El estilo que reflejan los "nuevos rojos" del PSOE, a juzgar por el vídeo elaborado con motivo del 23 Congreso Federal de las Juventudes Socialistas, recuerda mucho, por su radicalismo, espíritu destructivo y agresividad, al de los "guardias rojos" que Mao Zedong desató por todo China, en la década de los sesenta, para cambiar la sociedad, un experimento dramático que convirtió la famosa "Revolución Cultura China" en un baño de sangre y de fascismo rojo.
El vídeo, con una estética dura y radical (escenifica 'El Haka', la danza maorí), proyecta agresividad, furia y capacidad para destruir al adversario, personificado en ETA y en las imágenes de Aznar y Rajoy, todo un ejercicio de injusticia y mentecatez ideológica porque nunca son comparables el terrorismo y el partido adversario en democracia.
Pero lo más grave del audiovisual no es lo que exhibe sino lo que ignora: no existe reflejo alguno de libertad, ciudadanía, democracia, convivencia, igualdad o espíritu cívico, conceptos y valores que son básicos en democracia.
Si los "New Reds" de Zapatero son como los presenta el vídeo, entonces este país empieza ya a desfilar, sin que lo percibamos, a paso de oca. Preferimos creer que el vídeo es el fruto de una mala noche de algún dirigente descerebrado o el efluvio incontrolado de algún creativo publicitario con siete cubatas entre pecho y espalda.
Pulse aquí para ver el vídeo.
El vídeo, con una estética dura y radical (escenifica 'El Haka', la danza maorí), proyecta agresividad, furia y capacidad para destruir al adversario, personificado en ETA y en las imágenes de Aznar y Rajoy, todo un ejercicio de injusticia y mentecatez ideológica porque nunca son comparables el terrorismo y el partido adversario en democracia.
Pero lo más grave del audiovisual no es lo que exhibe sino lo que ignora: no existe reflejo alguno de libertad, ciudadanía, democracia, convivencia, igualdad o espíritu cívico, conceptos y valores que son básicos en democracia.
Si los "New Reds" de Zapatero son como los presenta el vídeo, entonces este país empieza ya a desfilar, sin que lo percibamos, a paso de oca. Preferimos creer que el vídeo es el fruto de una mala noche de algún dirigente descerebrado o el efluvio incontrolado de algún creativo publicitario con siete cubatas entre pecho y espalda.
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