(SEBASTIÁN TAMBIÉN APUESTA POR PORTAR EL BASTÓN)
Inopinadamente (unos dicen que para tapar la victoria pírrica que el Gobierno de España había cosechado u obtenido al mediodía en el Parlamento de Estrasburgo; el menda lerenda, “Otramotro”, arguye y sostiene que para no prorrogar más, innecesariamente, las cachondeantes incertidumbre e indeterminación), ayer, por la tarde, se despejó la incógnita. Miguel Sebastián será el candidato del PSOE a la Alcaldía de Madrid.
Esta mañana he leído un montón de prejuicios sobre Miguel: que si el aspirante a portar la vara de la Capital es un perfecto desconocido para los madrileños, que si no está puesto en asuntos municipales, que si, además de que no está afiliado al partido, se le ve con escaso carisma, con pocas dotes de liderazgo, con ningún recurso para arrastrar voluntades y masas… Lo dicho, un rimero de prejuicios. Tengo para mí que, en lugar de una perita en dulce, lo que ha probado ser Sebastián es un perito en cuestiones dinerarias.
¡Vaya marrón, Gallardón! Sí, Alberto; porque, en el supuesto de que ganes, eso era lo esperado y no otra era tu obligación (pues lo tenías chupado), ante un candidato inexperto (ya que, como algunos auguran –pésimos arúspices hubo en todo tiempo y lugar-, la batalla por Madrid devendrá una simple escaramuza), y, he aquí lo peor, en el caso de que pierdas, ¡qué sé yo lo que se te puede venir encima!, si no ganas de calle, por mayoría absolutísima.
Ayer hiciste bien, Gallardón (no había caído en ello, pero es verdad: no todos llevan como tú dos dones, uno delante de tu nombre, don Alberto, y otro al final de tu primer apellido, compuesto, Ruiz-Gallardón –es befa, mofa-), al encomiar el currículum vítae de Sebastián; y mal, según mi opinión, muy mal, al resaltar que el (hasta dentro de una semana aún) asesor económico del jefe del Ejecutivo no había estado vinculado hasta la fecha a la política municipal. Mira a José Luis Rodríguez Zapatero. No había tenido que ver nada, en absoluto, ni con la política municipal, ni con la política autonómica; y escasamente con la estatal; y no pierda de vista qué puesto ocupa, dónde está.
Miguel Sebastián va a ser un hueso duro de roer, porque sospecho que va a intentar dar de sí cuanto es capaz de dar. Sin guardarse nada en el coleto. ¡Mucho ojo con su arrojo! ¡Su(pre)mo respeto hacia quien, como le dé por ponerse el peto, va a convencerse a sí mismo y a persuadirnos al resto de que es un baluarte: Sebastián, sé bastión!
Está claro que Zapatero marró con Bono, porque éste le dijo que no. Pero acaso haya acertado plenamente ahora con Sebastián. Hasta que no son escrutadas todas las papeletas, mientras no son computados todos los votos, las posibilidades están ahí, aguardándonos a todos. Lo dicho. ¡Vaya papeleta, Alberto!
Ángel Sáez García
Inopinadamente (unos dicen que para tapar la victoria pírrica que el Gobierno de España había cosechado u obtenido al mediodía en el Parlamento de Estrasburgo; el menda lerenda, “Otramotro”, arguye y sostiene que para no prorrogar más, innecesariamente, las cachondeantes incertidumbre e indeterminación), ayer, por la tarde, se despejó la incógnita. Miguel Sebastián será el candidato del PSOE a la Alcaldía de Madrid.
Esta mañana he leído un montón de prejuicios sobre Miguel: que si el aspirante a portar la vara de la Capital es un perfecto desconocido para los madrileños, que si no está puesto en asuntos municipales, que si, además de que no está afiliado al partido, se le ve con escaso carisma, con pocas dotes de liderazgo, con ningún recurso para arrastrar voluntades y masas… Lo dicho, un rimero de prejuicios. Tengo para mí que, en lugar de una perita en dulce, lo que ha probado ser Sebastián es un perito en cuestiones dinerarias.
¡Vaya marrón, Gallardón! Sí, Alberto; porque, en el supuesto de que ganes, eso era lo esperado y no otra era tu obligación (pues lo tenías chupado), ante un candidato inexperto (ya que, como algunos auguran –pésimos arúspices hubo en todo tiempo y lugar-, la batalla por Madrid devendrá una simple escaramuza), y, he aquí lo peor, en el caso de que pierdas, ¡qué sé yo lo que se te puede venir encima!, si no ganas de calle, por mayoría absolutísima.
Ayer hiciste bien, Gallardón (no había caído en ello, pero es verdad: no todos llevan como tú dos dones, uno delante de tu nombre, don Alberto, y otro al final de tu primer apellido, compuesto, Ruiz-Gallardón –es befa, mofa-), al encomiar el currículum vítae de Sebastián; y mal, según mi opinión, muy mal, al resaltar que el (hasta dentro de una semana aún) asesor económico del jefe del Ejecutivo no había estado vinculado hasta la fecha a la política municipal. Mira a José Luis Rodríguez Zapatero. No había tenido que ver nada, en absoluto, ni con la política municipal, ni con la política autonómica; y escasamente con la estatal; y no pierda de vista qué puesto ocupa, dónde está.
Miguel Sebastián va a ser un hueso duro de roer, porque sospecho que va a intentar dar de sí cuanto es capaz de dar. Sin guardarse nada en el coleto. ¡Mucho ojo con su arrojo! ¡Su(pre)mo respeto hacia quien, como le dé por ponerse el peto, va a convencerse a sí mismo y a persuadirnos al resto de que es un baluarte: Sebastián, sé bastión!
Está claro que Zapatero marró con Bono, porque éste le dijo que no. Pero acaso haya acertado plenamente ahora con Sebastián. Hasta que no son escrutadas todas las papeletas, mientras no son computados todos los votos, las posibilidades están ahí, aguardándonos a todos. Lo dicho. ¡Vaya papeleta, Alberto!
Ángel Sáez García