El número de motoristas que mueren en las carreteras españolas no para de crecer. Ya aportan casi un tercio de los muertos y la cifra sigue creciendo.
La batalla de los motoristas españoles contra el gobierno está revelando verdades dolorosas y difíciles de asumir por la ciudadanía democrática, sobre todo el escaso valor que la Administración otorga a la vida de sus ciudadanos.
Esa Dirección General de Tráfico que nos dice esa cursilada de "No podemos conducir por usted" permite las pinturas de señalización horizontal, que con apenas un poco de humedad se convierten en una verdadera trampa para los motoristas, y también prefiere invertir en costosísimos radares para recaudar más dinero que en baratos sistemas de protección que pueden salvar cientos de vidas, como son los protectores de los postes de los guardaraíles. Los radares cuestan 30.000 euros la unidad, pero permiten recaudar multas, mientras que los protectores para motoristas cuestan un sólo euro.
Los motoristas, que ya se manifiestan en masa contra el poder gubernamental, opinan que los guardaraíles nuevos son igual de toscos que los de toda la vida. También afirman que la Administración prefieren respetar los compromisos contractuales con los proveedores antes que respetar la vida de las personas que circulan en moto.
La batalla de los motoristas españoles contra el gobierno está revelando verdades dolorosas y difíciles de asumir por la ciudadanía democrática, sobre todo el escaso valor que la Administración otorga a la vida de sus ciudadanos.
Esa Dirección General de Tráfico que nos dice esa cursilada de "No podemos conducir por usted" permite las pinturas de señalización horizontal, que con apenas un poco de humedad se convierten en una verdadera trampa para los motoristas, y también prefiere invertir en costosísimos radares para recaudar más dinero que en baratos sistemas de protección que pueden salvar cientos de vidas, como son los protectores de los postes de los guardaraíles. Los radares cuestan 30.000 euros la unidad, pero permiten recaudar multas, mientras que los protectores para motoristas cuestan un sólo euro.
Los motoristas, que ya se manifiestan en masa contra el poder gubernamental, opinan que los guardaraíles nuevos son igual de toscos que los de toda la vida. También afirman que la Administración prefieren respetar los compromisos contractuales con los proveedores antes que respetar la vida de las personas que circulan en moto.