El escritor Sergio Pitol ha sido reconocido con el Premio Cervantes. Desde 1976, el 23 de abril, fecha en la que se conmemora la muerte de Cervantes, se entrega este prestigioso galardón, el más importante de las letras hispanas, dotado con 90.180 euros, que le llegó, dijo, "un mágico día que pareciera haber cambiado mi vida".
El Rey, en su discurso, al elogiar su "lúcida trayectoria literaria, decía que enriquece el valor de nuestra lengua común" y "nos seduce con la verdad". Calificó don Juan Carlos el acto de homenaje a las Letras Hispanas, por su profunda "dimensión cervantina", y destacó su "talante innovador" y el haber sido un "adelantado a su tiempo".
En su discurso, este ilustre mexicano de 73 años, evocando su infancia a través de etapas de su propia vida, que estuvieron marcadas por las desgracias familiares, señaló que la literatura lo salvó y marcó su vida. Una infancia en la que Pitol, autor de una obra eminentemente memorialista, quedó huérfano a los cuatro años, criado por su abuela y enfermo de paludismo, ella le trasmitió su pasión por la lectura, de modo que, a los doce años, había leído ya a Verne, Stevenson, Dickens y Tolstoi, según relató al Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Y centró, luego, su palabra de digno recuerdo en emotivo mensaje a aquellos hombres del exilio español en México, por su decisiva contribución a la cultura mexicana y al resto de Iberoamérica. Pitol está considerado uno de los escritores más especiales y peculiares, hombre tildado "de culto" y original. En sus textos, por los que siempre pululan personajes ricos con infinitas posibilidades, sin certezas y dispuestos a confundir al lector, viene a combinar vida y realidad; tiene puesta la mirada en muchas partes del mundo, una mirada dispuesta a distorsionar la realidad en su visión particular.
Es una maravilla que, allí en el Plus Ultra, los descendientes de los aztecas y los súbditos de los Reyes Católicos, a miles de distancias, se sientan cristianos y hablen y amen el español; y lo cuiden y lo practiquen –a veces mejor que nosotros- con delicado esmero y maestría; en un ejercicio cuasi natural sin esfuerzo, sin requerimiento, hacia alturas exquisitas de expresiones artísticas modélicas.
El español, pese a la incuria y desidia de la administración metropolitana, vive feliz pujanza en Iberoamérica –nada de la argucia de Latinoamérica-, en Estados Unidos y en el mundo en general. El Parlamento brasileño aprobó por aclamación y definitivamente la ley que lleva el español a todas las escuelas de secundaria que deben ofrecer obligatoriamente la posibilidad de estudiarlo a los once millones de estudiantes matriculados en esta etapa. Diputados y senadores se convencieron de la importancia de que se hablara español para la integración de Brasil, no solo en el MERCOSUR sino en el resto de toda América Hispana y en Europa a través de España.
Es nuestro deber cuidar, mimar y enriquecer nuestra lengua, uno de los tesoros más sublimes que adornan esta tierra que nos cobija.
Camilo Valverde Mudarra
El Rey, en su discurso, al elogiar su "lúcida trayectoria literaria, decía que enriquece el valor de nuestra lengua común" y "nos seduce con la verdad". Calificó don Juan Carlos el acto de homenaje a las Letras Hispanas, por su profunda "dimensión cervantina", y destacó su "talante innovador" y el haber sido un "adelantado a su tiempo".
En su discurso, este ilustre mexicano de 73 años, evocando su infancia a través de etapas de su propia vida, que estuvieron marcadas por las desgracias familiares, señaló que la literatura lo salvó y marcó su vida. Una infancia en la que Pitol, autor de una obra eminentemente memorialista, quedó huérfano a los cuatro años, criado por su abuela y enfermo de paludismo, ella le trasmitió su pasión por la lectura, de modo que, a los doce años, había leído ya a Verne, Stevenson, Dickens y Tolstoi, según relató al Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Y centró, luego, su palabra de digno recuerdo en emotivo mensaje a aquellos hombres del exilio español en México, por su decisiva contribución a la cultura mexicana y al resto de Iberoamérica. Pitol está considerado uno de los escritores más especiales y peculiares, hombre tildado "de culto" y original. En sus textos, por los que siempre pululan personajes ricos con infinitas posibilidades, sin certezas y dispuestos a confundir al lector, viene a combinar vida y realidad; tiene puesta la mirada en muchas partes del mundo, una mirada dispuesta a distorsionar la realidad en su visión particular.
Es una maravilla que, allí en el Plus Ultra, los descendientes de los aztecas y los súbditos de los Reyes Católicos, a miles de distancias, se sientan cristianos y hablen y amen el español; y lo cuiden y lo practiquen –a veces mejor que nosotros- con delicado esmero y maestría; en un ejercicio cuasi natural sin esfuerzo, sin requerimiento, hacia alturas exquisitas de expresiones artísticas modélicas.
El español, pese a la incuria y desidia de la administración metropolitana, vive feliz pujanza en Iberoamérica –nada de la argucia de Latinoamérica-, en Estados Unidos y en el mundo en general. El Parlamento brasileño aprobó por aclamación y definitivamente la ley que lleva el español a todas las escuelas de secundaria que deben ofrecer obligatoriamente la posibilidad de estudiarlo a los once millones de estudiantes matriculados en esta etapa. Diputados y senadores se convencieron de la importancia de que se hablara español para la integración de Brasil, no solo en el MERCOSUR sino en el resto de toda América Hispana y en Europa a través de España.
Es nuestro deber cuidar, mimar y enriquecer nuestra lengua, uno de los tesoros más sublimes que adornan esta tierra que nos cobija.
Camilo Valverde Mudarra