Aunque los resultados definitivos de la jornada electoral del domingo 5 de julio no se conocerán hasta el miércoles, los primeros recuentos indican que los mexicanos han puesto en marcha toda una revolución democrática ante las urnas al convertir el reproche a los partidos políticos tradicionales, a los políticos profesionales y al sistema ineficiente y corrupto (voto anulado y voto en blanco) en la tercera fuerza del país, sólo superada por los dos grandes partidos, el PRI y el PAN.
La masa de votos nulos y blancos ha superado el 12 por ciento en numerosas ciudades, según los primeros recuentos electorales, y podría superar el 10 por ciento en todo México, lo que significa multiplicar por tres el nivel tradicional de estos votos anulados. Muchos de los que han anulado su voto son jóvenes y gente con estudios y buen nivel cultural.
Si se cumplieran esas espectativas, los votos nulos de protesta cosechados en México constituirían un record nacional y una de las manifestaciones electorales de rechazo al poder más duras y elevadas del mundo.
El mensaje que han lanzado los millones de mexicanos que han optado por el voto nulo o por el voto en blanco representa un reproche profundo y una crítica drástica al sistema político mexicano, dominado por partidos políticos desprestigiados, ineficientes y marcados por la corrupción.
El masivo voto anulado de protesta debería obligar a los partidos a reflexionar y a cambiar sus comportamientos. Muchos de los promotores de ese voto de protesta lo califican con razón como "Un ataque democrático a la falsa democracia".
En realidad, ese voto constituye una crítica pacífica, cívica y madura a un sistema ineficiente y corrupto que empieza a ser masivamente rechazado por los ciudadanos mexicanos, cada día más exigentes y deseosos de una regeneración de la democracia.
La masa de votos nulos y blancos ha superado el 12 por ciento en numerosas ciudades, según los primeros recuentos electorales, y podría superar el 10 por ciento en todo México, lo que significa multiplicar por tres el nivel tradicional de estos votos anulados. Muchos de los que han anulado su voto son jóvenes y gente con estudios y buen nivel cultural.
Si se cumplieran esas espectativas, los votos nulos de protesta cosechados en México constituirían un record nacional y una de las manifestaciones electorales de rechazo al poder más duras y elevadas del mundo.
El mensaje que han lanzado los millones de mexicanos que han optado por el voto nulo o por el voto en blanco representa un reproche profundo y una crítica drástica al sistema político mexicano, dominado por partidos políticos desprestigiados, ineficientes y marcados por la corrupción.
El masivo voto anulado de protesta debería obligar a los partidos a reflexionar y a cambiar sus comportamientos. Muchos de los promotores de ese voto de protesta lo califican con razón como "Un ataque democrático a la falsa democracia".
En realidad, ese voto constituye una crítica pacífica, cívica y madura a un sistema ineficiente y corrupto que empieza a ser masivamente rechazado por los ciudadanos mexicanos, cada día más exigentes y deseosos de una regeneración de la democracia.
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