Rato en el
El PP. dirigido por una "troika" encabezada por Rajoy, con Zaplana y Acebes como acólitos, ha decidido prescindir de Rodrigo Rato como gran cartel electoral, lo que coloca a los populares muy cerca de la derrota en las elecciones generales de marzo de 2008.
Rajoy es un político sin atractivo electoral. Su mayor valor es la solvencia y su mayor tragedia es que la solvencia sólo puede lucirse desde el gobierno, jamás desde la oposición. En consecuencia, un político como Rajoy, que una y otra vez obtiene valoraciones poco altas en las encuestas, necesita reforzar su atractivo ante los electores con un gran equipo.
Con Rodrigo Rato de número dos y Alberto Ruiz Gallardón en el puesto tres, Rajoy sería una opción invencible, pero, flanqueado por Zaplana y Acebes, se dirige hacia la derrota en tren AVE.
Los expertos en marketing electoral sabemos lo que es y significa "la maldición de las urnas". Es algo científicamente inexplicable pero real, que convierte a determinados políticos en seguros perdedores. No sé si Rajoy tiene esa maldición, pero Acebes sí la tiene, como también la tiene Javier Arenas y, probablemente, Zaplana. El electorado experimenta ante ellos cierto rechazo y deja de votarlos. Lamentablemente, la maldición de las urnas suele afectar, muchas veces, a estupendos políticos.
Los técnicos saben, perfectamente, qué unos políticos sirven para encabezar candidaturas y otros no. En Andalucía, por ejemplo, Manuel Chaves sirve, pero no su "segundo", Gaspar Zarrías, por muy eficaz que sea como político en la trastienda del poder. La maldición de las urnas ha acabado con la carrera política de personajes tan políticamente preparados como el andalucista Alejandro Rojas Marcos.
Rato y Gallardón, sin embargo, son "caballos ganadores", al menos desde la óptica del marketing electoral. Rajoy no debería nunca prescindir de ellos.
En el PSOE, Zapatero, que es uno de los peores políticos de la historia democrática española, es, sin embargo, un buen cartel electoral y no sufre en modo alguno esa terrible "maldición de las urnas". Curiosamente, Zapatero es justo lo contrario, un tipo que atrae más votos de los que merece. Sus ojos azules, su mirada lejana, su rostro infantil, sus maneras bondadosas y su talante aparentemente conciliador ocultan a un auténtico político electoralmente dotado, lo bastante habil como para ocultar sus rasgos de cínico y depredador ante los votantes.
Asi que, atendiendo a las formas y a los carteles electorales, que son muy importantes en política, y sin entrar a evaluar los mensajes, contenidos y programas electorales, que deberían ser la parte decisiva pero que no lo son, Zapatero se perfila como ganador en las próximas elecciones frente a un Rajoy que, como cartel, no emociona, ni entusiasma, ni ilusiona, ni despierta la esperanzas.
Juan Luis Zurita
Rajoy es un político sin atractivo electoral. Su mayor valor es la solvencia y su mayor tragedia es que la solvencia sólo puede lucirse desde el gobierno, jamás desde la oposición. En consecuencia, un político como Rajoy, que una y otra vez obtiene valoraciones poco altas en las encuestas, necesita reforzar su atractivo ante los electores con un gran equipo.
Con Rodrigo Rato de número dos y Alberto Ruiz Gallardón en el puesto tres, Rajoy sería una opción invencible, pero, flanqueado por Zaplana y Acebes, se dirige hacia la derrota en tren AVE.
Los expertos en marketing electoral sabemos lo que es y significa "la maldición de las urnas". Es algo científicamente inexplicable pero real, que convierte a determinados políticos en seguros perdedores. No sé si Rajoy tiene esa maldición, pero Acebes sí la tiene, como también la tiene Javier Arenas y, probablemente, Zaplana. El electorado experimenta ante ellos cierto rechazo y deja de votarlos. Lamentablemente, la maldición de las urnas suele afectar, muchas veces, a estupendos políticos.
Los técnicos saben, perfectamente, qué unos políticos sirven para encabezar candidaturas y otros no. En Andalucía, por ejemplo, Manuel Chaves sirve, pero no su "segundo", Gaspar Zarrías, por muy eficaz que sea como político en la trastienda del poder. La maldición de las urnas ha acabado con la carrera política de personajes tan políticamente preparados como el andalucista Alejandro Rojas Marcos.
Rato y Gallardón, sin embargo, son "caballos ganadores", al menos desde la óptica del marketing electoral. Rajoy no debería nunca prescindir de ellos.
En el PSOE, Zapatero, que es uno de los peores políticos de la historia democrática española, es, sin embargo, un buen cartel electoral y no sufre en modo alguno esa terrible "maldición de las urnas". Curiosamente, Zapatero es justo lo contrario, un tipo que atrae más votos de los que merece. Sus ojos azules, su mirada lejana, su rostro infantil, sus maneras bondadosas y su talante aparentemente conciliador ocultan a un auténtico político electoralmente dotado, lo bastante habil como para ocultar sus rasgos de cínico y depredador ante los votantes.
Asi que, atendiendo a las formas y a los carteles electorales, que son muy importantes en política, y sin entrar a evaluar los mensajes, contenidos y programas electorales, que deberían ser la parte decisiva pero que no lo son, Zapatero se perfila como ganador en las próximas elecciones frente a un Rajoy que, como cartel, no emociona, ni entusiasma, ni ilusiona, ni despierta la esperanzas.
Juan Luis Zurita
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