El mesías Obama
A pesar de que el PSOE repite sin cesar que el alejamiento entre Estados Unidos y España era un problema personal de Bush, amigo de Aznar y enemigo de Zapatero, la llegada al poder de Obama y sus primeros pasos demuestran que la clave del problema reside en que Zapatero y la política de su gobierno generan profunda desconfianza y rechazo en Washington.
Como consecuencia de ese rechazo, Obama ha vuelto a dejar tirado a ZP en su primer viaje a Europa como presidente, igual que hizo en su anterior viaje como candidato. El nuevo presidente de EEUU realizará una gira por Europa, sin pisar España, del 31 de marzo al 5 de abril, con etapas en el Reino Unido, Francia, Alemania y República Checa.
La izquierda española promocionó a Obama como un mesias "progre" y bendijo su victoria como un bien para el mundo, pero un mes después de su toma de posesión, al comprobar sus primeros movimientos políticos y estratégicos, continuación evidente de la política de Bush, un silencio cauto y decepcionado ha sustituido a las viejas alabanzas.
En Estados Unidos no han olvidado la "ofensa" de Zapatero a la bandera de las barras y estrellas en el desfile de la Castellana, ni gusta el escaso apego de ZP a la verdadera democracia, ni sus mentiras desde el poder, ni sus arremetidas contra los viejos valores de la cultura occidental, ni su control excesivo sobre unos medios de comunicación que deben ser libres y críticos en democracia, ni sus amigos dictadores de Venezuela, Cuba y otros totalitarismos, ni su política de apoyo a la desprestigiada ONU, ni su Alianza de Civilizaciones, ni su política contra la crisis, ni su marginación de la iniciativa privada y de la empresa, ni su negativa a bajar impuestos, a pesar de que se comprometió a hacerlo en la cumbre de Washington, ni esa obsesión por engordar el poder del gobierno y de las administraciones públicas, que está convirtiendo a España en el país más estatalista del Occidente desarrollado.
Y, como la España de Zapatero no gusta, Washington lo demuestra con sus gestos, que, en política, son más elocuentes y fiables que las palabras.
¿Quieren un vaticinio? El asunto Obama será una de las mayores frustraciones de la "progresía" española. Desde el poder socialista, poco a poco, pronto empezarán a expresarse críticas a Obama, al que acusarán de parecerse demasiado a Bush y de haber frustrado las esperanzas de la "progresía" en un cambio del gobierno de Estados Unidos, que, según los progres, debería abandonar su fe en el libre mercado y anteponer el poder del Estado al tradicional y democrático predominio en USA de las libertades y derechos individuales sobre el poder político.
A pesar de sus errores y abusos imperiales, los demócratas de todo el mundo seguimos agradeciendo al cielo la existencia de los Estados Unidos de América.
Como consecuencia de ese rechazo, Obama ha vuelto a dejar tirado a ZP en su primer viaje a Europa como presidente, igual que hizo en su anterior viaje como candidato. El nuevo presidente de EEUU realizará una gira por Europa, sin pisar España, del 31 de marzo al 5 de abril, con etapas en el Reino Unido, Francia, Alemania y República Checa.
La izquierda española promocionó a Obama como un mesias "progre" y bendijo su victoria como un bien para el mundo, pero un mes después de su toma de posesión, al comprobar sus primeros movimientos políticos y estratégicos, continuación evidente de la política de Bush, un silencio cauto y decepcionado ha sustituido a las viejas alabanzas.
En Estados Unidos no han olvidado la "ofensa" de Zapatero a la bandera de las barras y estrellas en el desfile de la Castellana, ni gusta el escaso apego de ZP a la verdadera democracia, ni sus mentiras desde el poder, ni sus arremetidas contra los viejos valores de la cultura occidental, ni su control excesivo sobre unos medios de comunicación que deben ser libres y críticos en democracia, ni sus amigos dictadores de Venezuela, Cuba y otros totalitarismos, ni su política de apoyo a la desprestigiada ONU, ni su Alianza de Civilizaciones, ni su política contra la crisis, ni su marginación de la iniciativa privada y de la empresa, ni su negativa a bajar impuestos, a pesar de que se comprometió a hacerlo en la cumbre de Washington, ni esa obsesión por engordar el poder del gobierno y de las administraciones públicas, que está convirtiendo a España en el país más estatalista del Occidente desarrollado.
Y, como la España de Zapatero no gusta, Washington lo demuestra con sus gestos, que, en política, son más elocuentes y fiables que las palabras.
¿Quieren un vaticinio? El asunto Obama será una de las mayores frustraciones de la "progresía" española. Desde el poder socialista, poco a poco, pronto empezarán a expresarse críticas a Obama, al que acusarán de parecerse demasiado a Bush y de haber frustrado las esperanzas de la "progresía" en un cambio del gobierno de Estados Unidos, que, según los progres, debería abandonar su fe en el libre mercado y anteponer el poder del Estado al tradicional y democrático predominio en USA de las libertades y derechos individuales sobre el poder político.
A pesar de sus errores y abusos imperiales, los demócratas de todo el mundo seguimos agradeciendo al cielo la existencia de los Estados Unidos de América.
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