar su total dis-función por "defunción", sin la más mínima muestra de interés por dar continuidad a su necesaria labor, por parte de nadie.
La bragada y honesta lucha de doña Rosa Díez ha tenido el mismo premio que tuvo la de Nicolás Redondo Terreros o el consecuente general Mena. O el "honor" de ser removidos como Eduardo Fungairiño o el alcalde Vazquez. O el desprestigio y ninguneo sobre organizaciones como la AVT, Manos Blancas, Fundación Blanco, Gesto por la Paz, Basta ya, Covite... O el desprecio y total descalificación de más de la mitad de españoles con la única explicación de que sus reivindicaciones puedan coincidir con las del PP o las de la Iglesia Católica.
La pasividad irresponsable, de la sociedad en general, ante estas purgas, facilitará, hasta legitimarlas, su continuidad cada vez más malsana y más imparable.
Algunos que en principio se perfilaron en su estela, optaron finalmente por el calor de la poltrona y la "dignidad" del coche oficial.
Es triste tener un gobierno que reprima, acose y erradique a los que se oponen a su delictiva brutalidad antipolítica. Pero no lo es menos que los que luchan por impedirlo esgrimiendo la justicia y el derecho como única arma, sean tan fáciles de manosear y sobar por la obscenidad que nos rige, hasta su extinción, sin que ni uno solo de sus "beneficiarios" les grite, a los que los defenestran porque les molesta y les da la gana, con total y retorcida impunidad, que aunque los arrojen a las hogueras siguen vivos e inmaculados, elevados muy por encima de ellos.
Las contínuas purgas, van permitiendo que poco a poco se consolide la circunstancia de que frente a los cobardes que viven del delito y del terror, privado y/o de estado, solo van quedando cobardes que lo aceptan y lo permiten.
Rosa Díez es una linea más en lo que se puede configurar como una larga lista que a nadie importa. El delito y el terror se posiciona en los estados rellenando códigos penales y civiles con legalizaciones de sus delitos, presentes y futuros, en la correspondiente descubierta, indefensión y desamparo de sus víctimas.
O junto al terror, o bajo él.
Así permitimos que sea. Así será.
Clandestino
La pena es que últimamente en España, los referentes dignos de remedo, son enviados al triste y solitario desván del olvido, de propios y extraños, a acumular suficiente polvo como para asegurar su total dis-función por "defunción", sin la más mínima muestra de interés por dar continuidad a su necesaria labor, por parte de nadie.
La bragada y honesta lucha de doña Rosa Díez ha tenido el mismo premio que tuvo la de Nicolás Redondo Terreros o el consecuente general Mena. O el "honor" de ser removidos como Eduardo Fungairiño o el alcalde Vazquez. O el desprestigio y ninguneo sobre organizaciones como la AVT, Manos Blancas, Fundación Blanco, Gesto por la Paz, Basta ya, Covite... O el desprecio y total descalificación de más de la mitad de españoles con la única explicación de que sus reivindicaciones puedan coincidir con las del PP o las de la Iglesia Católica.
La pasividad irresponsable, de la sociedad en general, ante estas purgas, facilitará, hasta legitimarlas, su continuidad cada vez más malsana y más imparable.
Algunos que en principio se perfilaron en su estela, optaron finalmente por el calor de la poltrona y la "dignidad" del coche oficial.
Es triste tener un gobierno que reprima, acose y erradique a los que se oponen a su delictiva brutalidad antipolítica. Pero no lo es menos que los que luchan por impedirlo esgrimiendo la justicia y el derecho como única arma, sean tan fáciles de manosear y sobar por la obscenidad que nos rige, hasta su extinción, sin que ni uno solo de sus "beneficiarios" les grite, a los que los defenestran porque les molesta y les da la gana, con total y retorcida impunidad, que aunque los arrojen a las hogueras siguen vivos e inmaculados, elevados muy por encima de ellos.
Las contínuas purgas, van permitiendo que poco a poco se consolide la circunstancia de que frente a los cobardes que viven del delito y del terror, privado y/o de estado, solo van quedando cobardes que lo aceptan y lo permiten.
Rosa Díez es una linea más en lo que se puede configurar como una larga lista que a nadie importa. El delito y el terror se posiciona en los estados rellenando códigos penales y civiles con legalizaciones de sus delitos, presentes y futuros, en la correspondiente descubierta, indefensión y desamparo de sus víctimas.
O junto al terror, o bajo él.
Así permitimos que sea. Así será.
Clandestino