Pedro Pacheco regresa y lo hace con posibilidades de reconquistar la alcaldía jerezana, que presidió entre 1979 y 2003. Su regreso como candidato está marcado por tres gestos de gran fuerza y significado que serán imprescindibles en la política del futuro: no se presenta por un partido político sino en representación de un foro ciudadano; no quiere cobrar sueldo alguno del Ayuntamiento; no quiere ningún coche oficial.
Dice que no necesita dinero del arruinado Ayuntamiento de Jerez porque él cobra ya una pensión del Estado y que no necesita coche oficial porque tiene uno propio. Cuando le preguntan, responde que la clave de la política es que el ciudadano tiene que ser el protagonista y asegura que sus rasgos innovadores, democráticos y austeros no son posturas de candidato en campaña, sino decisiones profundas que responden a lo que el pueblo quiere de sus políticos en este nuevo siglo: austeridad, cercanía al ciudadano, capacidad de anteponer el bien común a los intereses de los partidos y un espíritu amateur completamente opuesto a esa imagen del político "profesional" y atiborrado de privilegios que se ha ganado tanto rechazo de los ciudadanos en todo el mundo.
Pacheco es un lector incansable. Es difícil encontrar un libro de derecho o de pensamiento político que no haya leído. En los últimos años ha reflexionado y ha decidido ser de nuevo alcalde, ahora desde una madurez sólida y bien pertrechado de ideas y conceptos democráticos y ciudadanos. Dice que los ciudadanos no soportan ya privilegios excesivos, abusos y corrupciones de la casta política y que se sienten con derecho a exigir austeridad, limpieza y eficacia a sus representantes y gobernantes.
Se presenta con el respaldo de su propio pasado, pero con una nueva imagen sorprendentemente jóven y actual, "propia de la política vigente en este siglo XXI", según afirma, pero reforzado con el respaldo de un foro ciudadano que no se parece en nada a un partido político y que reune a hombres y mujeres que quieren un Jerez regenerado, que recupere su antiguo impulso como ciudad y que abandone pronto el lodo que lo envuelve y paraliza, una baba viscosa formada por corrupción, privilegios injustificados de los políticos, abusos y, sobre todo, una ineficacia pertinaz que ha llevado a la ciudad a convertirse en una tumba sin pulso económico y plagada de desempleados y de gente triste y necesitada.
"Tenemos que lograr que a todos los jerezanos nos encante Jerez", dice Pacheco, convencido de que la crisis tiene una importante dimensión psicológica y emocional y que la esperanza de la regeneración y el optimismo ante el futuro son las plataformas necesarias para resurgir y progresar.
Hay encuestas previas, realizadas antes de que se conociera la noticia de su candidatura, que le otorgaban 5 concejales. Él, apoyado por muchos expertos y observadores, piensa que, con una buena campaña, bien conectada a lo que desean y esperan los ciudadanos, el Foro puede convertirse en la primera fuerza de la ciudad, lo que le llevaría de nuevo a la Alcaldía.
Su mayor desventaja es que ya fue alcalde durante demasiado tiempo, pero él dice que la gente de Jerez conserva buenos recuerdos de aquellos tiempos de impulso y fuerza, cuando Jerez se convirtió en modelo de urbanismo humano y cuando la ciudad exhibía osadía y ambición, construyendo el circuito de Alta Velocidad, acogiendo la Fórmula 1, construyendo un espléndido estadio, organizando los juegos ecuestres, atrayendo a nuevas empresas y consagrando su feria de primavera como una de las más bellas y famosas del mundo.
Sus mejores armas no son ni su experiencia, ni su amplia fama, ni siquiera su gran cultura política, sino que los partidos que le han sucedido en la Alcaldía, tanto el PP como el PSOE, han fracasado, han arruinado la ciudad, ha enrarecido el clima de convivencia y han introducido la tristeza y la pobreza en el paisaje urbano, haciendo grande la etapa pachequista y preparandole el terreno para un regreso triunfante.
Dice que no necesita dinero del arruinado Ayuntamiento de Jerez porque él cobra ya una pensión del Estado y que no necesita coche oficial porque tiene uno propio. Cuando le preguntan, responde que la clave de la política es que el ciudadano tiene que ser el protagonista y asegura que sus rasgos innovadores, democráticos y austeros no son posturas de candidato en campaña, sino decisiones profundas que responden a lo que el pueblo quiere de sus políticos en este nuevo siglo: austeridad, cercanía al ciudadano, capacidad de anteponer el bien común a los intereses de los partidos y un espíritu amateur completamente opuesto a esa imagen del político "profesional" y atiborrado de privilegios que se ha ganado tanto rechazo de los ciudadanos en todo el mundo.
Pacheco es un lector incansable. Es difícil encontrar un libro de derecho o de pensamiento político que no haya leído. En los últimos años ha reflexionado y ha decidido ser de nuevo alcalde, ahora desde una madurez sólida y bien pertrechado de ideas y conceptos democráticos y ciudadanos. Dice que los ciudadanos no soportan ya privilegios excesivos, abusos y corrupciones de la casta política y que se sienten con derecho a exigir austeridad, limpieza y eficacia a sus representantes y gobernantes.
Se presenta con el respaldo de su propio pasado, pero con una nueva imagen sorprendentemente jóven y actual, "propia de la política vigente en este siglo XXI", según afirma, pero reforzado con el respaldo de un foro ciudadano que no se parece en nada a un partido político y que reune a hombres y mujeres que quieren un Jerez regenerado, que recupere su antiguo impulso como ciudad y que abandone pronto el lodo que lo envuelve y paraliza, una baba viscosa formada por corrupción, privilegios injustificados de los políticos, abusos y, sobre todo, una ineficacia pertinaz que ha llevado a la ciudad a convertirse en una tumba sin pulso económico y plagada de desempleados y de gente triste y necesitada.
"Tenemos que lograr que a todos los jerezanos nos encante Jerez", dice Pacheco, convencido de que la crisis tiene una importante dimensión psicológica y emocional y que la esperanza de la regeneración y el optimismo ante el futuro son las plataformas necesarias para resurgir y progresar.
Hay encuestas previas, realizadas antes de que se conociera la noticia de su candidatura, que le otorgaban 5 concejales. Él, apoyado por muchos expertos y observadores, piensa que, con una buena campaña, bien conectada a lo que desean y esperan los ciudadanos, el Foro puede convertirse en la primera fuerza de la ciudad, lo que le llevaría de nuevo a la Alcaldía.
Su mayor desventaja es que ya fue alcalde durante demasiado tiempo, pero él dice que la gente de Jerez conserva buenos recuerdos de aquellos tiempos de impulso y fuerza, cuando Jerez se convirtió en modelo de urbanismo humano y cuando la ciudad exhibía osadía y ambición, construyendo el circuito de Alta Velocidad, acogiendo la Fórmula 1, construyendo un espléndido estadio, organizando los juegos ecuestres, atrayendo a nuevas empresas y consagrando su feria de primavera como una de las más bellas y famosas del mundo.
Sus mejores armas no son ni su experiencia, ni su amplia fama, ni siquiera su gran cultura política, sino que los partidos que le han sucedido en la Alcaldía, tanto el PP como el PSOE, han fracasado, han arruinado la ciudad, ha enrarecido el clima de convivencia y han introducido la tristeza y la pobreza en el paisaje urbano, haciendo grande la etapa pachequista y preparandole el terreno para un regreso triunfante.
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