Es atenazante conocer noticias como esta. No se puede comprender que la miseria humana llegue a extremos tan profundos. Estos niños manipulados, adiestrados y mentalizados al fusil, a la guerrilla y al ataque son adultos traumatizados para el resto de sus vidas. Perdido el regazo de la madre, ausentes del calor saludable y educativo del hogar y desprovistos del aprendizaje escolar, desgajados de su infancia, vendrán a ser analfabetos avezados al único marco asimilado de agresión y violencia.
Cincuenta y ocho países, incluida Colombia, han celebrado, en París, una conferencia internacional en que acuerdan impedir y cortar el reclutamiento de niños soldados y acometer su reinserción en la sociedad. "Por primera vez, los países se comprometen oficialmente a aplicar y respetar estos principios que terminen con los niños en conflictos armados". Ratificados estos "principios de París", de valor moral y no jurídico, exigen a los firmantes la "investigación, la lucha contra la impunidad y la persecución de forma efectiva contra los que alistan y reclutan menores de 18 años en organizaciones armadas". UNICEF estima que hay doscientos cincuenta mil niños soldados, de ambos sexos, en diversas batallas entabladas en el mundo: el Congo, Uganda, Sudán, Chad, Uganda, Nepal y en Colombia, donde, los grupos armados –asegura la organización Human Right Watch-, se encuentran entre los peores violadores de las normas internacionales en el uso de niños soldados; "tanto la guerrilla como los paramilitares violan normas humanitarias fundamentales al llevar más de once mil niños al combate", una de las cifras más altas del mundo. No asistieron ni rubricaron el texto Estados Unidos, Birmania y Filipinas.
La declaración final, con el apoyo de la Unión Europea, Japón o Canadá, hace especial hincapié en las condiciones del retorno de estos niños al seno familiar, a través de los programas de reinserción; así mismo, estipula que los crímenes cometidos contra los niños no podrán ser objeto de una amnistía en el marco de un acuerdo de paz. Piden que los menores sean liberados "sin condiciones" y considerados en primer lugar víctimas de la violación del derecho internacional.
Siempre los niños son las víctimas. Siempre los niños, siempre en el mordisco del maléfico hado, en las fauces del mal que los arrastra hasta el barranco del odio y del dolor, en que cobran el satánico tributo de sangre y muerte. La guerra es en sí injusta, nociva e intrínsecamente inadmisible. No hay guerra justa ni necesaria, no existe la guerra santa; es una aberración aplicar el concepto de santidad al uso de las armas y al choque hostil y agresivo.
Camilo Valverde Mudarra
Cincuenta y ocho países, incluida Colombia, han celebrado, en París, una conferencia internacional en que acuerdan impedir y cortar el reclutamiento de niños soldados y acometer su reinserción en la sociedad. "Por primera vez, los países se comprometen oficialmente a aplicar y respetar estos principios que terminen con los niños en conflictos armados". Ratificados estos "principios de París", de valor moral y no jurídico, exigen a los firmantes la "investigación, la lucha contra la impunidad y la persecución de forma efectiva contra los que alistan y reclutan menores de 18 años en organizaciones armadas". UNICEF estima que hay doscientos cincuenta mil niños soldados, de ambos sexos, en diversas batallas entabladas en el mundo: el Congo, Uganda, Sudán, Chad, Uganda, Nepal y en Colombia, donde, los grupos armados –asegura la organización Human Right Watch-, se encuentran entre los peores violadores de las normas internacionales en el uso de niños soldados; "tanto la guerrilla como los paramilitares violan normas humanitarias fundamentales al llevar más de once mil niños al combate", una de las cifras más altas del mundo. No asistieron ni rubricaron el texto Estados Unidos, Birmania y Filipinas.
La declaración final, con el apoyo de la Unión Europea, Japón o Canadá, hace especial hincapié en las condiciones del retorno de estos niños al seno familiar, a través de los programas de reinserción; así mismo, estipula que los crímenes cometidos contra los niños no podrán ser objeto de una amnistía en el marco de un acuerdo de paz. Piden que los menores sean liberados "sin condiciones" y considerados en primer lugar víctimas de la violación del derecho internacional.
Siempre los niños son las víctimas. Siempre los niños, siempre en el mordisco del maléfico hado, en las fauces del mal que los arrastra hasta el barranco del odio y del dolor, en que cobran el satánico tributo de sangre y muerte. La guerra es en sí injusta, nociva e intrínsecamente inadmisible. No hay guerra justa ni necesaria, no existe la guerra santa; es una aberración aplicar el concepto de santidad al uso de las armas y al choque hostil y agresivo.
Camilo Valverde Mudarra