Que más se necesita para que el nuevo gobierno se de cuenta del peligro que supone la corrupción generalizada para el sistema democrático, que la opinión pública denuncia a través de las encuestas del CIS y ahora, también, con las palabras del Rey.
Rajoy tiene en su mano el ponerse de parte de los ciudadanos que queremos que se ponga fin a la corrupción con sanciones ejemplares, y por si las opiniones de los ciudadanos le parecian de poca importancia, también tiene las del Rey. Tiene, pues, el camino marcado para que no pueda echarse atrás con el pretexto de crear un posible conflicto político con el partido de la oposición, una conducta que ya viene siendo habitual en la acomplejada derecha.
De ahí que sus palabras en el debate de investidura, aquellas en las que decia que no pediría responsabilidades puesto que ya habian sido dirimidas en las urnas, quedan ahora desautorizadas por el Rey y por el Estado de Derecho que junto con los ciudadanos forman el núcleo del sistema democrático. Por tanto no puede esconderse ni ampararse en la estabilidad ni en el entendimiento entre los dos grandes partidos para evitar enfrentarse a la corrupción.
La prioridad exige responsabilidades para aquellos que se han aprovechado del cargo a base de saquear las instituciones políticas y financieras hasta llevar al Estado a la ruina y con él a sus ciudadanos, pero lo que no vamos a admitir los ciudadanos es que tengamos que volver a ser nosotros los pagános de sus complejos con la corrupción ni de los miedos de un Presidente que no se atreve a coger al toro por los cuernos.
Este tipo de actitudes son las que hacen que nunca se solucionen los problemas y que se mantengan permanentemente por el hecho de que una clase política corrupta no asuma que hay que acabar con la corrupción de una vez por todas. Pero acabar con la corrupción no es decir borrón y cuenta nueva, ni mucho menos, acabar con la corrupción significa investigar, depurar responsabilidades, apartar de la vida política a aquellos que con una mínima sospecha se han aprovechado del cargo, además de las responsabilidades penales de las que se encargará la justicia y esto se ha de hacer no desde ahora, empezando de cero, sino echando marcha atrás para ver quien nos ha llevado a esta situación.
Por poner un ejemplo, el gordo de Navidad tocó en Manises de donde es Alcalde, Enrique Crespo del PP, que está imputado en el caso Emarsa por un desfalco de 17 millones de euros. Bien pues le tocó el segundo premió y salió celebrandolo en la prensa con el Presidente de la Diputacion, tambien del PP, éste último afirmaba que le habian tocado 625.000 euros y el Alcalde imputado declaró en prensa que a él le habia tocado 10 veces más. No tardó el juez ni una hora en reclamarle que declarara en el juzgado cuanto dinero le habia tocado para hacer frente a sus responsabilidades penales. ¿Y que creen que contestó? Primero que solo le habia tocado un decimo, ya redujo el premio, pero luego más tarde cuando se supone le asesoró su abogado pasó a declarar que no le habia tocado nada.
Este tipo de sujetos deberían estar fulminados con más celeridad que la que ha tenido el juez para reclamarle el premio. Pero Don Mariano ya se sabe que para tomar decisiones necesita meses.
Lo malo es que la corrupción degrada al sistema dia a dia y los españoles no estamos dispuestos a esperar por más tiempo que esto se arregle, entre otras cosas porque el tiempo corre en contra de los ciudadanos que son los que acaban pagando el pato y porque un cese fulminante crea expectativas en la gente de que algo se está haciendo, pero seguir esperando a que sea la justicia la que arregle lo que está en manos de la plítica arreglar es quitarse el muerto de encima y evitar el problema, lo cual no es un acto de valor es un acto de cobardía. A ver si le hace caso al Rey porque lo que es al pueblo se ve que no.
Estigma
Rajoy tiene en su mano el ponerse de parte de los ciudadanos que queremos que se ponga fin a la corrupción con sanciones ejemplares, y por si las opiniones de los ciudadanos le parecian de poca importancia, también tiene las del Rey. Tiene, pues, el camino marcado para que no pueda echarse atrás con el pretexto de crear un posible conflicto político con el partido de la oposición, una conducta que ya viene siendo habitual en la acomplejada derecha.
De ahí que sus palabras en el debate de investidura, aquellas en las que decia que no pediría responsabilidades puesto que ya habian sido dirimidas en las urnas, quedan ahora desautorizadas por el Rey y por el Estado de Derecho que junto con los ciudadanos forman el núcleo del sistema democrático. Por tanto no puede esconderse ni ampararse en la estabilidad ni en el entendimiento entre los dos grandes partidos para evitar enfrentarse a la corrupción.
La prioridad exige responsabilidades para aquellos que se han aprovechado del cargo a base de saquear las instituciones políticas y financieras hasta llevar al Estado a la ruina y con él a sus ciudadanos, pero lo que no vamos a admitir los ciudadanos es que tengamos que volver a ser nosotros los pagános de sus complejos con la corrupción ni de los miedos de un Presidente que no se atreve a coger al toro por los cuernos.
Este tipo de actitudes son las que hacen que nunca se solucionen los problemas y que se mantengan permanentemente por el hecho de que una clase política corrupta no asuma que hay que acabar con la corrupción de una vez por todas. Pero acabar con la corrupción no es decir borrón y cuenta nueva, ni mucho menos, acabar con la corrupción significa investigar, depurar responsabilidades, apartar de la vida política a aquellos que con una mínima sospecha se han aprovechado del cargo, además de las responsabilidades penales de las que se encargará la justicia y esto se ha de hacer no desde ahora, empezando de cero, sino echando marcha atrás para ver quien nos ha llevado a esta situación.
Por poner un ejemplo, el gordo de Navidad tocó en Manises de donde es Alcalde, Enrique Crespo del PP, que está imputado en el caso Emarsa por un desfalco de 17 millones de euros. Bien pues le tocó el segundo premió y salió celebrandolo en la prensa con el Presidente de la Diputacion, tambien del PP, éste último afirmaba que le habian tocado 625.000 euros y el Alcalde imputado declaró en prensa que a él le habia tocado 10 veces más. No tardó el juez ni una hora en reclamarle que declarara en el juzgado cuanto dinero le habia tocado para hacer frente a sus responsabilidades penales. ¿Y que creen que contestó? Primero que solo le habia tocado un decimo, ya redujo el premio, pero luego más tarde cuando se supone le asesoró su abogado pasó a declarar que no le habia tocado nada.
Este tipo de sujetos deberían estar fulminados con más celeridad que la que ha tenido el juez para reclamarle el premio. Pero Don Mariano ya se sabe que para tomar decisiones necesita meses.
Lo malo es que la corrupción degrada al sistema dia a dia y los españoles no estamos dispuestos a esperar por más tiempo que esto se arregle, entre otras cosas porque el tiempo corre en contra de los ciudadanos que son los que acaban pagando el pato y porque un cese fulminante crea expectativas en la gente de que algo se está haciendo, pero seguir esperando a que sea la justicia la que arregle lo que está en manos de la plítica arreglar es quitarse el muerto de encima y evitar el problema, lo cual no es un acto de valor es un acto de cobardía. A ver si le hace caso al Rey porque lo que es al pueblo se ve que no.
Estigma
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